CINCUENTA Y CINCO

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En su estudio, Soobin levantó la cabeza al oír la puerta principal abriéndose. Sonriendo, sintió que su ánimo se levantaba y se puso de pie. La casa parecía volver a la vida cuando su Gatito regresaba. Lo descubrió cuando Yeonjun atravesaba el salón con rapidez, obviamente buscándolo. Su rostro estaba tan iluminado por la felicidad que su pregunta parecía casi irrelevante.

—¿Cómo te fue, profesor?

—Conseguí el trabajo.

Bailó de un lado a otro lado de la habitación y dio vueltas de una forma que hizo volar su lujuriosa imaginación. "Si lo cubriera de sedas y..."

—Empezaré en primavera. Vuelvo a tener un puesto fijo.

"No era de extrañar que estuviera bailando."

—¡Felicidades Gatito! —lo levantó en el aire con una sonrisa—. Serás un excelente activo para su equipo.

En realidad pensaba que la pequeña universidad se había dado cuenta del tesoro que había llamado a sus puertas. Lo sabía, había visitado su antigua universidad y leído sus brillantes evaluaciones y menciones. Era un profesor que no sólo poseía el don para enseñar, sino también una sinceridad que atraía a los estudiantes y una brillantez que esclarecía el tema más aburrido.

—Estoy orgulloso de ti, profesor.

Sus bellas manos le enmarcaron el rostro cuando se paró de puntitas para besarlo.

Soobin aún estaba sorprendido por lo que el compromiso y el collar habían conseguido. Ahora Yeonjun se entregaba a él de todas las formas posibles. Gran parte de su reserva se había debido a la inseguridad, y haría todo lo posible para que su Gatito no dudara jamás de lo mucho que lo amaba.

Lo bajó hasta que sus pies tocaron el suelo, y luego tiró de su cabello hacia atrás para profundizar el beso y disfrutar de la manera en que su cuerpo se rendía al suyo.

La necesidad de follarlo cantó en su sangre cuando finalmente levantó la cabeza y examinó lo que pensaba tomar como premio aquella tarde. Los ojos de Yeonjun rebosaban de amor, tenía la cara sonrojada y los labios húmedos y enrojecidos. Sí, empezaría definitivamente con esos labios alrededor de su polla. Yeonjun agitó la cabeza como si necesitará aclarársela.

—Dime ¿Qué falta para tenerlo todo listo? ¿Cuándo vienen los del catering? ¿Está...?

—Todavía no es la una y los del catering llegarán sobre las seis para prepararse. El servicio de limpieza estuvo aquí temprano, al igual que los jardineros —"y también el servicio de mudanzas que había contratado para una habitación especial."

Le dirigió una larga mirada que lo hizo ruborizarse aún más.

—Probablemente necesitarás una hora para bañarte y vestirte. Eso nos deja un poco más de cuatro horas en las que requeriré toda tu atención.

Yeonjun abrió mucho los ojos y dio un paso atrás.

—Soobin, yo realmente no...

—Sí. Tú realmente sí —agachándose, puso su hombro contra el estómago de Yeonjun y lo levantó como si no pesara nada. Le rodeó las piernas con un brazo para evitar que lo pateara mientras su Gatito le golpeaba la espalda con sus pequeños puños, pero podía oírlo reír de forma incontrolable.

—Bestia. Vamos a dar una fiesta. No podemos tener sexo ahora. ¿Estás loco? —le tiró del cabello para reafirmar sus argumentos. "Sin duda era un chico feliz."

SÍ, MI SEÑOR ❱ soojun/ʸᵉᵒⁿᵇⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora