Capítulo 4

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La primera pieza del tablero
Camille POV

Lo peor viene después de una noche de copas y diversión; Me desperté con la peor resaca de mi vida, sintiendo como si alguien me perforara la cabeza con un taladro. Las cortinas tampoco ayudaban mucho ya que su color claro y su transparencia hacía que los rayos del sol de la mañana agravarán mi dolor de cabeza y mi actual sensibilidad a la luz.

Gracias a dios estoy en mi habitación y no en la de un completo desconocido, no recuerdo con exactitud lo que pasó la noche anterior ni cómo es que llegué al departamento en una sola pieza. Normalmente conozco mis límites, sé cuando debo parar cuando siento que estoy a punto de consumir más alcohol de lo que puedo manejar, pero esta vez todo se salió de control. No estoy segura si permití que la emoción de estar en un país extranjero superara la presión de actuar de manera responsable y abstenerme de embriagarme y, en cambio, hice lo contrario, o si mi amiga por alguna razón hizo todo lo posible para dejarme llevar por el ambiente del lugar. Los rumores acerca de que el club se ha convertido en uno de los mejores de la ciudad son ciertos, nunca había tenido una noche de fiesta como la de ayer.

—¿Estás despierta? —Mi amiga tocaba mi puerta como una completa demente—. ¡Camille! —Seguía insistiendo.

Dominique, ¿por qué precisamente ahora?

—¿Qué es lo quieres? —respondí somnolienta.

Cuando abrió la puerta, todavía estaba en pijama y tenía el cabello recogido en la misma cola de caballo que la noche anterior, excepto que estaba terriblemente desordenada, pero su expresión me aterrorizó. ¿Y qué era esa expresión en su rostro? ¿Felicidad? ¿Emoción? ¿Qué diablos significaba realmente su inconfundible sonrisa?

—Levántate, ahora. —Me obligó a salir de la cama.

—¡Dominique, detente! Solo quiero dormir el resto de la mañana, así que por favor déjame en paz.

Un sábado por la mañana después de una noche de fiesta, ¿quién está de humor? ¿Qué hace esta chica para que el alcohol no le haga ni cosquillas?

—Deja de resistirte, Camille, y levántate. —Ella tiró de mi brazo.

—¿Por qué tanto alboroto? —Persistí en negarme a levantarme de la cama—. ¡Déjame descansar, ve y molesta a Caleb! —Le tiré una almohada.

—Camille, no me vas a creer esto pero...

—¿Estás embarazada? —Fue el primer pensamiento que le vino a la mente, más sabiendo los problemas recientes que ha tenido con su querido "novio"—. ¿Ya lo sabe Stephan?

—¿Qué diablos? No, Camille, no estoy embarazada, ¿o me estás deseando tal mal dado cómo han estado las cosas con Stephan últimamente?.

—¿Entonces qué es tan importante que me tengas que levantar a estas horas? —pregunté.

—¿Recuerdas al hombre del bar?

«No recuerdo solo uno, sino ambos».

La mirada en esos penetrantes ojos azul hielo y la expresión en su rostro ante las ironías que salieron de mi boca ante los efectos del alcohol son imposible de olvidar, aunque mi cerebro ha borrado la mayor parte de lo que ocurrió ayer por la noche.

—¡Tierra llamando a Camille! —Mi amiga chasqueó sus dedos en mi cara, haciéndome reaccionar.

—Mmmh si...lo recuerdo bien —traté de sonar convincente.

—El hombre está parado frente a la puerta, preguntó por ti y quiere verte.

La noticia me golpeó duro y con fuerza, dejando mi débil cabeza apenas capaz de conectar los puntos.

En Contra del Tiempo (Nueva edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora