❝Park Jimin no acepta sus sentimientos por su mejor amiga, por lo que Jeon Jungkook decide ayudar a Choi Goeun para beneficiarse también él en recuperar a su exnovia, sin esperarse desatar sentimientos por Goeun, y además, comenzar un triángulo amor...
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❝ESPECIAL❞
Goeun a pesar de estar de vacaciones se despertó temprano, pues era algo que siempre hacía porque adoraba disfrutar las mañanas. Una vez que se dio una ducha, se cambió y perfumó, tomó una bocanada de aire mientras se miraba en el espejo, preparándose para afrontar aquel día.
Si bien el día anterior había disfrutado compartirlo con sus amigos, fue demasiado tranquilo porque todos se encontraban algo cansados por el viaje, algo que fue agradable para ella, ya que no se sentía preparada para volver a beber alcohol e ir de fiesta, porque eso le traería recuerdos que quería olvidar o que ya no quería que causaran miles de sensaciones en ella. Lo único que le disgustaba de las vacaciones era la presencia de Jungkook, que a pesar de que luego de lo sucedido con su maleta no habían vuelto hablar y sólo la había ignorado, sentía demasiada tensión, como también cuánto le desagradaba a él también tener que verla.
Sonrió falsamente en el espejo convenciéndose de que iba a ser un mejor día, para luego dirigirse a la puerta llevándose una gran sorpresa al momento de abrirla. Park Jimin se encontraba frente a ella, con una gran sonrisa en su rostro que hacía notar sus ojos en forma de medialunas, algo hinchados ya que no hacía mucho que despertó, lo que causó una sonrisa verdadera en el rostro de ella.
—¿Qué haces aquí, Park Jimin? —pregunta divertida, alzando una ceja—. Siempre que puedes duermes hasta tarde porque te desvelas, y hoy debería ser uno de esos días.
—Decidí invitar a mi mejor amiga a desayunar, ¿está mal?
—¿Pagas tú?
—Por supuesto. Vamos, bonita —estira su brazo.
Ella no pudo evitar sonreír sonrojada ante su apodo y cerró la puerta rápidamente, para aferrarse a su brazo con ambas manos. Durante todo el recorrido para ir al restaurante, ambos no dejaron de sonreírse cuando cruzaban mirada, aún así, la tensión fue evidente, pero preferían ignorarla aunque a quien más le costaba era a la castaña. Por momentos el cosquilleo en su vientre volvía, y su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho al aspirar el aroma tan embriagador de su colonia.
