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La misma escena que ha estado presenciando durante los últimos años...

Con cansancio alza la vista para admirar el imponente edificio, lentamente bajandola hasta la puerta de cristal enfrente de él. Lleva su mano a su boca, quitando el cigarro y sacando el humo de sus pulmones...

"Mejor te atropello, si tanto quieres morir ¡Idiota!" Los regaños de Kakashi se escuchan claramente en su cabeza, casi incuso puede escucharlo resoplar con enojo mientras pisa fuertemente para decomisar la cajetilla de cigarros y su encendedor "No voy a besarte mientras apestes a humo" Una sonrisa se esparce por su rostro al cerrar sus ojos e imaginar ese tierno puchero en el rostro del menor junto con el ceño fruncido... aunque con esa naricita arrugada tan tiernamente como para tomarlo en serio.

Con esa misma sonrisa se acerca a una de las paredes del edificio y presiona la parte encendida del cigarro para luego dejarlo caer en el basurero cercano. Con maleta en mano y con una tonelada de agotamiento se dispone a entrar al recinto. Camina poco entusiasmado, su cabeza le duele y lo único que quiere es irse a la cama y dormir para luego a primera hora mañana ver a su peliplata. Kakashi le había dicho que lo invitaría a desayunar en un lugar que Izumo y Kotetsu le habían mostrado. Una sonrisa nuevamente aparece en su rostro al solo imaginarse el sabor de la boca de su amante, su olor, sus caricias, su risa... Quería tanto tener a Kakashi entre sus brazos justo ahora...

- ¡Uchiha-San! - la voz de Kiba detiene tanto su caminar como sus fantasías.

Se voltea con una ceja alzada al ver la evidente agitación en el Beta.

- Que bueno que llego, estaba apunto de llamarlo - dice claramente ansioso, apenas pudiendo respirar.

Óbito quiere preguntar, comenzando el mismo a ponerse impaciente por la forma desesperada con la que el otro se mueve pero inmediatamente el joven adulto vuelve a hablar.

- Hace rato llegó Hatake-San - murmura jugando con sus manos nerviosamente - se veía muy muy muy mal, estaba llorando mucho y... y me quedé muy preocupado

El corazón de Óbito se paraliza ante esas palabras, siente a su Alfa agitarse y rasguñar en su interior, aullando desesperado por encontrar a su Omega, por arrullarlo y quitarle cualquier pena y por matar a lo que sea que lo puso en ese estado.

- Gracias, Kiba - es todo lo que dice corriendo a toda velocidad hacia el elevador.

Para su suerte, este se abre de par en par apenas toca el botón entrando en el cubo de hierro inmediatamente, presionando ahora el botón indicando el piso a donde iba. La preocupación lo invade, comienza a sudar con nerviosismo y su pecho duele... ¿Qué sucede? ¿Que paso? Kakashi le había enviado un mensaje hace apenas unos minutos diciendo que había llegado a casa y que iría a la cama inmediatamente. Había estado nervioso de dejarlo irse solo en la oscuridad de su trabajo hacia su casa pero no había forma de que regresara de su viaje antes y el turno de Kakashi ya no podía ser modificado.

Sus ojos se van a la pequeña pantalla arriba de las puertas, frunciendo el ceño y apretando su mandíbula al verlo.

¿Porqué se estaba tardando tanto?

¡Maldita sea!

Poco a poco sentía como su lobo se apoderaba de él, tantos escenarios distintos aparecían en su cabeza intentando encontrar algo que hiciera llorar tan desesperadamente a su pequeño Omega.

Gruño con enojo y golpeó una de las paredes de acero, pasando seguidamente su mano por su cabello fuertemente tomándose un minuto para respirar... No sabía lo que había pasado, solo sabía que era lo suficientemente malo como para que Kakashi llorara libremente enfrente de Kiba y huyera casi a mitad de la noche hacia él... Aunque su parte -todavía despierta-racional, le decía que lo último que necesitaría su chico era lidiar con su enojo.

Manual De Cómo NO Conseguir Un Esposo: Según Hatake KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora