Capítulo 1

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El comienzo...
Dominique POV

El FBI es la agencia policial federal más grande e importante del mundo, me enorgullece haber seguido los pasos de mi familia, quienes por generaciones han ayudado en infinitas investigaciones, manteniendo así el orden del país.

Soy un miembro más de una de las organizaciones de seguridad más importantes a la edad de veinticuatro años. Hice un juramento solemne al comienzo de mi carrera de que siempre salvaguardaría y defendería a los Estados Unidos contra los agresores extranjeros, así como también defendería y respetaría las leyes del código penal del país. Al tener éxito en investigaciones políticas y sindicales, así como de grupos criminales e ilegales, me consolidé como uno de los mejores agentes encubiertos a una temprana edad.

La pantalla de mi teléfono se enciende y el sonido de un mensaje nuevo llama mi atención, lo que me hace revisar el texto de Stephan en las notificaciones de la pantalla de bloqueo.

Stephan:

¿Dónde estás cuando necesito verte y hablar contigo sobre un asunto importante?

Stephan Michaelson, el hijo de un reconocido senador de la ciudad y sobrino del director del Buró Federal de Investigaciones, proveniente de una familia acomodada y una de las figuras con más influencia dentro del gobierno estadounidense. ¿No es eso algo realmente tentador? Caí presa de lo seductora que sonaba esta vida lujosa. Conocí a este hombre durante mis primeras semanas trabajando en las oficinas, poco después de que mi padre usara sus contactos para introducirme en el mundo policial. Pensé que era un gran tipo con el que disfrutaba pasar el tiempo, sin darme cuenta de que solo utilizaba una de sus muchas máscaras de conquista. Un hombre inteligente, centrado en su trabajo, atractivo y sobre todo seguro de sus objetivos. Me fue conquistando poco a poco, sorprendiéndome con detalles costosos que siempre rechacé; él es el sobrino del director, nuestra máxima autoridad, y no quería que pensara en mí como la chica que sale con su sobrino por mi propia conveniencia e interés.

Sin embargo, uno nunca sabe lo que depara el futuro y, sorprendentemente, hemos estado juntos durante tres años. No diré que nuestra relación ha sido un romance de cuento de hadas; tenemos nuestros altibajos como cualquier otra pareja, más he llegado al punto de convertirme en su apoyo emocional. Su comportamiento cambió significativamente, incluso mucho antes de la muerte de su padre, el senador Michaelson, quien falleció en un horrible accidente aéreo hace unos meses atrás. Lo que provocó que este comportamiento solo empeorara, y cada vez que parecía que iba a caer más en ese abismo sin fondo, trataba de arrastrarme con él.

Cuando Stephan tenía apenas siete años, su madre falleció de un cáncer que la había consumido por completo. El dolor de crecer sin el amor de los padres es algo que nunca podrás superar; es una herida que atraviesa lo más profundo de tu corazón. El perder a ambos padres en hechos devastadores es un dolor que durará el resto de su vida, el cual no tiene fecha de expiración. Pero eso no excusa todas las situaciones que he tenido que sufrir solo para estar a su lado.

A medida que pasaron los meses, supe que el hombre que había conocido durante mis primeras semanas en el trabajo, mis primeros meses e incluso mi primer año había sido reemplazado por una versión mucho más fría de él. Había desarrollado técnicas de manipulación expertas y tenía un ego inflado. Ah, y no olvidemos sus continuos ataques de celos por la más mínima señal de atención de los demás hacia mí o viceversa, así como sus numerosas infidelidades con mujeres de la oficina, así como otras chicas que conocía mientras salía con sus amigos a altas horas de la noche.

—Novio a la vista —comentó Camille.

He compartido innumerables recuerdos con Camille O'Donnell, es una de mis mejores amigas de la infancia, desde que tengo memoria. Desde la risa desenfrenada, hasta el más oscuro de los dolores. La persona que ha estado a mi lado a lo largo de la montaña rusa emocional de mi vida. Su padre trabajaba para el FBI, al igual que el mío. Eran amigos y compañeros de trabajo desde hacía mucho tiempo, lo que nos llevó a entablar relaciones con su familia y tratarlos como si fueran parte de la nuestra. Al ser inseparables como lo eran ellos, con frecuencia hacemos bromas sobre que somos su reflejo, solo que en una versión mejorada.

En Contra del Tiempo (Nueva edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora