Capítulo 24

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Cuando abro los ojos no puedo ver nada, mi tienda esta oscura y aunque un débil rayo de sol se mete por entre la tela, la luz no ilumina mi entorno.
He estado acostado por lo que parecen horas aunque deben haber sido solo minutos. Desearía haber podido descansar aunque sea un poco, pero el sueño nunca vino a mi.

Con un suspiro. Me levanto, me lavo, me pongo mi armadura, de forma mecánica tratando con todas mis fuerzas de no pensar en nada y fallando miserablemente; la inminente guerra desciende sobre nosotros como un martillo. Ha llegado la hora y necesito tener mi mente tranquila, muchos dependen de mi victoria, no puedo decepcionarlos.

Meto un par de dagas en las mangas de mi traje para un mejor acceso a ellas, pongo cuchillos sujetándolos con hebillas y fajas firmemente alrededor de mi muslo derecho, coloco mi espada en mi cintura asegurándola para que se mantenga allí. El pañuelo que Asuna bordó para mi, descansa sujeto en el mango, tan blanco, limpio y hermoso como ella. Paso mis dedos por la final tela solo una vez, luego me cierro a todo sentimiento que pueda surgir. No puedo permitirme distracciones.
por ultimo, extiendo la capa negra que completa mi atuendo a lo largo de mi espalda, y con un suspiro, abandono mi tienda.

Al salir, la luz del día me golpea la cara haciendo que tenga que poner mi mano sobre mi rostro para tapar un poco el resplandor.

Eugeo se acerca por mi derecha, luciendo su armadura de batalla. Su capa azul se balancea con el viento cada vez que da un paso hacia mí, la espada en su cintura emite un destello de luz plateada cuando
el sol se refleja en los adornos de su mango.

-hey.- me saluda con un movimiento de cabeza. -¿descansaste algo?-

Me encojo de hombros. -hola- respondo a su saludo pero no a su pregunta. ¿Cómo
podría descansar o incluso dormir sabiendo lo que se avecina?

-¿están todos listos? - pregunto poniéndome en marcha.

-estamos listos, solo da la orden y partiremos.- Eugeo camina junto a mi igualando mi paso.

Llegamos donde los soldados se reúnen. Observo en silencio como mi ejército se prepara para la batalla, cada soldado revisa sus armas y prepara los caballos; algunos me saludan inclinando la cabeza, otros apartan la mirada asustados cuando me ven pasar. Comprensible, no esperaba algo
diferente, sé que me temen y eso esta bien. Pero aun así no puedo evitar el flujo de emociones que me invaden. Mi corazón se hincha devoción. Todas estas personas estan dispuestas a
seguirme, a morir si es necesario para salvar nuestro hogar, a pesar de todo, aún confían en mi, no puedo fallarles, no lo haré.

-Aquí están- emerge Klein de la multitud, vestido para la batalla. -Casi estamos listos. Mis exploradores han reportado que el ejército de Vector ha abierto una brecha en la línea hacia el
bosque dirigiéndose al lugar, parece que ya ha llegado el momento.-

Asiento. -gracias. -pongo mi mano sobre su hombro. -haz peleado mejor que nadie todo este tiempo, tienes mi total gratitud, cuando esto termine serás bien recompensado.-

El pelirrojo niega. -solo hago mi deber, no hay nada que agradecer, es un honor pelear a su lado.-

Palmeo su hombro. -eres un buen hombre. Es un honor tenerte en mi ejercito y pelear junto a ti. -

-gracias, e igual usted Majestad. - se inclina y se aleja para prepararse.

Suspiro. -Eugeo, lo dije antes, pero debo decirlo de nuevo, aun creo que deberías volver al castillo.- lo veo ladeando mi cabeza. -eres mi seguro, si mueres....

-basta de tonterías, voy a pelear como todos los demás y ni tu ni yo moriremos aquí, así que deja
de verme con esa mirada de culpa y resignación. -

Dark KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora