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Ya vamos por el décimo!!! Espero que os esté gustando la historia mucho. Gracias de corazón por leer! Me encanta que me comentéis cositas y me digáis que os parece todo. Un besito gordo <3

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NARRA VANESA

Estuvimos hasta más de la una de la madrugada tomando algo con parte de mi equipo. Habían descubierto que Mónica y yo éramos algo más que amigas, y de manera seguida empezaron las bromas y vaciles. Aún así, acabaron por darnos la enhorabuena y desearnos suerte en nuestro inicio de relación. ¿Relación? Eso parecía, sí. Me había dicho que tenía ganas de todo conmigo, y yo le había respondido que sentía lo mismo. Porque lo hacía. ¿Y este vértigo que me estaba entrando tan estúpido?

-¿Tienes miedo? -oí de pronto, mientras conducía en silencio hasta casa de Mónica. Íbamos a pasar la noche juntas de nuevo.

-¿Qué? ¿De qué?

-De esto -dijo -de nosotras. Te has asustado.

-¿Cómo voy a tener miedo? ¿Por qué dices eso?

-Porque desde que tus músicos se han enterado de que estamos juntas, te has quedado muda -empezó a decirme -en cuanto se entera alguien de esto, te entra el miedo.

Guardé silencio. ¿Y si tenía razón?

-Tienes miedo al compromiso, a formalizar las cosas -siguió hablando -a avanzar, a dar pasos en...

-Mónica, cállate por favor -dije con toda la calma que había en mí.

-¿Me mandas callar?

-Es que me estoy poniendo nerviosa.

-Yo también.

Silencio.

-No tienes derecho a decirme lo que debo o no debo sentir -pronuncié.

-Por supuesto que no -dijo visiblemente sorprendida de mi comentario -pero sí que tengo derecho a elegir lo que quiero no quiero tener a mi lado.

-Anda -dije riendo irónicamente -pues estupendo entonces, ya está todo dicho.

Mi frase coincidió con la llegada a su casa. No tenía pensado bajar, quería irme a la mía. Ella me miró esperando mi reacción, que no llegó.

-De verdad, Vanesa, no hay quien te entienda -abrió la puerta y bajó -cuándo se te pase la rabieta me llamas.

Iba a reprocharle pero era tarde. Entró en su portal y me dejó sintiéndome una idiota.

Conduje hasta mi casa dándole vueltas a la cabeza. ¿Había tenido una reacción exagerada? Ella había sido quien había empezado. Pero, ¿y si tenia razón? ¿y si tenía pánico a formalizar las cosas?

Lo primero que hice al poner un pie en casa es llamar a Ana.

-Contéstame a una cosa -dije sin previo saludo. Habíamos estado juntas tomando algo hasta hacía apenas media hora.

-¿Qué pasa, niña? ¿No estabas con Mónica?

-¿Le tengo miedo al compromiso? -pregunté sin hacerle caso -¿me has visto asustada cuándo nuestra gente se enteró de que estábamos empezando algo?

-Vanesa, ¿ya la has cagado?

-Contéstame -dije elevando un poco el tono de voz -Mónica me ha dicho que le tengo miedo a formalizar las cosas, y que ella tiene derecho a elegir a quien quiere y a quien no quiere tener a su lado.

-A saber lo que le has dicho tú por el medio -me acusó mi amiga. Iba a contestar pero se me adelantó -siempre le has tenido miedo a ese pasito, al llamar a las cosas por su nombre... Todo es risas y felicidad los primeros días o semanas, pero cuándo la cosa se pone un poco seria, tiendes a asustarte.

la quiero a morir &lt;3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora