"¡Así que viviré contigo a partir de ahora, Fukuzawa Yukichi-san!" sonrió feliz el niño enfrente de su puerta. "¡Quedo a tu cuidado!"
El hombre lo miraba atónito. No es que no entendiera la situación, sino que se le hacía difícil creer que el par de amigos que se fueron a vivir al campo hace solo unos años, estaban muertos, y su hijo, al que conoció bien por sus concurridas visitas, pudiera sonreír mientras lo decía.
No, mejor dicho, se esforzaba por sonreír.
Fukuzawa cerró sus ojos para meditarlo. ¿Él era apto para cuidar de un niño? Probablemente no.
"No creo estar calificado para tal situación." expresó al trabajador social que lo ayudó a llegar a casa. El hombre se presentó como Taneda. "¿No existe otro lugar al que pudiera ir?" El niño lo ve con horror, como si la sola idea de estar en otro lugar que no sea la casa de Fukuzawa, fuera un infierno.
"Me temo que, al no tener ningún pariente, es usted o que el chico se vaya a un orfanato." hubo una oración entre líneas que no se atrevió a decir.
Todos sabemos cómo son los orfanatos.
Fukuzawa suspiró, ha perdido la cuenta de cuántas veces lo ha hecho hasta ahora. No es como que lo vaya a decir en voz alta, solo su mano dentro del yukata que porta lo podría delatar, y este niño.
"¡Si tanto odias la idea solo cierra la puerta en nuestra cara y ya!" gritó Ranpo por debajo de su cintura. Tiene un temperamento tan fuerte y vigoroso como el de su madre.
Hay un puchero de enojo en su rostro, aunque Fukuzawa puede entenderlo bien debido a que lo conoce desde prácticamente su nacimiento. Está triste, y Fukuzawa ahora se siente un completo idiota.
Es el futuro de un niño el que se debate en sus manos. Tiene dos opciones tan inseguras como perfectas. No va a negar el hecho de que puede dejar que una familia más calificada venga y se haga cargo de Ranpo, pero el tiempo que tomaría para que eso ocurriera dentro de un orfanato es incierto; no es un niño que siga las reglas, y en la sociedad, no es un niño que alguien que no sean precisamente sus padres genios, lo tomarían por propia voluntad y en todos sus sentidos. En cambio, puede arruinarle la vida de otra forma y quedarse con él.
Fukuzawa no sabe nada de paternidad y eso a la larga podría quebrar la estabilidad mental de Ranpo. Tampoco es pareja de una mujer que pueda sustituir a la madre de Ranpo. Ni siquiera vive con su pareja, eso ya de por sí es malo. A duras penas puede comunicarse con personas de su edad, ¿cómo va a hacer para estar todos los días con un niño? Y hablar con él, que es lo importante.
Sin embargo, ver sufrir al hijo de sus amigos mientras él se queda de brazos cruzados es cruel de su parte. Si lo tiene bajo su custodia podría, como mínimo, interferir y pedir consejos a quien sea.
Podría funcionar si lo intenta correctamente.
"¿Cuál es el procedimiento que debemos seguir para que se quede?" se rinde, y lo próximo que siente, es a Ranpo colgándose de la manga de su haori. Está feliz y sonriente, lo cual es contagioso, aunque no se note. Su expresión estoica es difícil de leer.
Edogawa Ranpo es un niño revoltoso, por lo que cuidar de él será un trabajo arduo, cansado y difícil. Está consciente del nivel intelectual del chico, el cual es mucho mayor al de él y no por eso se dejará vencer, sabe perfectamente a quién debe llamar para que lo ayude a sobrepasar los primeros periodos de esta nueva fase en su vida.
"¿Los Edogawa murieron en un accidente?" repitió atónito Mori. "¿Cómo es que nadie nos contactó para avisarnos?"
"Tal parece que no hubo nadie presente además de Ranpo." el puente de su nariz sufría por cuántas veces se lo había acariciado hoy. "Los policías que atendieron el accidente, después de hacer su investigación, llamaron a servicios sociales para que se llevaran al Ranpo. Después me contactaron a mí."
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| GRAFFITI | Soukoku
FanfictionNakahara Chuuya es conocido como "el rey del arte", lo que atrae a un chico periodista quien investiga un caso en particular. Nakajima Atsushi, el chico que se ha enamorado de quien no debía. Yosano Akiko, quien no desea que su amor acabe siendo un...