Un aire fresco tocó su rostro provocando que abriera los ojos, sonriendo inmediatamente al ver el hermoso paisaje que tenía en frente, separándose del pelinegro para acercarse un poco más y sentir la brisa del mar golpear contra su rostro, limpiando las lágrimas que aún tenía al igual que la sangre.
— ¿A dónde me trajiste? — Cuestionó girándose a su acompañante.
— Grecia. — Contestó acercándose a él, colocando sus manos en sus pequenas heridas para curarlo, viendo la bonita sonrisa que el rubio le dedicó como agradecimiento. — Ven, acompáñame, te presentaré a alguien.
Jimin asintió, comenzando a caminar a su lado. Fueron solo diez minutos de caminata en silencio, mirando al mar y al sol de aquella ciudad tan bella a la que lo habían llevado, pensando en lo que había sucedido en su casa y en todo lo que había dejado, su estudio, todas sus cosas, sus amigos, el rubio no quería desanimarse, sin embargo, era prácticamente imposible no hacerlo, él en verdad creyó que su madre lo apoyaría, que estaría feliz porqué su hijo encontró a alguien que lo hacía sentir seguro y protegido; no creía que estuviera haciendo mal, ya que de ser así, se sentiría culpable, pero no, no había una pizca de culpabilidad en su ser.
Sus pensamientos fueron detenidos cuando llegaron a una linda casa de playa, el rubio esperó unos segundos para ver que hacía su acompañante, pero al verlo inmóvil, tan serio y con su respiración acelerada se preocupo.
— ¿Todo bien? — Cuestionó.
— Hace mucho que no venía a esta casa. — Contestó el pelinegro inhalando con profundidad para relajarse, tomando la chapa quedándose así unos cuentos segundos, con los ojos cerrados, hasta que se escuchó un pequeño "clic" y la puerta se abrió — Pasa.
El rubio hizo caso adentrándose a la vivienda, observándola con atención, era una casa grande con un recabado moderno combinado con un toque de algo medieval, con unos grandes ventanales que hacían super luminoso el lugar, adornada cuidadosamente con unos sillones color café que combinaban con la alfombra del lugar.
— Vaya, vaya, mira a quien tenemos aquí, al famosísimo Jeon Jungkook. — Se escuchó una voz haciéndolo girar, observando a un chico alto, de aproximadamente 170 centímetros, delgado, cabello color plata y un rostro demasiado lindo con sus facciones finas y unos ojos increíbles color azul grisáceo — Me da mucho gusto volver a verte, hermano. —
Jimin abrió los ojos sorprendido al escuchar la ultima frase, girando hacia el pelinegro.
— Quiero hablar contigo sobre algo. — Habló Jungkook, ignorando la personalidad burlona del chico que estaba en frente de él.
— Lo que quieras hermanito pero antes ¿Quién es este lindo chico? —
— Taemin él es Jimin, Jimin él es Taemin un... conocido. — Presentó Jeon
— Mucho gusto. — Saludó el rubio haciendo una pequeña reverencia.
— Hola lindo, un placer conocerte. — Habló Taemin, tomando una de sus manos para depositarle un delicado beso en el lugar. — Y no soy un conocido, soy su hermano.
— Suéltalo y deja de decir que somos hermanos o te corto las pelotas. — Ordenó el pelinegro viendo al peliplata reír, soltando al chico mientras alzaba sus manos a sus lados mostrando inocencia.
— Veo que sigues teniendo el mismo humor de la mierda. — Habló el chico — Pero vengan, tomen asiento, ahora le digo a Nini que les prepare algo, estaba tomando una deliciosa margarita en el piso de arriba haciéndome compañía.
Después de aquellas palabras el peliplata desapareció por las escaleras yendo a la segunda planta.
— ¿Entonces no es tu hermano? — Cuestionó Jimin luego de unos segundos en silencio viendo al pelinegro.
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{ SOUL - KOOKMIN } (TERMINADA)
AcakJungkook un demonio que odia la humanidad y Taehyung, un angel que la adora, se ven obligados a encontrarse por culpa de un humano bondadoso llamado Jimin. Un terrible obsesión y la inocencia se mezclan hasta lograr un amor prohibido. ¿El ángel log...