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Seis meses antes...

- mil - dijo como oferta final acompañado de una sonrisa en su rostro que, ante la risa altanera de la mujer frente a él, desistió y se formó en una mueca.

- No quieras venderme como nuevo algo que yo misma he usado varias veces - rio la mujer, tomando un sorbo de su trago caro y dejándolo nuevamente en la barra.

Momochi Zabuza no dijo nada ante el reclamó, permaneció callado mientras sentía la ira crecer dentro de su cuerpo.

Enojado, Zabuza tomo el pequeño vaso que contenía su bebida y se lo tomó de un solo trago. El alcohol quemando su garganta, ayudándolo así a no estallar ante lo que sentía como un insulto.

- Te daré quinientos y sube a la habitación ahora mismo - dijo como amenaza la mujer, poniéndose de pie y con una sola mano agitando su larga cabellera rubia hacia atrás.

Zabuza nuevamente no dijo nada, conteniendo como un niño caprichoso el insulto que picaba en la punta de su lengua.

Y aunque de mala gana y con la frustración a tope, finalmente lo acepto. Quinientos o nada, pensó mientras extendía su mano y la mujer la estrechaba, el dinero pasando del remitente al receptor.

La mujer rio por lo bajo, una mirada rápida hacia la mesa del fondo —logrando ver su adquisición por un par de horas allí sentado— y finalmente se fué a su habitación, lamiendo sus labios con entusiasmo.

Zabuza la miro irse, ganas no le faltaron para darse la vuelta e irse junto a su pequeña mina, mandándole así a la fregada a aquella ricachona calenturienta sin embargo... No podía perder su mercadito por aquí.

De todas formas el billete se encontraba aquí.

Con un simple asentimiento de cabeza, Haku se levantó de su escondite y camino justo por dónde la mujer se había ido.

Cumpliendo con su deber...

Con la deuda de por vida que tenía con Zabuza... Su salvador.

Dejando de igual forma, a un Zabuza frustrado sentado allí.

Hundido en sus pensamientos.

La belleza de Haku permanecia, era simplemente un dios y podía ver a cientos babeando por una sola mamada de su boca pero la realidad es que todos se aburren de lo mismo.

- Joder... - mascullo, tomando la nueva bebida que el barman le puso enfrente, nuevamente de un solo jalón.

Pensó que al venir a la ciudad las cosas mejoraría y fue así por un tiempo. Todos estos pervertidos aburridos de la misma carne rancia y fea que tenían en casa, estaban realmente agradecidos con las jóvenes piernas que Haku ofrecía... Pero ahora, el mercado comienza a bajar y aregatear.

Cambiar de aires parece ser la única opción.

Pero también corrían el riesgo de que los encuentren...

- Maldita sea - gruño, dejando el vasito de mala gana y poniendose de pie.

Pago las bebidas con el mismo billete que la mujer le dió y se encamino hacia la salida.

Con camino hacia el elevador...

¿El objetivo? Su propio dormitorio...

Estaba cansado de estás estupideces... Ahora mismo no tiene culpa en admitirlo.

Está cansado de esta vida, de seguir los mismos patrones, de depender de estas serpientes disfrazadas de marcas.

Está harto...

Manual De Cómo NO Conseguir Un Esposo: Según Hatake KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora