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—¿Qué significa ésto? —murmura Armin, caminando junto a Mikasa, Elias, Sasha y Bruno

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—¿Qué significa ésto? —murmura Armin, caminando junto a Mikasa, Elias, Sasha y Bruno.

Hange había ordenado retirarse, sin ningún peligro inminente que resolver, no tenían más remedio que retroceder y volver a la seguridad de Trost. Pero la tensión entre los miembros de la tropa ciento cuatro era palpable.

—De golpe sucede todo lo que no sucedió en los últimos cien años.

—El mundo se volvió loco. —suspira la castaña, sujetando su estómago.— Y yo también lo haré si no como algo en las próximas horas...

—Estoy cansado, me duelen las piernas, quiero ir al baño y me muero de hambre. —comienza a quejarse como niño berrinchudo, llamando la atención de su hermano mayor.— Quiero bañarme tres veces, estoy muy sucio. Ya no quiero andar a caballo al menos por un siglo, quiero un maldito momento en paz. ¿Es mucho pedir?

—Siendo miembro de la legión de reconocimiento... pues si, pides demasiado. —Elias lo abraza por los hombros, haciendo lo mismo con Sasha a su lado. Se veía más relajado y un poco más alegre, en parte, saber que no había ningún agujero en la muralla era una buena noticia.

—Elias, cárgame. —rodea la cintura del mayor, cargando todo su peso en él.

—Ni lo sueñes, yo también estoy cansado.

—Por favooooor. —suplica, pero sus insistencias solo provocan que lo aleje de un empujón.— Voy a quemar tu peluchito de oso.

—¡Quémalo y verás! ¡Te arrancaré la cabeza!

—Pues entonces cárgame. ¡Eres el peor de los hermanos mayores!

—Ya estás muy grandecito para que te cargue.

—¿Y a mí me cargas? —pregunta Sasha con inocencia.

—Claro, sube. —se coloca delante de la castaña para que se subiera a su espalda. Bruno aprovecha para patearlo.

—Eres un hijo de puta.

Una ráfaga de viento aventó una de las banderas rojas que recoraban la muralla, provocando un ruido sordo que detuvo a todos los miembros de la legión. Si bien actuaban despreocupados, no habían podido pasar por alto la conversación de Reiner y Eren.

Bruno se mantuvo en su sitio, creyendo que si movía un solo músculo todo explotaría. Temía dar un paso en falso. La lluvia se detuvo de pronto, como si esa ráfaga de viento hubiera ahuyentado las nubes grises, parecía incluso que el cielo se despejaba dándole lugar a algunos rayos de sol colándose entre algunas de ellas. Pero sabía perfectamente que era una simple ilusión, y que se trataba más bien de la dichosa calma antes de la feroz tormenta.

—Seguro que... es porque pasé mucho tiempo aquí. —oyó la voz de Reiner.— Pase tres años viviendo rodeado de idiotas. Éramos niños que no sabíamos nada. Si nunca hubiera descubierto a esa gente, yo... no me habría convertido en el infeliz que soy ahora.

❛SACRIFICE❜ ⸺ 𝗔𝗧𝗧𝗔𝗖𝗞 𝗢𝗡 𝗧𝗜𝗧𝗔𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora