Capítulo 27

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A la Luz de las Sombras
Alessandro Pov

Nunca imaginé que llegaría tan lejos en la vida. Los veintinueve años parecían una cifra inalcanzable, una edad que creía imposible alcanzar en mi propia existencia. Este sentimiento se intensificó desde el día en que mi padre me presentó como el próximo capo siciliano en nuestra línea familiar, cuando apenas tenía dieciocho años. Esa designación me colocó en la mira de numerosos enemigos y me convirtió en el objetivo principal de aquellos que ambicionan el máximo poder y autoridad en nuestra esfera.

Contrario a lo que la mayoría de las personas ajenas a mi vida podrían creer, ganarme el respeto que merezco a lo largo de los años para mantener mi posición actual no ha sido un camino fácil. Pasé todas las pruebas que mi padre consideró necesarias para asegurarse de que su puesto quedara en buenas manos. No me otorgó el título simplemente por ser hijo de un Capo di tutti capi. Comencé ascendiendo la escalera para convertirme en un sottocapo, observando cómo cada uno de los iniciados se quedaba atrás. Muchos de ellos terminaron en un pozo bajo tierra, o en el peor de los casos, sin que se encontrara su cadáver.

Hoy es un día para celebrar, pero no porque esté un año más cerca de la muerte; más bien, es un día para conmemorar el hecho de que hace 17 años dejé atrás a la persona que solía ser para convertirme en la versión que mi padre deseaba. No importa cuánto tiempo pase, nunca podré deshacerme de la mancha de sangre en mis manos que quedó el día que tomé por primera vez un arma y apreté el gatillo bajo coacción e insistencia. Solo se expande, tomando más víctimas. Fue el día en que experimenté lo que significaba ser parte de la familia Di Montelrosso por primera vez y el curso posterior de lo que sería mi vida a partir de entonces.

A pesar de la brutalidad desmedida de mi propio padre y sus juegos psicológicos destinados a exigirme más durante los entrenamientos, no me arrepiento de las experiencias que la vida, o más específicamente, mi padre, me hizo enfrentar. Si pudiera retroceder en el tiempo, no lo haría. No estoy seguro de cómo sería ahora si mi hermano y yo estuviéramos desempeñando roles opuestos.

—Ambas familias han consentido en mantener el compromiso, particularmente después de que Alessandro y yo hablamos sobre los detalles esta semana y llegamos a un acuerdo. —Katerina les contó a los invitados a la mesa la maravillosa noticia. Con una sonrisa que no se desvaneció a lo largo de la velada. Como si hubiera ganado el premio mayor.

—Finalmente, el príncipe de la noche se retirará; Pensé que este día nunca llegaría. ¡Felicitaciones a ambos! —Uno de los antiguos socios comerciales de mi padre nos felicitó dándonos un estrechón de manos.

—Créame, incluso a mi me resulta sorprendente —lo dije en un esfuerzo por sonar casual, pero en realidad, esas palabras idénticas resonaban en mi cabeza con una voz diferente que, puedo garantizar, no sería agradable escuchar.

No estoy seguro de cuánto tiempo más podré aguantar haciendo el papel del futuro esposo comprometido a sus obligaciones; todo parece como si se estuviera convirtiendo en una granada que podría atreverme a explotar en cualquier momento y terminar con este espectáculo barato. Me duelen la mandíbula y las mejillas de forzar esta ridícula sonrisa ante las felicitaciones de la Cosa nostra por la supuesta boda inminente y el tener que fingir que mi supuesta atracción por Katerina fue algo natural después de reflexionar sobre mis errores anteriores, poner frente a mis responsabilidades y considerar las ventajas de la expansión de un territorio más a nuestra disposición.

Mentiras, mentiras y mentiras.

Me estoy acostumbrando a esto. Las mentiras han calado en mi ser de manera desmedida durante los últimos días; parecen rodearme y seguir creciendo mientras tratan de enterrarme en las ideas que quieren que crea.

En Contra del Tiempo (Nueva edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora