Prólogo

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Narrador omnisciente.

El Palacio Topkapi en Estambul estaba lleno de tristeza y pesar, El Sultán Suleiman, el magnífico, acababa de fallecer, en una de las habitaciones se encontraba una sultana de cabellos naranjas, ella lloraba en silencio, sus hijos la rodeaban, ellos estaban con la cabeza gacha, estaban tristes, pero ahora mismo solo pensaban en consolar a su madre.

- Madre, por favor ya no llore no me gusta verla así - el mayor de ellos hablo, el príncipe mehmet, el hijo favorito del sultán suleiman, eso decían y nadie sé atrevía a decir lo contrario por qué el sultan se había encargado de demostrar que mehmet era su favorito de distantes formas, era el gobernador de manisa, la provincia del principe de la corona.

La sultana quiso responderle a su hijo, pero solo salió un sollozo debil de esos labios delgados.

- Madre - la única hija del sultán suleiman se acercó a su madre y la abrazó, estos afectos no eran muy comunes, pero su madre lo necesitaba y no le importaba nada más que su madre en estos instantes.

La sultana recibió el abrazo de su hija con mucho gusto y lloro en su hombro, era la primera vez que ella mostraba debilidad ante sus hijos, no le gustaba que la vieran llorar, ni débil, ella quería ser un ejemplo para ellos, pero no podía con la tristeza, sabe que el sultán no fue el mejor esposo, pero ella le quería, le quería mucho por qué independientemente de cuántas veces la hizo llorar también hubieron momentos bonitos y únicos o al menos para ella, esos momentos tan cortos importaban más para ella, a pesar de las lágrimas, él había demostrado quererla, quizás pocas veces, pero lo había demostrado y ahora él ya no está, ella no sabía si estaba dolida por qué había fallecido o por como había fallecido.

Firuze, ella había sido la culpable, la Sultana Hurrem no había llegado a tiempo, firuze había logrado matar al sultán y nadie la había detenido, Hurrem acababa de descubrir que ella era parte de los enemigos por eso ella se sentía un poco culpable, pero también sentía cierto rencor hacia el sultán ¿Porqué?

La respuesta es fácil.

Él la había engañado con esa mujer, sabía que el harem era normal en estos tiempos, pero esa mujer había entrado a su corazón y el prometió que nadie mas estaría en su corazón, nadie más que no fuera ella y gracias a ese engaño fue que él murió, por confiar en firuze, ella jamás confío en ella, pero tampoco espero que ella lo matara, sentía mucho rencor, pero también estaba triste por qué había perdido al hombre que quería, nadie la podía culpar, ella le había dado sus mejores años de vida a ese hombre, mejor dicho le había dado toda su vida por qué desde el momento en el que tuvo un hijo con él, ella estuvo atada, no estaba arrepentida de tener a sus hijos, los amaba mucho, sus hijos son su razón de vivir y jamás podría arrepentirse de haberlos tenido, ahora tenía que encargarse de que sus hijos estuvieran bien, al menos el sultán había dado a entender que su heredero era el principe mehmet, era lo único que la consolaba ahora mismo, sus hijos estaban a salvo y eso era lo que importaba, el sultán estaba muerto, no importa cuando lla llorara o sufriera, él no iba a volver y si lo hiciera probablemente ella ya no sería la misma con él.

El sultán la había lastimado, no físicamente, pero destrozó su corazón y ella nunca podrá perdonarlo eso, se enfrentó a todos por él y su amor, pero el sultán nunca valoro eso, aún así ella había seguido con él, a su lado, en sus peores momentos y suleiman a cambio le dió dolor y tristeza.

Un Amor Entre ÉpocasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora