Episodio 26

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POV HESTIA

Me desperté aún en el suelo del pasillo.

La vista la tenía borrosa y no sentía nada, literalmente no podía moverme.

En mi campo de visión apareció Bea con sangre en su cabeza y realmente furiosa.

-Como disfrutaré esto-dijo Bea mientras se acercaba hacia mi.

Sacó sus garras y con una sonrisa psicopata empezó a arañarme la clavícula, pero al no sentir ningún tipo de dolor me empecé a alarmar.

Alguien la apartó de un golpe que la dejó inconsciente y de seguida vi que era Kratos.

-No puedo moverme-conseguí decirle asustada.

-Lo se-me cogió en brazos y me empezó a llevar hacia la camilla otra vez-Ya te dije que darte yo mi energía vital me daba cierto control sobre tu cuerpo-eso era una putada ¿él podía manipular mi cuerpo a su antojo? Eso no es justo.

-Déjame mover mi cuerpo Kratos o juro que...-Kratos se empezó a reír interrumpiendo mi amenaza.

-Eres adorable Hestia ¿de verdad crees que tienes algún tipo de control sobre esto?-me dejo en la camilla y empezó a atarme otra vez las muñecas y los tobillos-Ahora tú cuerpo y tú vida me pertenecen, con un simple movimiento puedo quitarte todo lo que te he estado dando y te aseguro que eso no será una sensación agradable para ti-una vez ya estaba atada me dio un beso en la mejilla y con una sonrisa burlona me dijo-No te muevas mucho-se fue y volvió a cerrar la puerta.

Después de media hora empecé a sentir mis extremidades otra vez, aunque no las podía mover mucho atada.

Pasaron horas y por fin Kratos volvió.

Sorprendentemente me desato-Sígueme-me ordeno mientras salía de la habitación.

Odiaba que me dieran órdenes, pero estaba demasiado cansada como para quejarme.

Le seguí por todo el pasillo hasta que llegamos a una habitación con la puerta negra, daba mal rollo la verdad.

-Entra y vístete, pronto te enseñaré tu nueva vida-le hice caso y al entrar vi un vestidor lleno de ropa de todo tipo.

Escogí una camiseta negra algo ancha y unos pantalones tejanos azul oscuro ajustados, de zapatillas escogí unas deportivas por si tenía que correr en algún momento, que es bastante probable.

Al entrar al baño casi salto del susto, tenia unos pelos de loca y mi piel estaba bastante pálida, a parte, el arañazo que me había echo con tanto cariño Bea no ayudaba en mi aspecto.

Por no decir que ahora ya empezaba a sentir es escozor de este en mi piel.

En 10 minutos hice lo que pude con mi deplorable aspecto, aunque no pude taparme el arañazo.

Al salir no vi a nadie, ni a Kratos ni a ningún guardia, así que aproveche para empezar a correr hacia lo que parecía la salida.

Abrí la puerta y un descampado aprecio al otro lado, parecía que estaba en medio de la nada.

Sin perder ni un segundo empecé a correr, pero de golpe las piernas me fallaron y caí al suelo.

No sentía nada de cintura hacia bajo y eso solo podía significar una cosa... Kratos.

-¿A donde vas con tantas prisas querida?-le mire con odio y él solo me sonrió por su pequeña victoria.

Me cogió como si fuera un saco de patatas y después de un rodeo, una limusina apareció delante de nosotros.

-Te desprecio-Kratos se lo tomó como un alago y me ignoró.

Me dejo en el asiento del copiloto y me volvió a dar un beso en la mejilla, cosa que no me dio tiempo a esquivar.

La debilidad del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora