EN EL PASADO (NARRADOR OMNISCIENTE)
Cuando Eros llego a casa y pasó por la cocina para subir a su habitación, Dalia le vio con la bebé entre sus brazos.
—Eros, ¿Qué haces con un bebé en brazos?—pregunto acercándose para poder verlo mejor y comprobar que estaba bien—¿Y sus padres?—antes de que la bruja llegara a acercarse demasiado a Eros y la bebé, Dylan le advirtió con la mirada para que tuviera cuidado.
—Muertos, tuvieron un accidente y ella es la única superviviente—contestó Eros indiferente mientras se alejaba de la cercanía de Dalia, ja que, esta no dejaba de acercarse a pesar de las advertencias de Dylan.
—¿Ella es...?—empezó a preguntar entendiendo porque Eros no dejaba que se acercara—¿Cómo es posible? Apenas acaba de nacer, no tendrías que haberla encontrado tan pronto—la confusión en el rostro de Dalia era evidente.
Era evidente que este encuentro no debería haberse producido aún y Dalia temía lo que pudiera pasar si la Diosa Luna decidía restablecer el orden natural de las cosas. Aún así, Dalia sabía que Eros no dejaría que le separaran de su mate para que ella viva una vida normal hasta que sea realmente la hora de convertirse en la Luna de la manada, seguramente Eros se negaría y mataría a todo aquel que intentara arrebatársela.
—Me voy a mi habitación, ella dormirá conmigo, mañana ya le compraremos una cuna y todo lo que necesita un bebé—finalizó subiendo las escaleras.
Cuando entró en su cuarto cerró la puerta y con delicadeza intentó que la bebé se desenganchara de su camiseta, pero cuando estuvo apunto la bebé empezó a quejarse y a aferrarse con sus pequeñas manos a la tela de la camiseta. Así que viendo que no conseguiría nada se estiró en la cama junto a ella y empezó a acariciarle sus pequeñas mejillas sonrojadas por el calor.
—Te prometo que nada malo te pasará mientras yo esté vivo mi pequeña Luna—después de una hora la bebé ya estaba profundamente dormida y después de darle un pequeño beso en la frente Eros se levantó con cuidado de la cama para no despertarla.
Antes de salir de la habitación miró por última vez a la bebé y le pareció ver algo reluciente colgando del cuello de la pequeña. Se acercó con cautela y que la bebé tenía en su cuello un colgante de oro con un nombre grabado en cursiva.
—Hestia...—cuando pronunció su nombre por primera vez le pareció que era el nombre más hermoso que hubiera escuchado en toda su larga vida como inmortal.
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Pasaron las semanas y Eros pasaba los días enteros cuidando de su pequeña Luna, ocasionando que al estar tan centrado en ella dejara de lado a la manada y sus responsabilidades.
—No podemos seguir así, la manada necesita a su Alpha—se quejó Dylan temiendo que esta pequeña pausa para cuidar de su mate se prolongara más tiempo—Desde que apareció la pequeña Hestia han aumentado los ataques a las fronteras, tengo un mal presentimiento Dalia—Dylan se levanto de la silla en la que había estado desayunando y llevo los platos sucios al lavavajillas.
—Yo también Dylan, yo también lo presiento—Dalia imito a Dylan y se levanto de la mesa para recoger la cocina—El mismo presentimiento que hace 605 años y me niego a que pase lo mismo, esta vez haré lo que sea necesario para impedirlo.
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Pasó 1 año en donde Eros fue aprendiendo a no ser tan posesivo y sobreprotector con Hestia para poder gestionar sus responsabilidades como Alpha.
Eros dejaba que Dalia cuidara de ella mientras atendía asuntos de la manada, incluso un día dejo que Dylan se acercara a menos de un metro de ella... iba avanzando.
Cuando la manada se entero, hicieron una pequeña fiesta en honor a su Luna, nadie la conocía pero ya todos la amaban.
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Era invierno, uno de los inviernos más fríos que hubieran experimentado en años y Eros estaba en una reunión con los Alphas de las demás manadas.
—¿Y bien? ¿Qué es tan urgente como para convocar una reunión de máxima prioridad?—preguntó impaciente Eros deseando volver a casa para poder ver a su pequeña Hestia.
—Tu tío—contesto uno de los Alphas serio y con cierto temblor en su voz.
—¿Qué pasa con él? Hace años que desapareció y no ha vuelto a dar señales de vida desde entonces—escupió Eros con odio en sus palabras, con solo escuchar el nombre de ese miserable le daban ganas de romper todo lo que tuviera cerca.
—Hace poco uno de mis lobos lo vio pasearse por los alrededores junto a su hijo—Eros sintió que si continuaban hablando de ese sujeto y su hijo traidor no podría controlarse y Hades tomaría el control para destrozarlo todo a su alrededor—Cinco de los diez hombres que envié a confirmarlo desaparecieron y los otros cinco estaban muertos cuando llegaron los refuerzos—no era el mejor momento para que su tío atacara, la mitad de su ejército estaba librando guerras de aliados en el extranjero, si atacaban ahora no les costaría mucho superar las fronteras y llegar a su pequeña Luna.
—Quiero que los mejores hombres que tengáis vayan al último sito donde se le vio por última vez, más vigilancia en las fronteras y los 4 mejores hombres custodiando mi casa, no permitiré que se acerque a mi Luna, otra vez no, ya perdí a mi madre por él, no permitiré que me arrebate a Hestia—impuso Hades autoritario y frívolo, con sus ojos inyectados en sangre.
—Si... Al-pha—asintieron todos al unisonó y temblando por el tono amenazador de Hades.
—Bien, si me disculpáis, me esperan en casa—seguía enfadado, su tío le había quitado lo que más amaba en ese entonces, no permitiría que le quitara lo que más amaba ahora, no, otra vez no, y sabía perfectamente lo que tenía que hacer para impedírselo.
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La debilidad del Alpha
WerewolfEros, el Alpha de los Alphas, con los años se ha convertido en un hombre más fuerte y distante, toda su bondad y inocencia murió esa misma noche donde vio como la vida se escapaba de los ojos de su madre. Ella lo era todo para él y ver como su mundo...