Capítulo 4: Hogar

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Después de la agitada mañana en el centro comercial, los vestidos, esos ojos y la desaparición de mis cuerdas vocales, al fin estoy frente a casa y se siente increíblemente bien saber que mi madre está ahí dentro pintando su habitación aunque debo admitir que hay un poco de miedo en mi interior ¿Y si ya se fue? ¿Y si se rindió? 

Maya nota mi indecisión y toma mi mano e inmediatamente me siento lista, el miedo desapareció, mi mejor amiga está junto a mí, como siempre lo ha hecho. La miro y ella asiente, es hora de entrar. Al cruzar la puerta un olor maravilloso invade mis fosas nasales, ¿eso es... lasaña? ¿Mamá preparó lasaña? 

−Mamá, ya llegué.−Hago una pausa al escuchar que algo se cae. Subo las escaleras. −¿Estás bien?

Mamá está recogiendo una brocha del suelo, me tranquilizo al ver que tiene puestos sus audífonos y por eso no me escuchó al entrar, cuando levanta la cabeza me ve con una gran sonrisa en el rostro. Hogar.

−Oh cariño.−Dice mientras se quita los auriculares. −No escuché que llegaste.

−No te preocupes mamá. −Me acerco a darle un corto beso en su mejilla, noto que tiene una pequeña marca de pintura. −Maya vino conmigo, está abajo.

−Perfecto, hice lasaña porque escuché que tenías antojo hace unos días. −Hace meses mamá, pero no te preocupes. Lo pienso porque no me atrevo a decirlo, estoy tan feliz.

−Justo le dije a Maya en el camino lo mucho que quería comer de tu lasaña, todo lo sabes mamá.− Mi tono es dulce, realmente me siento agradecida por el gesto, por tenerla aquí.

−Muy bien cariño, entonces prepara la mesa, me limpio y bajo enseguida.

Asiento dándole una sonrisa y salgo del cuarto, siento cómo mis ojos se comienzan a humedecer y veo borroso, me detengo a mitad de las escaleras, respiro profundo. Por primera vez en mucho tiempo son lagrimas de felicidad, me siento llena, completa. Continuo mi camino.

−¿Todo bien Liv?.− Pregunta Maya al ver mi cara ligeramente enrojecida y con pequeños rastros de lagrimas en mis mejillas.

−Todo está perfecto.

Maya me sonríe y me abraza, sabe que no miento, nos separamos y me ayuda a sacar los platos mientras yo pongo los manteles personales y los cubiertos, el olor a lasaña sigue por toda la casa, mi olor favorito. 

Mamá al fin baja y ya no tiene la mancha de hace unos minutos, saluda a Maya con un abrazo en el cual mi madre casi se queda sin costillas, Mayi no sabe disimular, suelto una pequeña risita. Cuando estamos sentadas mamá comienza a repartirnos trozos de lasaña mientras nos informa de los futuros cambios que le hará a la casa, Maya y yo parecemos niñas pequeñas viendo algún dulce, pero no, solo estamos emocionadas de escuchar a mamá y su entusiasmo.

−No mamá, mi cuarto está bien así, no es necesario pintarlo.− Ahora estoy haciendo drama porque la mujer que tanto amo está  planeando pintar mi guarida, entiendo que hace falta pero tendría que sacar todo mi librero, eso siempre es un desastre, al mudarnos aquí dije que nunca lo movería porque no quiero sacar y meter todos mis libros, se pueden maltratar y me darían minis infartos hasta quedar muerta.

−Olivia ese color está muy aburrido.

−Mamá, no quiero mover el librero, por favor cambiemos todo menos el color de mi cuarto o la posición de mi librero.

No debí de decir eso.

No, no debiste, mira cómo se le iluminaron los ojos.

No me malinterpreten, me gusta esa chispa pero se viene un cambio en MI habitación.

−Iremos de compras mañana. −Oh no, otra vez compras.

−Está bien mamá, pero no me despiertes temprano.−No tiene caso discutir por algo que yo dije sin pensar.

Terminamos de comer. Maya se ofreció a lavar los trastes mientras que mamá y yo recogemos todo lo de la mesa. Mamá nos pidió que modeláramos los vestidos y mi sala se volvió una pequeña pasarela, nos pasamos el resto de la tarde entre chismes y risas hasta que la noche llegó. Nos despedimos de mamá y fuimos a mi habitación.

Maya ya tiene una pijama y gran cantidad de ropa en mi casa, cualquiera pensaría que vive aquí y no me molesta para nada, ojalá viviera conmigo. Recuerdo que no he leído en todo el día y siento esa gran necesidad por saber qué será de mi amor. Primero veré una película con Maya, después necesito ir a las páginas de ese libro que no pude terminar en la madrugada.

−Mil gracias Olivia.− Maya interrumpe la película para hablar.

−Siempre estaré aquí, siempre. Te quiero tanto Mayi.

No hace falta decir más, Maya comienza a acurrucarse hasta que se queda dormida en mi hombro, apago la televisión y coloco bien las cobijas hasta su cuello. Miro el reloj que marca las 11:30 pm. Es hora de leer, solo unas páginas, mis ojos no aguantarán una noche más sin dormir bien. 

1:45 am

¿Cómo le vas a decir esoooo? 

¿No estás viendo que te ama? 

Regresa maldito. 

Reina dile lo que sientes.

Quiero un amor así.

MI PATRÓN.

Cierro el libro soltando un suspiro, no sé cuándo dejaré de enamorarme de los personajes pero tampoco quiero dejar de hacerlo, que complicado es todo esto en la vida real ¿Por qué no sales del libro hombre respetuoso, cariñoso y guapo?

Guapo....

Oh no, el desconocido, lo olvidé.

Lo bueno que era tu chico de libro.

Oh vamos no molestes, pudiste recordarmelo y no lo hiciste, eres mala hadita.

La enamorada eres tú, eso dices.

Somos la misma persona, ya silencio.

Noto que los números están casi invisibles, pero aún los distingo, debí anotarlos desde que salimos del centro comercial, no puedo creer que lo olvidara.

*Chat de Mi Spiderman <3*

Liv: Hola.


Nota de la autora:

Hasta aquí el capítulo de hoy, me tarde en subirlo porque #Presenciales pero espero les guste, les quiero, besitos.

¿Por qué no sales del libro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora