22

348 38 6
                                    

Es triste. Es patético. Yo lo soy.

Aun sabiendo como terminaría esto decidí soltarme de la cuerda que me sujetaba a mis convicciones y saltar del piso, de mi realidad, cayendo y disfrutando del viento y la experiencia de caer en picada hacia este risco oscuro solo esperando que el golpe no doliera tanto, que el golpe no llegara rápido, deseando que el golpe simplemente no llegara.

Soy triste. Soy patético. Lo soy.

Soy ingenuo.

El pánico se apoderó de la habitación en cuanto esas palabras resonaron. Parecía que de pronto la habitación se hiciera pequeña, tanto que en sus cuatro paredes retumbaran las palabras una por una solo carcomiendolo mientras su mente trataba de salir del pánico, del shock...

El golpe llegó, el trauma se presentó, las heridas ya estaban sangrando y un corazón se detuvo.

Dos para ser exactos...

Óbito lo miró, lo miró como si apenas se hubiera dado cuenta de lo que había salido de su boca. Era evidente que no era el lugar ni el momento para hablarlo, y mucho menos de la forma en la que lo soltó. Óbito lo sabía, lo sabía y se maldecía mientras sus ojos se encontraban con los grisáceos del joven peliplata, todavía envuelto entre las sábanas que los acompañaban desde la tarde anterior.

No era el momento. No era el lugar.

- Kakashi - pronunció sus labios prácticamente inmóviles como su cuerpo, la voz entre quebrada y la central de mando dentro de su cabeza en un shock casi tan paralizante como el del Omega.

Fueron solo 4 palabras, una sola frase, una confesión... que acabo con todo.

- Kakashi... Kakashi por favor espera

En un abrir y cerrar de ojos el peliplata se encontraba, con las sábanas sostenidas en un fuerte agarre de sus pálidas manos, entrando a toda velocidad al refugio más cercano, el baño de la alcoba compartida.

- Kakashi - hablo el hombre de mayor edad detrás de la puerta, su puño golpeando una sola vez con desesperación, frustración... pánico - déjame explicarte

Mientras el pelinegro hablaba lamentándose y casi sollozando desde el otro lado de la puerta... Kakashi Hatake, quien apenas hace 8 meses lo había conocido, lo había tenido, se había enamorado ... y lo había lastimado, se encontraba en completo silencio sin ninguna lágrima escurriendo por su rostro.

- No es... solo... Las cosas fueron diferentes - prosiguió pero para la mente del genio solo se quedaron en un segundo plano - yo no... jamás te fui infiel, yo solo... déjame explicarte, por favor.

Las sábanas cayeron, deslizándose sin ningún tipo de elegancia cayendo al suelo como lo que eran trapos... trapos que vieron noches indecentes y que estaban manchados del pecado y la lujuria que podía haber entre dos personas... Entre personas...

Hay una cuestión sobre la mente de un genio... nunca deja de pensar, es más... piensan más de lo normal, más de lo que debería... o quisiera.

De todas formas este era el departamento de Obito, esta era la cama de Obito, estas eran las sábanas de Obito...

- Por favor, por favor... - lloriqueo, esta vez lo hizo. Incluso atravez del grosor de las paredes y de la puerta misma donde el hijo bastardo de Uchiha se aferraba, se escucho claramente.

Era un gemido... De dolor.

- Te amo... Te amo y yo... por favor, déjame explicarte. Por favor.

Y ahí estaba... la primera gota transparente resplandeciente deslizándose de la clara piel, del pómulo bien delineado resbalandose vulgarmente por ahí. Solo fue una pero dolió, dolió tanto que el peliplata quiso borrarla inmediatamente de su mente, junto a otras cosas, arrancarla de su cuerpo y exterminarla... junto a otras cosas pero aun más patético que toda la situación, Kakashi no pudo mover ni un solo dedo para hacer algo al respecto.

Manual De Cómo NO Conseguir Un Esposo: Según Hatake KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora