Capítulo 18: Las cosas que no logro entender.

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Olivia Cortés

3 meses después...

Lucas y yo llevamos conociéndonos 3 meses, las cosas han estado de maravilla, pero él tuvo que viajar a Irlanda hace 1 semana, parece una eternidad y más ahora que he estado sola. Al salir del hospital Maya me confesó que regresaría con Fred porque lo amaba y no podía abandonar el lugar que tenía junto a él.

─Entiéndelo Olivia, lo amo y amo cómo me hace sentir.

─Maya él no te merece, te hace sentir mierda.

─Disculpa, pero no todos podemos vivir un amor de cuento cómo el tuyo. No todos lo queremos.

Ese día lloré demasiado y Lucas tuvo que llevarme a KFC, el pollo frito arregla el corazón. Estuve enviándole mensajes preguntándole si estaba bien, no recibía respuesta y lo dejé de hacer hace apenas 1 semana, 3 meses sin señal de Maya, sus hermanos dicen que está bien entonces eso me mantiene tranquila.

Mi vida no ha ido cómo me gustaría, solo agradezco tener a alguien estable como Lucas a mi lado, tuve que enviar a mi madre a rehabilitación porque comenzó a esconderse en el alcohol, cosa que me afectó al inicio. He estado yendo con una psicóloga bastante buena, me ha ayudado a ver por mí y dejar de interesarme por los demás antes que por yo misma.

En estos momentos he decidido ir al hospital a dejarle algo a Elías, nos hicimos buenos amigos, resulta que ama Marvel tanto como yo, así que intercambiamos algunos cómics, ediciones que no conseguiríamos por nuestra cuenta; debo admitir que a Lucas no le agrada este chico, no entiendo por qué, es como una competencia para ganar algo de lo que no estoy enterada.

─Ahí está mi persona favorita.

─Me alegro de verte. ─Le digo mientras dejo un beso en su mejilla.

─También a mí, justo llegas cuando voy a almorzar, ¿quieres venir?

─Claro, no he comido, me caería bien algo.

─ ¿Qué tal un subway? ¿O prefieres una ensalada?

─En realidad, tengo antojo de una cajita feliz ¿es raro?

─Para nada, podemos ir al Mc Donald's de la plaza.

─No se diga más.

Salimos del hospital dirigiéndonos a la plaza, no está lejos así que vamos caminando, la zona es preciosa, recuerdo que vivíamos cerca de aquí, en un residencial antiguo.

─ ¿Sabes? Vivo cerca de aquí. ─Elías parece que leyó mi mente. ─Justo en el residencial Madrid.

Mi cara debe de ser una obra de arte en estos momentos, no me doy cuenta que tengo la boca abierta hasta que intento hablar y no sale nada.

─ ¿En verdad? Yo vivía ahí cuando era pequeña.

─ ¿Me creerías si te digo que lo sé? ─ Me parece que no debía de confiar en él tan rápido. ─No creas que te investigué o algo.

Sigo sin decir nada, muy pocas personas lo saben, creo que solo lo sabe Maya en realidad. Decide hablar de nuevo.

─Soy nieto de Romina, la que era amiga de tu abuela ¿recuerdas?

Niego con la cabeza.

─ ¿El renacuajo?

─No te lo puedo creer. ─Comienzo a carcajearme. Renacuajo, así le decían todos los niños del residencial, era su apodo cuando jugaba fútbol, jamás entendimos por qué.

─Sabía que nunca te habías aprendido mi nombre.

─ ¿Por qué esperaste tanto tiempo en decirlo?

¿Por qué no sales del libro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora