¿Alcohol o destino? ShikaSaku.

Una ayuda para los idiotas.

Una ayuda para los idiotas.

Shikamaru estaba en su oficina, pensando en la conversación que había tenido con su esposa dos noches atrás. Lamentablemente, si bien ella le había dicho que lo intentaría, lejos de eso habían sido sus acciones, prácticamente se había encerrado en su casa desde aquella charla.

Suspiro y se puso de pie, odiaba tener que intervenir, era problemático, pero su esposa era la prioridad.

Entro a la oficina de Kakashi sin golpear, suficiente era que había decidido darles una ayuda a esos idiotas.

-Sakura últimamente come muchas cosas dulces, Dangos sobre todo, puede comerse hasta tres cajas en una sola tarde si no intervienes. -

El peliplata lo miro sorprendido, no esperaba que el joven le diga eso, sin embargo, se aseguró de anotarlo mentalmente, así como toda la demás información que había logrado recaudar en las ultimas semanas, de su alumna.

-Y dile a Naruto que también le gustan las flores, las No me olvides- soltó una risa seca- Retorico, ¿No? -

-Porque nos ayudas? – le pregunto entonces, no pudo contener la curiosidad y decidido preguntarle.

-No los ayudo a ustedes, bueno, puede que sí, pero no es PARA ustedes. Esta situación es muy problemática, quiero que Sakura este bien, ella es la prioridad. -

La respuesta tan simple del Nara dejo en una especie de shock al hokague. Y se termino riendo, porque mientras él mismo y Naruto lo juzgaban, ellos siempre habían sido egoístas con la Haruno, o mejor dicho, Nara; él sin preguntarle o decirle nada tomo la decisión de sacarla de la lista de ninjas no oficialmente, fue porque quería protegerla, pero había puesto sus intereses y preocupaciones por sobre las metas y deseos de ella. Naruto no era mejor, estaba dolido y avergonzado, y por no querer verle la cara a la mujer que había creído decepcionar, había huido de la aldea, de nuevo, sin decirle nada a ella, sin dar explicaciones.

Habían criticado a Shikamaru, pero de los tres, él fue el único que había pensado en la pelirosa por delante de si mismo. Fue lo suficientemente maduro para ver la situación sin juzgar a nadie y empujarlos a hablar entre ellos, a que se expliquen las cosas.

-Muchas gracias Shikamaru, te deberemos esto por siempre- fue lo único que pudo decirle.

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Sakura estaba acostada en la cama, aun se sentía triste por la conversación que había tenido con su esposo. Le había pedido a Shizune que la cubra en el Hospital y se había mantenido en su casa, pensando y repensando.

Cuando escucho golpes en la puerta frunció el ceño, eran casi las 5 de la tarde, Shika estaría en el trabajo y Yoshino había ido al mercado. Mientras se preguntaba quién podría ser, se puso de pie y camino hacia la entrada de la casa.

Estaba vistiendo un pijama que constaba básicamente de la ropa de su esposo, unos pantalones de algodón grandes y una remera que -gracias a su pansa de 5 meses- parecía que explotaría en la zona de su vientre. Sobre eso, traía una bata de seda. No combinaba mucho, pero estaba muy embarazada, hacia frio y estaba en su casa, sea quien sea que viniera, tendría que pasarlo por alto o irse.

Cuando abrió la puerta, lo primero que sus ojos vieron fueron cajas apiladas, eran por lo menos 6 u 8, posteriormente, reconoció el color y la forma, como el envoltorio de su tienda de dangos favoritas. Al lado de estas, reconoció algo azul, posteriormente identificado como un ramo, el más grande que había visto hasta ahora, de sus flores predilectas.

Pensó que era Shikamaru, sabia que el estratega amaba consentirla, aunque fingiera lo contrario, pero grande fue su sorpresa cuando dos cabezas se asomaron, una rubia y la otra gris.

-Solo queremos hablar Sakura-chan, por favor permítenos entrar- le pidió el Uzumaki.

-Trajimos muchos dangos- agrego el Hatake.

-Y flores, Ino dijo que estas eran tus favoritas, también compramos muchas- volvió a hablar Naruto.