Epílogo Jennifer.

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Un año después.

01 de junio, 2050.

Era una mierda decir que me había acostumbrado a la ausencia de Daimon, después de un año sin verlo ni siquiera una vez. Sé que vino, pero cada vez que venia yo estaba horriblemente ocupada.

Aunque creo que, si lo hubiera visto, hubiera sido tan duro como el primer día dejarlo ir.

Este año ha sido un grandioso año, pues a pesar del hecho de que Daimon no ha estado a mi lado, no significa que yo no sepa que lo hace igual modo. He estado asistiendo a muchas competencias, no en todas gano o saco algún lugar, pero si en su gran mayoría, mis entrenamientos son duros, pero no lo suficiente para abrumarme o algo.

Está todo en el punto correcto.

Excepto que me falta mi ex novio.

Pero consolaba saber que ambos estábamos cumpliendo nuestros sueños.

Eso era algo bueno.

Ahora mismo estaba sentada dando una entrevista.

La periodista me sonríe.

–¿Cómo te sientes después de la competencia de ayer? Fue tu primera vez sacando un primer lugar – dice.

Una sonrisa se posa en mis labios.

–Sinceramente aun no me lo puedo creer – aseguro con una risa nerviosa. –Nunca creí que con una coreografía que significa tanto para mí llegaría a sacar primer lugar en una competencia tan importante – suspiro.

–Claro, porque según entendemos, la coreografía que hiciste fue una clase continuación de una ya habías hecho anteriormente – comenta ella con curiosidad.

Asiento emocionada, de que sepa tan pequeño detalle.

–Si, es la continuación de la coreografía de mi primera competencia...

–¿Qué es lo que quiere decir cada una? – pregunta.

Suspiro.

–Bueno, la primera te muestra a una persona llena de debilidades, insegura, asustada de todo lo que la rodea – comienzo. –A medida que la música avanza podemos ver como comienza a sentirse más segura de si misma, ya no tiene miedo y definitivamente ya no se siente tan débil como al inicio... en la segunda coreografía se puede ver como la chica tiene una recaída, pero vuelve a levantarse – sonrío.

–Eso es una historia que puede ayudar a muchas personas – asegura.

Asiento con seguridad.

–¿Qué tal tus entrenamientos? – pregunta.

–Son duros, mis pies suelen lastimarse, razón por la que me la paso con pantuflas y ellos en agua fría... además de que usar tacones es un martirio – susurro. –La verdad se requiere de mucha fuerza mental y física para practicar este deporte... tal vez muchas veces lo pintemos como algo fácil, debido a que es algo que nos gusta hacer, pero siempre existirán dos caras de una moneda – me encojo de hombros. –En mi caso hubo tragos amargos, pero de igual forma la gimnasia rítmica me salvo la vida – aseguro.

–¿Es un deporte que recomiendes?

–Como en todos los deportes, es muy duro iniciar, yo siempre recomendare escoger nuestra salud mental por, sobre todo – respondo.

–¿Alguna vez debiste dejar la gimnasia?

–Si, dos veces... cuando era pequeña y el año pasado – respondo. –En ambas ocasiones debí priorizarme primero.

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–¿Qué pasa con tu corazón? El año pasado había rumores sobre que estaban en una relación con tu mejor amigo Daimon Wembley – dice.

Suelto una risa entre dientes.

–Voy a arriesgarme a confirmar estos rumore, pero Daimon y yo ya no estamos juntos – suspiro.

–¿No era el momento?

Niego con mi cabeza.

Ella suspira.

–Bueno, gracias por responder y ahora una última pregunta. Hay rumores sobre que tienes un proyecto junto con tu hermana Eleanor – dice.

Asiento.

–Oh si, tenemos un proyecto juntas, pero no se me permite hablar sobre ello – hago una mueca.

–¿Algún adelanto?

–Lo siento, no puedo – me encojo de hombros.

Ella suspira con pesar y me sonríe.

–Me alegra mucho haber podido tener esta oportunidad de entrevistarte, Jennifer. Me la pase muy bien – me sonríe y se levanta.

Imito su movimiento y le sonrío.

–El placer a sido todo mío, me has hecho sentir muy cómoda – nos damos un breve abrazo.

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Me bajo del auto y me acerco a la puerta de la casa. Toco con suavidad y la puerta se abre lentamente.

Una sonrisa se extiende por mi rostro cuando veo al chico frente a mí paralizarse en el momento que me ve frente a él.

Un brillo aparece en sus ojos y mi sonrisa se amplía aún más.

–¿Jenn?

–Hola, Daimon – susurro.

Fin.

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Ahora solo queda un solo epilogo.

Que le corresponde a don Daimon Wembley.


Olvidando a la princesa [#6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora