Capítulo 26

79 4 1
                                    

Detrás de la máscara
Dominique Pov

Un reloj en mi mente repite sin cesar el paso de cada hora del día, y con ella, el peso de la conciencia por el sufrimiento infligido a un hombre inocente, torturado hasta la muerte en busca de información. Dieciocho días de agotamiento extremo, donde mi cordura se desvanece y el tiempo se arrastra a un ritmo exasperantemente lento. En ocasiones, me encuentro deseando sumergirme en la bañera, donde mis demonios internos acechan mis pensamientos, y ahogarme en un mar de lágrimas, presa de mi propia impotencia y desesperación.

Aunque la opción de irme podría cruzar por mi mente, sé que no es la mejor decisión en este momento. He avanzado lo suficiente como para no rendirme ahora. La realidad se ha impuesto, dejando atrás los juegos de seducción sin sentido y haciendo realidad lo que una vez parecía lejano e imposible. Nuestro plan maestro, tan meticulosamente elaborado, ha sido frustrado, poniendo en riesgo tanto la exposición de nuestro equipo como la vida de uno de sus miembros, todo debido a algo tan trivial como entablar una conversación con alguien con quien nunca debería haberme relacionado en primer lugar: Alessandro.

Hay un torbellino de sentimientos dentro de mí que ni siquiera puedo comprender completamente. Podría seguir enumerando cada uno de estos (odio, resentimiento, aversión...), pero un día no sería suficiente para describirlos todos. No entiendo cómo alguien a quien conozco desde hace apenas unos meses ha cambiado la forma en que siento y percibo el mundo, dándome una nueva comprensión de lo que implica el bien y el mal. Me ha hecho experimentar más de mil y una emociones, que se han convertido en una lucha diaria e incluso me han llevado a dudar de mi propia moralidad. En este punto, mi mentalidad debe estar completamente corrompida. ¿Cómo es posible odiar tanto al hombre que es capaz de infligirme dolor y empujarme hasta el punto de quebrarme sin siquiera tocarme, el que puede hacerme sangrar sin siquiera afilar su cuchillo y cortarme la piel? Pero este a la vez, es el mismo hombre que enciende mis deseos más prohibidos cuando sus ojos se encienden en llamas, haciendo que mi corazón se acelere y mi respiración se eleve cada vez que está a centímetros de mí. Y sobre todo, a pesar de lo extraño que pueda sonar, me ofrece una sensación de libertad en la que puedo expresarme plenamente y ser quien soy sin tener que fingir o incluso limitar lo que puedo ser en una situación como esta.

—Miller, ¿qué tal si saltamos todo este proceso y nos dirigimos directamente a Michaelson en el lugar que mencionaste? —escuché a uno de los agentes sugerir desde la distancia.

—Sí, suena como una idea sensata —respondí.

—¡Dominique, despierta! —Emily me reprendió, agitando sus dedos frente a mis ojos—. ¿Estás siquiera considerando lo que acabas de decir? Parece que estás en la luna, completamente desconectada y viviendo en tu propio mundo.

—Lo siento, es solo que... —me levanté a tomar una taza de café—. Ya saben cómo toda esta situación hace que mi mente divague.

Horas después de una reunión que se llevó a cabo como una simple junta rutinaria, todo lo que había estado reteniendo al desaparecer durante semanas salió a borbotones de mi boca, incluidos los eventos de la explosión en la que fui víctima, mi estadía con los Di Montelrosso, la visita que hice a Stephan en uno de los almacenes de Alessandro, hasta mi pacto con la familia.

En un abrir y cerrar de ojos, se emitió una orden a los organismos de seguridad estatales italianos para bloquear todas las salidas del país, reforzar la seguridad al máximo y establecer puntos de control en cada punto estratégico. Esto sucedió minutos después de que hiciera mi declaración, dada la influencia y poder de la familia Michaelson dentro del sistema judicial estadounidense. Agentes de las oficinas de investigación de Nueva York y Washington D.C. fueron despachados a la capital de Sicilia para colaborar en la investigación y lanzar una operación de búsqueda a nivel nacional para rescatar al hijo del ilustre senador Michaelson.

En Contra del Tiempo (Nueva edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora