Unos minutos después de mi charla con Maya nos encontramos discutiendo las razones por las cuales no me maquillo, Maya insiste en que diariamente tengo que estar llena de polvos y líquidos en la cara, pero a mí me agrada vivir sin preocupaciones acerca de mi físico, no soportaría estar viéndome cada cierto tiempo al espejo por el terror de que se me corra el maquillaje, no tengo nada en contra de las personas que se maquillan, al contrario, las admiro, que nivel de paciencia se debe de tener para hacer arte sobre tu piel y mantenerlo precioso, pero no es mi caso, yo me conformo con rímel, un poco de labial y a veces un delineado sencillo. Maya está encima de mí tratando de poner sombras en mis ojos, no sé para qué quiere que me arregle si ella es la que va a cortar.
—Olivia, quédate quieta o te voy a dejar ciega.
—Dejarme en paz es una mejor opción.
—Hoy es un día difícil para mí, deja de moverte por favor.— Y con esas palabras y unos ojitos de cachorro me convenció, así que me quedo quieta.
Maya decidió terminar con Fred en un lugar público por si no lo tomaba muy bien, me alegra que me dejara acompañarla, acordamos en que me quedaría a una distancia prudente para que todo fluyera tranquilamente y si se alteraba yo tendría que intervenir y vaya que le quiero romper la nariz a ese estúpido machinerd, sí, es una combinación de macho y nerd, no soy muy creativa pero me gusta.
Al fin termina de ponerme todo el maquillaje que pudo y me sorprende lo bien que combina con mi atuendo de hoy, por alguna extraña razón quise ponerme una falda, un suéter de lana y mis botines cafés, me veo bastante bien, además de que mis ojeras desaparecieron y mis ojos se pueden apreciar más, me gusta, pero no le diré a Maya o aprovechará para burlarse y tratará de convencerme de hacerlo cada día.
—Vaya, te maquillaste cariño.—El tono de sorpresa de mi madre me hace poner en blanco los ojos.
—Todo es obra de Maya, no te acostumbres.
—Podrías hacerlo Linda, no lo admite pero sé que le encantó.—Maya choca cinco con mi madre y yo estoy odiando este momento.
Pero al menos te ves fabulosa.
Salimos de casa después de que mamá nos llenara de besos, le deseara buena suerte a Maya y mencionara mil veces lo que teníamos que hacer en caso de estar en peligro, me gusta tener a alguien que se preocupe por lo que hago o en dónde estoy. Subimos al carro de Maya y es raro que no me haya aferrado a mi asiento todavía, está manejando tranquilamente, al parecer ya le gustó vivir.
—Me gusta que te guste la vida ahora.
—Hay mucho "gustar" en tu frase Liv.
—Como sea, que lindo viajar de una manera tranquila, sin miedo a morir.
—Sigue diciéndolo y ese lindo maquillaje quedará en el parabrisas. —Dice señalando el gran cristal frente a nuestros ojos.
—No lo harías, te quedó muy bien para arruinarlo tan rápido, además irías por la vida con un payaso a tu lado.
—No me subestimes.
Dejo de molestarla porque aunque no lo crean, mi mejor amiga da miedo, en estos momentos está muy seria y la creo capaz de cumplir todo lo que dice cuando me habla en ese tono. Estoy apunto de volver a hablar cuando un mensaje entra a mi celular, pero decido ignorarlo, es el momento de Maya, mi atención solo tiene que estar en ella, me necesita, si me distraigo algo podría salir mal.
—Llegamos Liv.
No me doy cuenta que hemos llegado, estamos en un parque cerca de la casa de Maya, aquí Fred la trajo de picnic en su primera cita, cuando todo era perfecto y él solo un nerd tratando de conquistar a la chica más linda del colegio.
—Puedes quedarte aquí, te dejaré las llaves y podrás verme, estaré justo ahí, en esa banca de enfrente. −Dice mientras señala el lugar exacto en dónde estará.
—Puedes hacerlo Maya, sé fuerte.
Maya me dedica una sonrisa al mismo tiempo que cierra la puerta del conductor; se dirige a dicho punto y se sienta a esperar, está jugando con sus manos, está nerviosa. Mi mejor amiga ha perdido su brillo, se ve distinta a diferencia de aquella vez que la emoción de ver a Fred en este mismo lugar estaba a tope, ahora su mirada está en otro lugar y es muy difícil que regrese, estamos empezando por lo más sencillo, cortando la fuente de esa infelicidad.
Puedo ver a Fred caminando hacia Maya, trae un ramo de flores con él ¿Por qué? Cada vez que Maya no sale de fiesta él suele "premiarla" con obsequios, así cree que ella estará contenta encerrada en casa, es un completo estúpido, creo que es la persona que más detesto en la vida. La expresión de Maya es seria y parece que Fred lo nota, ahora es él quien está sentado mientras pasa su cabello entre sus dedos, está enojado. Maya está de pie frente a él con los brazos cruzados y puedo notar como se pasa una mano por la mejilla, secando bruscamente una lágrima.
Mi celular comienza a vibrar y hace que me desconcentre, es una llamada entrante y me quedó en blanco cuando veo su estúpido apodo en la pantalla. Contesto.
—No está bien espiar, desconocida.—Su ronca voz envía electricidad a recorrer mi cuerpo, pero ¿cómo sabe lo que estoy haciendo?
—No sabes lo que dices.—Una risita se escucha del otro lado de la línea y un pequeño golpe en la ventana me hace brincar.
—Claro que lo sé. —Solo nos separa el vidrio, se ve increíble. Un poco de sudor cae por su cabello y no puedo creer lo bien que se ve.
Cuelgo y bajo del auto echando un vistazo a la pareja que sigue discutiendo frente a mí.
—Lindo apodo, me hace sentir mal porque te agendé como desconocida.
Ahora sabe que es tu Spiderman, que vergüenza me da ser tu consciencia.
—Alguien me acaba de decir que no está bien espiar.
—Touché.
—Y bien ¿Qué haces aquí?— Hace años que vengo a este parque y jamás lo había visto.
—Me gusta venir a correr a eso de las 11 y puedo estar aquí durante bastante tiempo, es muy tranquilo y de los pocos que no tiene basura por todas partes. —No había notado que está vestido con ropa deportiva, por eso el sudor, vaya que se ve bien en esos shorts.
Concéntrate, no lo desvistas con la mirada, recién lo conoces.
—Ya veo, es un buen lugar aunque jamás te había visto por aquí.
—Digamos que soy nuevo en esta ciudad. Tú no me has dicho qué es lo que haces espiando.—Me señala levantando una ceja.
Volteó a supervisar la discusión y noto que Fred está agarrando de la muñeca a Maya que ahora está levantando la voz pero cada vez se rompe más. Me dirijo hacia ella y noto que el desconocido me sigue, pero nada me puede detener, de repente siento mis nudillos ardiendo y caigo en cuenta, he golpeado a Fred, lo sé porque en estos momentos está agarrando su mejilla y un poco de sangre sale de su boca.
—¿Qué demonios te pasa Olivia?—Fred da un paso atrás.—Maldita perra.
—Te alejas de Maya o no vas a volver a ver la luz del sol. —Estoy enojada, Maya solo me había contado un par de veces cómo era pero jamás lo presencié hasta el día de hoy.
Fred se aleja más molesto que antes y mi adrenalina se baja un poco gracias a esa voz que corta el silencio.
—Que linda forma de conocer tu nombre, Olivia.
|Nota de la Autora|
Bueeeeno, ¿Qué tal los dos capítulos?
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¿Por qué no sales del libro?
Teen FictionOlivia Cortés es una fanática de la lectura, sueña con tener un amor como los que lee por las madrugadas en su habitación, quiere conocer a alguien que esté dispuesto a todo por su amor. ¿Cuándo tendrá su amor de libro? ¿Alguna vez conocerá a un chi...