Capítulo 4

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Una semana antes.

Kazuto POV.

El campo huele a caos, sangre y muerte. Donde antes había un prado verde ahora es un mar de sangre y cuerpos.

Ganamos esta batalla, mi ejercito y yo, pero la guerra aún esta lejos de terminar y cada vez es más difícil controlarme, a este paso, moriré antes de ver a mi pueblo libre de estos monstruos.

—¿Kirito, estas bien?— Eugeo mi amigo y líder de mi ejercito se acerca a mi con su armadura cubierta de sangre, lodo y una expresión preocupada en su rostro. Permanezco quieto y en silencio con mi mirada fija en el campo de batalla. —esas brujas fueron dificiles — continúa — por un momento creí que nos derrotarían —

—tambien lo creí —contesto apartando mi mirada de la carnicería frente a mi —su magia era más fuerte de lo esperaba —

Asiente —¿estas herido?—

—estoy bien— lo observo con cautela —¿tu?—

El sonríe —todo en orden—

Le sonrío pero luego mi semblante se endurece —
¿a cuantos perdimos?—

—muchos—suspira con pesar. —lo heridos están siendo atendidos—

Asiento con remordimiento. ¿Cuantos mas deben morir para que la guerra termine, cuanto mas debemos pelar?.

Suspiro —bien, regresemos al campamento. Ordena que recojan a nuestros muertos y los lleven también—

—entendido—

Cuando Eugeo se va, dejo de finjir. Un dolor abrasador recorre mi brazo izquierdo y se extiende hasta llegar a mi pecho. Desato las correas de mi hombro dejando mi brazo libre de la armadura de metal. Mi piel se ha tornado oscura, venas negras recorren mi brazo. Me excedí demasiado, la oscuridad dentro de mi se esta fortaleciendo, a este paso terminará consumiendome y me convertiré en quien sabe que monstruo, debo darme prisa y terminar con esta guerra, mi tiempo se acaba.

Respiro despasio y vacío mi mente, no puedo permitir que la oscuridad me domine, no puedo perder el control, no aqui. Nadie debe verme asi.

Me concentro en mi respiración hasta que la oscuridad retrosede y vuelvo a ser yo, o lo que queda de mi.
La piel de mi brazo regresa a su color natural y sólo así me permito regresar al campamento.

Después de limpiarme y comer, Eugeo llega a mi tienda.

—¿lo controlaste?— pregunta una vez que esta sentado frente a mi.

Asi que lo notó despues de todo. Debí saberlo, me conoce demasiado bien como para darse cuenta cuando estoy fingiendo.

Asiento como respuesta.

Suspira y se sirve una copa del vino que esta sobre la rustica mesa frente a ambos.  —¿que tan mal estas?—

Bebo de mi propia copa antes de contestar—como saberlo, lo controlé asi que no voy a tener una crisis, es lo que importa —

—eso es un alivio, no hay donde encadenarte en este lugar—

Elevo una ceja y él ríe apenado —lo siento, intento verle el lado cómico, pero no hay nada gracioso en el hecho de que estas empeorando y no me lo dices —

Suspiro —¿que cambiará que lo sepas?—

—no lo se, podría ayudar de algún modo—

Niego—no puedes ayudarme Eugeo, nadie puede—

No discute, bebe de su copa en silencio. Cierro mis ojos ante la ausencia de sonido esperando que se vaya y así tal vez, dormir un poco.

—necesitas una esposa, deberías casarte.—

Dark KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora