Capítulo 11: Estaremos bien

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Mini maratón 1/2

Olivia Cortés.

No puedo creer lo que vi hace un momento, mi corazón está acelerado y mis ojos repletos de lágrimas, me doy cuenta de que estoy apretando con demasiada fuerza la mano de Mallory y decido soltarla, pero ella no me deja, me toma de nuevo y me da una mirada reconfortante, puedo saber lo que me quiere decir. Sigo plantada en el mismo lugar, viendo los ojos de Lucas, son tan lindos que jamás me hubiera imaginado esto, es como si hubiera pasado una eternidad y apenas van unos cuantos segundos, unos segundos de que pronunció mi nombre, pero unos pocos más desde que lo vi besarse con la chica que está frente a él, quien por cierto no ha dejado de verme con confusión, somos dos, no tengo ni idea de quién putas eres y ya te detesto.

Vamos Liv, no somos de esas chicas que ofenden a otras por un chico.

Cállate conciencia, cállate, yo sabía que Lucas era igual a todos, yo lo sabía, no debí de haber venido. No debí de escuchar a mi corazón, debí hacerle caso a ese miedo que sentía, apenas lo conozco, es la cuarta vez que lo veo, no es nadie en mi vida, no es nadie importante para mí.

Cariño, así solo te harás más daño.

Cuando veo sus intenciones de acercarse me doy la vuelta antes de que sea demasiado tarde, sigo de la mano de Mallory y puedo escuchar que dice algo, pero no le presto atención, no lo vuelve a decir así que supongo que le hablaba a Lucas. Que asco de día, no puede empeorar.

Salimos de ese lugar, recién me di cuenta que es una librería, vaya, que original, la llevo a una cita en una librería, un sueño para mí y una realidad para ella. No quiero ser débil, el amor me hace débil, no debí despegar mi vista de las páginas, no debí creer que merecía un amor de libro porque nadie me lo dará. No puedo evitarlo y las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas.

─Nena, no llores. ─Mallory trata de calmarme, pero sé que no tiene ni la menor idea de cómo hacerlo. ─Todo va a estar bien, Lucas lo explicará, vamos, ella no es nadie.

Trata de llevarme adentro, pero yo no soy capaz de creerle, apenas lo conoce, no por ser compañeros de la universidad ya vas a saber toda la vida del otro. Mallory esta vez se está equivocando, Lucas no tiene nada que explicar, no somos nada para que se moleste dando explicaciones.

─Solo quiero ir a casa, no quiero verlo de nuevo. Al menos no por ahora.

Parece que lo entiende y nos dirigimos al auto, ella toma mi mano de nuevo y me mira de una manera que me hace sentir su apoyo, Mallory es una buena amiga, sé que no la conozco muy bien pero estoy feliz por ella y Maya, además de que mi grupo social crece si ella se une y no me molesta para nada tener a una persona como ella en mi vida.

Justo cuando creí que Lucas sería alguien bueno, estamos yendo a casa destrozadas.

Lo mismo opino conciencia, al fin estamos de acuerdo en algo. Estaremos bien.

Llegamos al auto y Mallory maneja hasta casa, Maya no pudo llevarme porque sus hermanos tenían resaca esta mañana, estaba regañandolos y siendo una buena hermana mayor así que le pidió a su nueva... amiga que lo hiciera, en verdad lo agradezco, si no iba a ver a Lucas, seguiría en esa estúpida mentira, enamorándome y sintiéndome mal por tener miedo cuando él me daba toda la seguridad que estaba buscando, una seguridad que por cierto se fue a la mierda cuando se estaba succionando con esa tipa. 

─Gracias por traerme Mal, disculpa si perdiste tu tiempo.

Me mira con lástima y se acerca para abrazarme, justo lo que me faltaba para llorar más, un abrazo. Limpio mis ojos con la blusa que llevo puesta y doy asco.

─Nena, no es ninguna pérdida de tiempo ayudar a tus amigas, recuerda que al final todo estará bien y si no lo está es porque no es el final.

Le regalo una sonrisa, me alegra saber que ella también me considera su amiga, Maya es muy afortunada.

─Nos vemos.

Salgo del auto y cierro la puerta, camino hacía mi casa, hay algo mal porque escucho gritar a mi madre. Al llegar a la puerta noto que está abierta, tomo mi llavero con armas de autodefensa, lo debo de traer porque México no es muy seguro para las mujeres, entro lentamente, sin hacer ruido. Veo que mamá está en la cocina y no está sola, alguien está detrás de ella, agarrándola con fuerza, podría reconocer ese pelo rojo en cualquier lugar, es Fred.

─Te estaba esperando querida. ─Dice Fred girando ligeramente la cabeza hacía mí, veo que tiene los ojos rojos y puedo deducir que está drogado. ─Suelta eso que tienes ahí, no te servirá de nada, si no lo haces tu madre la pagará y muy feo.

─Aléjate de ella, no le hagas nada a mi hija. ─Mi madre está aterrorizada y puedo notar que le cuesta respirar debido al brazo de Fred en su cuello.

─Tú cállate vieja enferma. ─Dice mientras le suelta una cachetada.

─No vuelvas a pegarle, suéltala, el enfermo aquí eres tú.

Por alguna extraña razón me hace caso, veo que mi madre se agarra el pecho tratando de recuperar el aire. Fred se acerca a mí y saca una navaja de su bolsillo, quién lo viera jamás pensaría que es capaz de esto. Está en frente de mí y me apunta con la navaja.

─Necesito que le digas a Maya que vuelva conmigo. ─Comienzo a reírme y veo que eso le molesta, ya veo la navaja más cerca de mi cuello, trato de hacerme para atrás, pero choco con la barra de la cocina. Veo que mi mamá está tratando de acercarse.

─No mamá, no hagas nada, quédate quieta.

Fred voltea la mirada hacía mamá, pero no puedo moverme, la navaja está rozando mi cuello, ya puedo notar una pequeña gota de sangre. Mamá está llorando, ni siquiera es capaz de gritar y no quiero que esto le afecta en el progreso que llevaba con su enfermedad.

─Mírate, tan bien vestido, siendo el mejor de la clase, jugando ajedrez y obteniendo becas gracias a que eres "bueno" así seas una mierda persona. ─Sus pupilas están más dilatadas ahora, casi siento que me va a pegar pero no lo hace, cobarde.

─Le dirás a Maya que vuelva conmigo, llámala. ─No sé en qué momento sacó mi celular de mi bolsillo y me lo da. ─Y cuidado con decirle lo que está pasando porque la última cara que verás será la mía, no me gustaría matarte frente a tu madre. 

Quiero gritarle que no lo haré porque no merece a alguien como Maya pero tengo miedo y hago caso llamando a Maya, no puedo arriesgarme a que le haga algo a mi madre solo por estar presente, no podría soportarlo. Vamos Maya responde. Quinto tono y respiro.

─Hola mi niña, ¿cómo te fue? ─Me alegro de escuchar su voz, suspiro antes de responder.

─No quiero hablar de eso, Maya necesito que pienses mejor lo de Fred, mira, me fue mal con Lucas y siento que Fred y tú tienen historia por delante.

Sé que Maya puede notar que hay algo mal. Sabe que ni drogada diría tal estupidez, pero mi madre está en riesgo.

─Ay Olivia, voy para allá, la depresión te está pegando. ─Ojalá fuera eso Maya, ojalá.

Cuelga y veo mi vida pasar frente a mis ojos, siento un dolor horrible en mi estómago y comienza a nublarse mi vista, Fred ha desaparecido. Pongo mi mano en la parte del estómago que me duele y siento algo húmedo, no aguanto el dolor, veo mi mano y está roja. Sangre. Caigo sobre mis rodillas y escucho a mi madre gritar y llorar, Fred se fue tan rápido que se olvidó de su testigo. Ya no veo nada, no sé qué está pasando. Mamá tengo miedo.

─Tranquila mi niña, vas a estar bien, quédate conmigo. ─Ya estoy entre sus brazos, puedo sentir sus manos en mi cara.

Quiero responderle a mi madre y trato de abrir los ojos para decirle que estaré bien, pero en estos momentos no tengo control en mi misma, no puedo hacer nada. Mi madre no merece verme así, estaré bien. Por ella tengo que estarlo, no quiero morir, aún no, aún no hablo con Lucas, aún no sé si me llamará, aún no veo a Maya graduándose, aún no me he tatuado con Maya, ni siquiera he terminado el libro que estoy leyendo. No quiero irme.

Vamos Liv, estaremos bien niña terca, estaremos bien.

¿Por qué no sales del libro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora