Capítulo 20 "¿Cuánto pesan los kilómetros?"

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El tiempo pasa extremadamente lento desde la muerte de Fred y la ausencia de Lucas, no entiendo la razón de viajar durante 3 semanas, casi un mes sin la persona que me ha enseñado miles de cosas; recuerdo cuando leía lo incompletas que estaban las protagonistas de grandes libros, Lucas me enseñó que hay que estar completos para poder amar sin descuidarte, en ocasiones suele ser tremendamente sabio, que fastidio, me encanta.

Maya y yo hemos estado arreglando nuestra amistad, aunque sus ánimos están por los suelos, ha tenido pesadillas y los ataques de pánico han regresado cada vez con más frecuencia, ha ido con un psicólogo que la está analizando, con eso sabremos si necesita escalar con un psiquiatra. Estas semanas no han sido fáciles, necesito abrazar a Lucas y contarle todo lo que me he guardado para no derrumbar a Maya.

─ ¿Cómo han ido las cosas contigo Olivia? ─La señorita Paola es lo que me ha mantenido cuerda, al fin una psicóloga que se preocupa por sus pacientes.

─ Sinceramente no he pensado mucho en mí, tengo que cuidar a Maya.

─Si tú la cuidas a ella ¿quién cuida de ti?

─Pues, Lucas sigue en Irlanda, mi mamá en rehabilitación, Maya está perdida.

─Si te das cuenta tú eres todo lo que tienes, las personas son temporales, entiendo que quieras cuidar de tu mejor amiga pero no te descuides, conecta de nuevo ¿cómo planeas ayudar a otros si tú estás mal?

─Es lo que Lucas dice, no puedo esperar que alguien cuide de mí.

─Las personas solo son un soporte Liv, te ayudan pero no puedes dejarles todo el trabajo.

─Lo sé, es difícil con todo lo que está pasando.

─Maya tuvo una perdida y en parte tú también, nada de eso fue culpa de ustedes, las personas se van sin una razón congruente, así en la vida.

Claro que no puedo decirle que soy cómplice del asesinato de Fred, no creo que encubrir delitos forme parte de su acuerdo de confidencialidad.

─Lo sé, el duelo es duro.

─Todo irá mejorando Olivia, solo no te pierdas a ti misma.

─Intentaré concentrarme un poco más en mí.

─Te deseo lo mejor, nos vemos la próxima semana.

─Gracias Paola.

Salgo de la oficina y sé que tiene razón, saco mi celular y lo apago, no quiero saber nada del mundo, tendré un día de citas conmigo, próxima parada: la plaza.

Al llegar noto que hay poca gente y es raro al ser domingo, decido ir al cine, tengo ganas de ver una película romántica que me destruya, veo la cartelera y encuentro un titulo que llama mi atención "Fuimos pero no seremos" decido entrar y me compro un Icee de cereza, el mejor sabor.

Resulta que la película me destruyó más de lo que quería, ¿cómo me matas al protagonista cuando ella iba a regresar a él? Si esto es un libro, necesito leerlo, estoy enojada y con la nariz como ese tal Rodolfo de la nariz extremadamente roja. No sé qué haría si perdiera a Lucas, es el coprotagonista de mi historia, lo extraño demasiado, como si me faltara algo, qué miedo esa dependencia.

Después del cine, decido que iré a un restaurante de comida italiana, pero una llamada interrumpe mi decidido camino.

*Llamada entrante de Mi Spiderman*

No puedo evitar sonreír, mi estómago siente mariposas y mi corazón aumenta sus pulsaciones.

─Hola extraño. ─Mi voz se escucha suave, llena de amor.

─Hola desconocida. ¿Cómo andas?

─Voy saliendo del cine, en verdad debo de contarte todo de la película, necesito el libro.

─ ¿Conseguiste que te sacara las lágrimas?

─Más que eso, te juro que no te gustaría verme en estos momentos, tengo el rímel corrido y la nariz muy roja.

─Yo creo que te ves preciosa Rudolph.

─Ni siquiera puedes verme, mentiroso. ─Hago un gesto de desagrado en modo de berrinche, aunque no puede verme.

─Deja de arrugar la nariz así, te harás viejita rápido. ─Siento que mi corazón se va a salir de mi pecho, comienzo a buscarlo, miro a un lado, al otro y recuerdo que cerca está el stand en donde lo conocí.

─Justo ahí, me ofende que no haya sido el primer lugar que miraras.

No le hago caso, camino rápidamente hacia él y solo quiero sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo.

─Oye, contéstame, qué irrespetuosa muchachita.

No le hago caso y puedo ver cómo la sonrisa en su rostro es aún más grande cuando estoy a unos pasos de él, así que decido darme la vuelta y esperar que él venga a mí.

─ ¿Qué haces? ¿A dónde vas?

─No iré tan rápido. ─Mentirosa, iría corriendo como hace unos segundos lo estaba haciendo.

─Vine desde Irlanda por un beso y ver esos ojitos en persona. ─Puedo escuchar unos pasos apresurados que vienen por mí, por un paso suyo serían cuatro míos así que no pasa mucho tiempo cuando siento sus brazos alrededor de mi cintura y su cara en la curva de mi cuello.

─Hola Spiderman.

─Hola desconocida. ─Al fin cuelga el teléfono y de un jalón me da la vuelta.

Nos miramos unos segundos a los ojos, como si hubiera pasado una eternidad, lo extrañé mucho, con él me doy cuenta que no me importa nada, solo tenerlo cerca para poder sentirme segura, con apoyo y el cariño que merezco, sin miedo a nada.

─ ¿Me darás el beso por el que regresaste? ─Se dibuja una sonrisa malvada.

─ Solo será uno.

─Eso dices.

Y me besa, siento que mi mundo se reconstruye y al fin estoy bien, después de unos meses de locura, de oscuridad, mi paleta de colores ha regresado. Es un beso largo, un beso que grita "Te extrañé".

─Vaya, qué buen beso. ─Digo al separarnos.

─Disfrutalo porque no habrá otro. ─Hace un gesto de superioridad.

─Eso dices, después rogarás por un beso, pero está bien, te lo cumplo.

─No, Liv, sabes que bromeo con esas cosas. ─Ahora hace pucheros, los cuales decido ignorar.

─Estaba pensando en ir a comer al restaurante italiano que está a la salida de la plaza. ¿Ya comiste?

─Sí, pero en estos momentos me gustaría otro tipo de comida. ─Puedo sentir toda la sangre en mi cara. Lucas suelta una carcajada. ─Eso es por no querer besarme de nuevo ¿No que muy fuerte?

─ A veces no entiendo por qué te quiero tanto. ─Oh no, noto sorpresa en su rostro, por qué lo dije. Desvío la mirada.

─Si quieres podemos ir a comer y luego a la pista de hielo ¿Quieres? Tengo ganas de patinar. ─ ¿Acaba de ignorar que dije que lo quería?

Por alguna extraña razón me dan ganas de llorar. Me doy la vuelta y camino al baño.

─ ¡Olivia! ¿A dónde vas?

Lo ignoro, dejo a mi chico ahí y parece que él no tiene interés en moverse. 



|Nota de la Autora|

¡VOLVIMOS! Después de un severo bloqueo lector y una laptop descompuesta hemos regresado con nuevo capítulo esperando que las actualizaciones semanales regresen al 100%.

Ya los extrañaba, les quiero.

¿Por qué no sales del libro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora