Capítulo 14

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Destrucción Parte 2
Dominique POV

Entre la maraña de rostros desconocidos, logré abrirme paso hasta el baño del primer piso. El sonido amortiguado de risas y conversaciones animadas parecía distante mientras giraba el grifo con urgencia, dejando que el agua fría se deslizara sobre mis manos temblorosas. Era como si cada gota que tocara mi piel llevara consigo el recuerdo amargo de un pasado que luchaba por dejar atrás. Cerré los ojos por un momento, inhalando profundamente, mientras el sonido del agua se mezclaba con los latidos desbocados de mi corazón.

Hubo un tiempo oscuro en mi pasado, una época en la que caí en las garras de una sustancia que se convirtió en mi cruel amante. Fue en mi habitación, en la compañía de aquel chico que entonces creía ser mi amor de preparatoria, donde sucumbí a la tentación por primera vez. Esa decisión, aparentemente inofensiva, sería el germen de mi pesadilla, un cataclismo que desencadenaría una espiral de autodestrucción. Mi juventud e ingenuidad me llevaron a colar aquellas sustancias en mi vida, sin tener idea de la trampa mortal en la que caía.

Con el tiempo, esa experiencia que inicialmente creí que solo ocurriría una vez y no se repetiría, evolucionó en una urgencia que carcomía mi mente y dominaba mi cuerpo. Cada fibra de mi ser anhelaba repetir la sensación efímera que me brindó aquella primera vez. Mis intentos por alejarme se desvanecieron bajo el peso de la adicción que se apoderaba de mí. No importaba cuánto luchara por escapar de su abrazo asfixiante, mi voluntad se quebrantaba ante la creciente demanda. El daño que infligía a mi cuerpo pasó desapercibido, ya que mi enfoque estaba en saciar la voracidad insaciable que me consumía.

Haber permitido que uno de esos viejos estimulantes tocara mis labios nuevamente, tras años de lucha por liberarme de su agarre, despertó los fantasmas que yacían latentes en mi interior. La sensación familiar de éxtasis y desesperación amenazaba con desencadenar una espiral aún más intensa que antes. Mi mente se convertía en un campo de batalla entre la razón y el impulso, mientras me aferraba por no volver a caer en el abismo del que una vez emergí con cicatrices.

—¿Debería alarmarme y llamar a una ambulancia? Parece que estás a punto de sufrir un ataque al corazón —preguntó la mujer a mi lado, apartando el maquillaje que se aplicaba momentáneamente.

—No es necesario —respondí, mientras utilizaba una toalla de papel para secarme la boca—. Estoy bien.

—No parece ser así; ¿estás segura de que no quieres que llame?

—De verdad. Estoy bien —insistí, tratando de tranquilizarla.

Ella asintió, pero seguía mostrando dudas. No podía culparla; después de todo, nos encontrábamos en una fiesta llena de excesos y extravagancias, y mi apariencia desaliñada no encajaba precisamente en el ambiente.

—Tú debes de ser Natalia Morgan, ¿cierto? La chica del casino. Creo recordarte del evento benéfico de Nicolah. Ahora pareces haber ascendido a la posición de ser la última adición a la lista de conquistas de Alessandro.

—¿Conquistas? —reí con incredulidad—. Puedes estar tranquila, no tengo ni el más mínimo interés en alguien como él.

Katerina me observó con una mirada penetrante, como si tratara de descifrar mi sinceridad. Aunque sus palabras parecían amigables, había algo en su expresión que sugería que había más en juego de lo que estaba dispuesta a admitir.

—Es prudente no dejarse deslumbrar por su apariencia atractiva —agregó Katerina con una sonrisa que llevaba un matiz de ironía—. Mi prometido puede ser encantador, pero no es precisamente conocido por su fidelidad o constancia en las relaciones. Solo quería asegurarme de que estuvieras al tanto de eso.

En Contra del Tiempo (Nueva edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora