Jimin se despertó agitado, checó el reloj de su buró y fue entonces cuando salió volando de su cama, solo tenía diez minutos para salir de casa o llegaría tarde. Tan rápido como pudo se vistió, tomó sus cosas que le tocaba llevar y salió a la cocina, casi corriendo.
— Jimin por dios, pensé que ya te habías ido. — Habló su madre, observándolo con sorpresa.
— Hmm, le hice caso a los cinco minutos mas que me pidieron mis ojos. — Comentó el chico sonriendo, yendo hacia su madre dándole un fugaz abrazo. — Nos vemos en la noche ma, te quiero —
— Que dios te proteja, igual te quiero. — El chico salió corriendo de su casa mientras esperaba alcanzar el transporte, después de verlo corrió mucho más hasta poder alcanzarlo, viendo como se detenía.
— Ah, muchas gracias. — El chico subió al bus y se sentó en los primeros asientos, respirando pesadamente por el pequeño maratón que había hecho. Cuando su respiración se tranquilizó pudo prestar atención al bonito cielo que lo saludaba en la mañana, era un amanecer espectacular. — Que bonito te ves hoy, aunque bueno, tu siempre estás bonito.
Cuando llegó a la universidad volvió a correr para poder llegar al aula que le correspondía, a pesar de sus grandes esfuerzos, llegó tres minutos tarde.
— Buenos días ¿Puedo pasar? — Preguntó asustado, viendo a su profesora.
— Llega tarde. — Comentó la mujer con lentes de media luna y una mirada penetrante, observando sin parpadear al chico.
— Si, lo sé, en verdad lo siento mucho, no volverá a pasar.
— Pase — El chico suspiró y entró al salón yendo a su asiento.
— Gracias — Park se dirigió a su asiento respirando tranquilo, le sonrió al chico de la butaca que estaba a su lado, sin decir nada mientras tomaba asiento en silencio.
— Hey ¿Estas bien? — Preguntó su amigo.
— Si, todo bien. — Su clase comenzó y después de esa no tuvo un descanso luego de tres horas. La vida de Jimin era sencilla, entre semana se la pasaba prácticamente en la universidad, no se quejaba, amaba lo que estudiaba y el lugar era acogedor, tenía biblioteca al igual que café, era todo lo que necesitaba para ser feliz, además de que podía pasar tiempo con sus amigos, a quienes adoraba más en el mundo. Los fines de semana se la pasaba en casa con su madre, Su Ah y su hermana mayor, Saeron, aunque normalmente la chica salía todos los fines de semana, Jimin disfrutaba los almuerzos juntos.
— Hey Minnie ¿Crees que puedas tener un poema para este fin de semana? Quiero regalárselo a una chica de la facultad de pintura —
Y también se dedicaba a vender poemas.
— Claro Yugy, ¿quieres que mencione algo en especial? — Preguntó el chico sacando su agenda, apuntando lo que tenía pendiente.
— No sé, no tengo idea, solo haz algo bonito y ya, que crea que en verdad estoy enamorado de ella.
— Okey... — Susurró Jimin incómodo, viendo como el chico se iba — Que horror —
— ¿Por que sigues haciendo poemas para chicos estúpidos? — preguntó Taehyung viendo a su amigo recoger sus cosas — Tienes talento para mucho más —
— Porqué me pagan y necesito el dinero — Contestó el castaño terminando de guardar sus cosas. — Aunque me siento mal por esas personas a las que les dan los poemas o las cartas. —
— Eres una luz, pequeño. —Comentó su amigo sacudiendo su cabello. — ¿Qué quieres hacer este fin? —
— No lo sé, ya me aburrí de hacer lo mismo todos los fines... ¿Crees que podríamos ir a un club? Necesito algo diferente — Taehyung abrió un poco su boca por la sorpresa, tratando de asimilar lo que Jimin había pedido.
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{ SOUL - KOOKMIN } (TERMINADA)
RandomJungkook un demonio que odia la humanidad y Taehyung, un angel que la adora, se ven obligados a encontrarse por culpa de un humano bondadoso llamado Jimin. Un terrible obsesión y la inocencia se mezclan hasta lograr un amor prohibido. ¿El ángel log...