Capítulo 35

39 1 0
                                    

Reencuentro Familiar

Alessandro POV

La habitación estaba fría. No sólo por el frío del aire, sino por el peso de todo lo que no se había dicho durante dos décadas. Estaba en el umbral del despacho de mi padre, el lugar que siempre me había parecido más grande que la vida cuando era niño. Ahora me parecía demasiado pequeño, incluso claustrofóbico, mientras mi madre me observaba como si tuviera derecho a hacerlo.

—Has crecido mucho —me dijo, con voz suave, como si creyera que podía atravesar los años que nos separaban.

Estuve a punto de reírme. ¿Era lo primero que decía después de veinte años? ¿Después de desaparecer sin decir una palabra y dejar que me preguntara por qué se había ido, por qué yo no era suficiente para que se quedara? Apreté la mandíbula, cada músculo de mi cuerpo se tensó mientras luchaba por contener mi ira.

—Eso es lo que pasa cuando te vas durante dos décadas —dije, con la voz más fría que la habitación que nos rodeaba—. La gente crece. Cambia.

Sus ojos parpadearon con algo de culpa, tal vez. Pero yo no iba a dejar que se librara tan fácilmente.

Mi padre estaba sentado detrás de su escritorio, observándonos como un espectador, del mismo modo que había visto cómo todo se desmoronaba cuando ella se marchó. No había dicho una palabra desde que entré, pero su presencia era tan sofocante como la de ella. Los dos juntos de nuevo en la misma habitación como si nunca hubiera pasado nada, como si no hubieran destrozado esta familia a su manera.

Lo odiaba. Los odiaba. Pero al mismo tiempo, una parte de mí quería, no, necesitaba, respuestas.

—Te fuiste. —Dando un paso adelante—. No te despediste. No me dijiste por qué. Y ahora apareces, ¿esperando qué? ¿Una reunión? ¿Una puta familia feliz?

Le temblaron los labios, pero se mantuvo firme.

—Alessandro, yo...

—No —la interrumpí, mi control desvaneciéndose—. No puedes pronunciar mi nombre de esa manera. Perdiste ese derecho cuando te fuiste.

Se estremeció, pero no me importó. No podía. No después de todo.

—¡Basta, Alessandro! —La voz de mi padre se impuso con un tono autoritario desde su escritorio—. Cállate de una vez. Esto no es algo que entiendas.

Lo miré, con la rabia quemando cada fibra de mi ser. Las palabras explotaron antes de que pudiera detenerlas.

—¿No es algo que entienda? —Mi risa amarga resonó por la habitación—. ¿Qué no entiendo, papá? ¿Que ella nos abandonó como si fuéramos basura? —Giré la cabeza hacia ella, la mujer que una vez fue mi madre—. ¿Que se fue sin siquiera mirar atrás? Y ahora tú vas a defenderla, ¿después de todo lo que hizo?

Ella intentó hablar, abrir la boca para defenderse, pero mis palabras la aplastaron antes de que pudiera siquiera formar una excusa.

—¡Tú no tienes derecho a decir nada! —espeté, mi voz subiendo de tono mientras la furia me consumía—. ¡Te fuiste! Te largaste y nos dejaste aquí, con un niño de tres años que ni siquiera te recuerda. ¿Lucca? ¡Para él no eres más que un maldito fantasma! ¿Y pretendes venir a emplear tu papel como madre? ¿Cómo si no hubieras destrozado nuestras vidas?

Cada palabra caía como un martillo, un golpe tras otro, sin dejar espacio para la defensa. Pero ella no era de las que se derrumbaban fácilmente. No. Su rostro, aunque herido, no mostraba señales de debilidad. Había algo feroz en su mirada, algo que, a pesar de todo, me recordó por un instante de dónde venía mi propia terquedad.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En Contra del Tiempo (Nueva edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora