Capítulo 16

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Despierto, me siento despacio en la cama. Mi cabeza duele al igual que todo mi cuerpo. El espejo en mi habitación me muestra mi reflejo, ojeras marcadas y piel pálida. Dormir es difícil últimamente así que casi no lo hago. Ha pasado casi un mes desde que Kirito se fue, no hemos tenido noticias suyas pero Eugeo dice que no debo preocuparme, que Kirito volverá pronto sano y salvo así que no pregunto mucho sobre él y hago mis obligaciones sin quejarme. Kirito me dijo antes de irse que cuando el Rey no estaba la Reina tomaba su lugar y eso es exactamente lo que he tenido que hacer durante este tiempo. He tenido que aprobar proyectos y leer muchos documentos, el papeleo es siempre interminable y aunque he recibido ayuda de Eugeo y de quienes ahora forman el nuevo consejo que Kazuto creo antes de irse, aun no me acostumbro a tener tanto poder o tanta responsabilidad, es abrumador y exhaustivo.

Suspiro poniéndome de pie aun adolorida pero fingiendo estar bien. Mis damas preparan mi baño y me dejan sola disfrutando de la tibia agua de la bañera.
El calor y aroma del agua hacen que mis músculos se relajen y el dolor disminuya. El mismo día que Kazuto se fue, Eugeo trajo a un médico para que me revisara pero el anciano no encontró nada malo, dijo que físicamente me encontraba bien, que mi problema debía ser algo mental, causado por estrés al haber pasado por muchos cambios al convertirme en reina después de pasar toda mi vida viviendo como plebeya y por los constantes ataques que he sufrido. Al parecer todo está en mi cabeza.

Cierro los ojos mientras me hundo en la bañera conteniendo la respiración hasta que mis pulmones arden pidiendo oxígeno, cuando no lo resisto mas me siento dejando el aire entrar a mi cuerpo. Me acomodo nuevamente intentando dejar mi mente en blanco pero mientras busco la forma en que puedo estar mas cómoda noto algo en mi brazo derecho, hay un parcho de piel en mi antebrazo de color negro como si me hubiera manchado con tinta, cuando lo froto con mi mano la mancha parece diferente como si algo se moviera dentro de mi piel, son como venas negras, tan finas como pequeñas arañas, me recuerdan a las marcas que siempre rodean los ojos de Kirito cuando la oscuridad lo ataca, pero a diferencia del cambio físico y el dolor que experimenta yo no siento nada y después de un segundo la marca desaparece como si no hubiera estado ahí nunca. Reviso todo mi cuerpo pero no veo nada raro y la marca no regresa. Froto mis ojos, ¿lo habré imaginado? Creo que necesito encontrar la forma de dormir mejor por las noches.

-¡Majestad!- Yuna mi dama, entra corriendo al cuarto de baño con una mirada entre asustada y emocionada.

-¿Qué pasa?- pregunto preocupada.

-Lady Tieze... ¡El bebé, es hora!-

Mis ojos se agrandan cuando lo comprendo. El bebé de Tieze ya viene.

-rápido ayúdame a vestirme - le digo saliendo de la bañera.
Con ayuda de mis damas logro vestirme en tiempo récord para luego correr a la habitación de mi amiga.

Cuando llegamos a sus aposentos, me encuentro con Eugeo quien se pasea nervioso de un lado a otro afuera de la habitación.

-Eugeo - me acerco tomando sus manos -¿como esta Tieze?-

Sus manos están frías y temblorosas. -no lo se, se sintió mal anoche y por la mañana dijo que ya no soportaba el dolor así que fui por un doctor y nos dijo que era hora de que el bebé naciera y... Estoy tan asustado Asuna.-

El pobre ésta pálido con ojos bien abiertos por el miedo y la ansiedad.

-¿por qué no estas adentro con ella?- le digo con tono suave, tratando que se tranquilice.

-Quinella apareció y me sacó de la habitación, dijo que mis nervios e impaciencia hacían que Tieze se pusiera mal y no estaba siendo de ayuda. -

¿La sacerdotisa? Bueno ella tiene magia sanadora será de ayuda es entendible, lo que no comprendo es cómo dejaron que pasara tanto tiempo para ir por un doctor.

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