OPHELIA | Saiki Kusuo.

(13 - temporada dos)

KUSUO SAIKI
(capitulo editado)

- ¿Escuché bien? - pregunto Toritsuka incrédulo.

- Dime lo que quiero rápido o me voy - ordené, haciendo el ademán de levantarme.

- Oye, dame tiempo para procesarlo - cruzó los brazos - no todos los días vienes aquí pidiendo un consejo.

- Lo se.

- ¿Qué clase de consejo? - preguntó, inclinándose hacia adelante - ¿un consejo para terminar tu relación o uno para hacerla mejor?

- Hacerla mejor.

- Ya veo - murmuró él, retrocediendo un poco - primero que nada menciona algunas cosas que te gusten de Ophelia.

- No sé que decir.

- ¿No sabes que es lo que más te gusta? o ¿no sabes por qué te gusta?

- No sé porque me gusta.

- No puede ser - murmuró incrédulo, masajeando su sien.

- En realidad... me gusta cuando coquetea conmigo.

- ¿Aún se coquetean? - preguntó extrañado - pero ya son pareja.

- ¿Y?

- Y solamente decía, relájate - llevó ambas manos a su nuca - ahora dime algo que no te guste de ella.

- No me gusta nada cuando se compara con otras chicas.

- Ya veo - murmuró, sobando su barbilla - ahora algo que amas.

- Su emoción cuando acepto hacer algo con ella que jamás haría con otras personas.

- Eso fue tan cursi - dramatizó, fingiendo limpiar una lágrima - casi muero de amor.

- Idiota.

- Está bien, lo siento - se disculpó - ahora algo que odias con todo tu ser.

- Los bichos.

- Algo que odies de Ophelia - aclaró el, intentando no reír.

- Precisamente esto - señale nuestro alrededor - me está pegando su idiotez.

- Mhmh - asintió unas cuantas veces, como si estuviera pensando que decir.

Aunque en realidad no está pensando nada, simplemente lo hace por hacer drama.

- Ya deja tus jueguitos.

- Pídele matrimonio - comentó, fingiendo lanzar unos besos - después viene la luna de miel.

- Eres un asco.

- Hablando en serio - agregó, inclinándose hacia adelante - si tu no le propones matrimonio es más probable que ella lo haga.

- Aún tenemos diez y seis.

- ¿Y? - preguntó, lanzando unos besos más - la luna de miel, hay prioridades.

- Ya me voy - me puse de pie, sin intenciones de seguir escuchando idioteces.

- ¡Piénsalo! - exclamó, antes de abrir unas de sus revistas.

Yare yare, no se ni para que me moleste en venir.

(...)

- ¿Dónde estuviste hoy? - preguntó ella, sentándose sobre mi.

- Fui a la biblioteca - mentí, escondiendo mi cara en su cuello.

- Iugh, estúpida tarea - se quejó, jugando con mi cabello.