Capítulo 18

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Las etapas de una guerra
Alessandro POV

La noche llegó a su fin con un desenlace que superó todas mis expectativas. El universo decidió intervenir en mi destino, pero no lo hizo de la manera que yo había previsto; en lugar de seguir mis planes, me condujo hacia esta situación. Supongo que estas son las consecuencias de pertenecer a una de las familias más poderosas y, al mismo tiempo, una de las más despreciadas del mundo. Nunca se sabe cuándo o dónde aparecerá un enemigo para cambiar por completo las reglas del juego.

Hemos llegado al punto de seguir al gerente del restaurante, quien nos ha conducido a una instalación de almacenamiento de alimentos, donde nos presentará una salida alternativa. Con la mente clara y consciente de que esta sería nuestra última noche juntos, estaba decidido a hacer de esta velada un recuerdo que perduraría para siempre. Sin embargo, nunca me imaginé que sería de esta manera.

Desde mi regreso, intentaba convencerme de que esto era lo mejor, que deseaba que ella se marchara. No obstante, en realidad, ya no estaba seguro de si quería que eso sucediera, o quizás, simplemente ansiaba que esta tentación llegara a su fin.

Pero lo que realmente quería era que sus labios se rindieran ante los míos, ansiaba escuchar sus gemidos liberados en un éxtasis compartido. Quería besarla, desde su muñecas hasta el punto donde latía su pulso, justo antes de atarla con una cuerda. Imaginaba vívidamente la sensación de su piel suave calentándose con el roce de mi mano. Me habría gustado presionarla con firmeza contra la pared, tal como lo había hecho en innumerables ocasiones en el pasado, haciendo que nuestras pieles desnudas se unieran. Quería proporcionarle el placer que ambos ansiábamos, pero que a menudo nos costaba admitir.

—Esta es la única salida alternativa no pública, señor, y conduce al callejón de la Via dei Candelai —informó el gerente.

—¿Hay alguna otra salida que nos acerque más a la Via Roma? —Debido a que es un lugar más frecuentado y turístico, es menos probable que desencadene una guerra entre clanes delictivos.

—Ya no estamos en medio de la unificación italiana, no tenemos pasadizos secretos por donde huir —respondió con un toque de humor en el momento más inoportuno, totalmente fuera de lugar dada la gravedad de la situación.

—¡No lo estamos, tiene razón, pero puedo comenzar una aquí mismo! —Exclamé mientras agarraba al hombre por el cuello de su camisa.

—Alessandro, por favor, estamos desperdiciando tiempo —intervino Natalia—. Tómalo o déjalo, no tenemos alternativas.

El gerente, claramente nervioso, tartamudeó:

—E...esperen un momento, quizás haya algo que pueda hacer...

Me alejé del hombre y me acerqué a Natalia. Inicialmente, mi determinación era clara: necesitaba dejar en claro que no estaba dispuesto a aceptar sus órdenes sin cuestionarlas. Sin embargo, al momento de tenerla cerca, algo cambió en mi percepción. Su mirada decidida y su presencia imponente hicieron que, por un instante, reconsiderara mi posición. Una tensión eléctrica se deslizó entre nosotros, y me encontré vacilando, como si un abismo se abriera ante mí y aunque no estaba dispuesto a ceder por completo, comencé a considerar que tal vez su juicio era más valioso de lo que inicialmente había pensado.

—Puede seguir adelante y ocuparse de sus propios asuntos, gracias; ya no nos servirá de nada —dije con determinación, enfocando toda mi atención en ella—. Deje las llaves en ese estante.

Natalia respondió con una sonrisa triunfante.

El hombre no perdió un solo instante para liberarse de la situación. En el momento en que volví mi atención hacia el este, ya había desaparecido.

En Contra del Tiempo (Nueva edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora