Capítulo 20

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Observo como Eugeo reúne a la guardia del rey, doscientos de sus hombres, dejando a un millar para proteger al castillo y a la muralla de la ciudad en su ausencia. Kazuto no ésta con ellos.
No lo he visto desde que lo dejé en el salón. No me despedí, y él no me buscó en la oscuridad para presionar besos tristes en mi piel, y no superamos el abismo entre lo que queríamos y lo que teníamos.

Tieze aparece en mi campo de visión con su bebé en brazos. Eugeo la abraza, toma a su hija abrazándola, la acerca a su rostro, besa su pequeña cabecita, y luego sus labios se mueven con una despedida, supongo.
Le regresa la niña a su madre y luego besa en los labios a su esposa. Después de un largo y ultimo abrazo, se separan. Eugeo monta en su caballo y da la orden para partir.

Tieze le dice adiós con su mano y se queda allí, acunando a Aoi mientras lo ven partir.

Quinella y yo observamos, una al lado de la otra, hasta que las puertas se levantan y somos las únicas dos personas que permanecen en el patio.

—El rey no está con ellos.—comenta la sacerdotisa con curiosidad.

Con cuidado, respondo.—se fue al amanecer, con una docena de hombres. Una partida de exploración.— O al menos eso fue lo que me dijo mi escolta ya que el rey no me dijo ni una sola palabra antes de marcharse. 

—Asuna, el rey estará bien. Está intentando arreglar las cosas. No quiere lastimarte, confía en él.—

Me giro observando los ojos de la sacerdotisa. —Confío en él, es por eso que no le cuestiono que es lo que me está escondiendo, hay algo que no me quiere decir, lo se, Eugeo lo sabe y tampoco me dice nada. Pero porqué confío en él, me callo y espero en silencio, siempre esperando por su sano regreso. —

La chica aparta la mirada. —él tiene suerte de tenerte y lo sabe, es por eso que quiere protegerte de todo y todos, e incluso de si mismo. No juzgues tan duro sus acciones, piensa que detras de ellas hay una razón de peso. Y sobre todo... Mantente fuerte. — hace una reverencia y se aleja despacio.
La observo marcharse hasta que desaparece de mi campo de visión. Eso sonó extraño, ¿que me mantenga fuerte? ¿para qué?...
Hay algo que Quinella sabe, algo que me esconde, algo que nadie quiere decirme. Algo malo.

Suspiro frotando mi rostro.
Aún después de mi pelea con el rey, sigo pensando lo mismo de él. Aún si el mundo entero le da la espalda, yo seguiré de su lado, confiando en él. No hace falta que me lo recuerden, pero eso no significa que estoy de acuerdo con su plan de sacrificarse por su reino, no importa la razón que exista detrás de sus acciones.

Él no va a morir por esa oscuridad que es lo que probablemente lo tiene así, piensa que no tiene otra salida más que ganar la guerra y luego morir a causa de su maldición, pero yo no puedo aceptar eso. Debe haber una forma en la que pueda salvarlo, sino, ¿de que me sirve el poder absorber su oscuridad?
Cuando mi bebé nazca y no haya peligro, buscaré la solución.
Apuesto a que Quinella sabe que hacer, pero no me lo dice por miedo a que pierda mi bebé o algo malo pase, por eso, callaré y esperaré, solo un poco mas.

Kazuto POV

Es de noche cuando mi partida de exploración se reúne con Eugeo y sus doscientos soldados. Mis hombres ya han montado un campamento para pasar la noche, todavía nos quedan dos días a caballo para llegar a Rulid, pero no veo la hora de volver a casa. No me despedí de Asuna, no pude, si veo el dolor que le he causado en sus ojos otra vez, yo... No podré soportarlo.

—hueles a cerdo asado.— dice Eugeo, sentándose junto a mi y frente a la fogata.

Me alegra que me dirija la palabra aunque sea para burlarse.

— bueno, hola a ti también.
Llegas tarde, los muchachos se acabaron toda la cena. —

—¿los muchachos, o tu?—

Dark KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora