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La mañana era hermosa.

Tan hermosa que incluso los pajarón cantaban con alegría, haciendo sonreír al Hatake mayor en cuanto despertó.

Sakumo se estiró, dándose la vuelta en la cama y estirando sus brazos, para luego tomar la cintura de su esposo y acurucarse hacia él.

- Uhm - gimoteo Orochimaru, frunciendo el ceño ante el repentino tacto - Sakumo - regañó incómodo por la presión sobre su estómago.

Sakumo rio pero no lo soltó.

Nadie, absolutamente nadie podía saber lo feliz que era en esos momentos.

Lo tenía todo.

Después de perderlo, de haber sido tan idiota como para perderlo...

Lo tenía todo...

Y ahora no lo soltaría.

Sakumo, con una sonrisa en su rostro y una excesiva energía comenzó a picotear con besos a su pareja, recibiendo gruñidos como quejas.

- Sakumo - se volvió a quejar el Omega, sonrojándose cuando el atrevido metió su mano bajo la camiseta que traía puesta.

Su lengua jugando con su oído.

Lo tenía todo...

Después de un espléndido amanecer, el deber se hacía presente a cada minuto. Tanto Sakumo como Orochimaru levantándose de la cama para alistarse y partir hacia sus nuevos trabajos.

No tardó mucho tiempo en que la ansiedad comenzó a consumir al Hatake al pensar en su hijo mayor.

Kakashi y el siempre habían sido unidos, y sabe que el tiene mucha culpa, pero últimamente lo siente a kilómetros de distancia... Y por supuesto, eso era tanto metafórica como literalmente.

Kakashi ahora había regresado a casa pero siempre existía la posibilidad de que se volviera a ir... De todas formas así vivió mucho tiempo.

Sakumo sumergido en el trabajo y Kakashi viendo que hacer para pasar el rato.

Suspiró...

Sabe que no se merece el premio del mejor padre pero quiere, realmente quiere arreglar las cosas.

- ¿Que haces? - pregunto Orochimaru cuando se dió cuenta que su esposo tenía una mano en el picaporte de la habitación de su hijo mayor.

- Quiero ver si sigue allí - dijo y antes que hubiera otro regaño abrió la puerta intentando ser silencioso.

Orochimaru suspirando pesadamente para posteriormente bajar las escaleras. No sintiendo que perteneciera a ese momento .

Para Sakumo fue una decepción cuando de dió cuenta que en el cuarto no había nadie allí.

Cómo temía.

Abrió más la puerta y vio que el baño estaba abierto, la cama desatendida y solo el gato en ella mirándolo fijamente antes de volver agachar su cabeza y seguir durmiendo.

No estaba...

Tal y como la mañana anterior, Kakashi había desaparecido.

Aparentemente...

- Sakumo - llamo su esposo desde el final de las escaleras, una vez que sus ojos estuvieron en él hizo un gesto indicándole que bajara.

Cosa que hizo.

Kakashi se encontraba sentando en el pasto del patio trasero, los perros jugando entre ellos ruidosa y alegremente...

Sakumo se acercó silenciosamente, sentándose a su lado evitando reír ante el pequeño respingo que dió su hijo al notar su presencia, posteriormente el menor tomo un sorbo de su café y siguió presenciando la alegría de sus animales.

Manual De Cómo NO Conseguir Un Esposo: Según Hatake KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora