NARRA VANESA
-Tiene que ser esta -dijo Mónica mientras tomábamos un café en una terraza cercana a la casa que habíamos ido a visitar aquella tarde -¿no te ha encantado?
-Es perfecta -le contesté.
Porque era verdad. Estaba en una zona ideal; a pocos minutos del centro, pero con la suficiente tranquilidad y privacidad que buscábamos. Era una casa grande, llena de luz y con espacio más que suficiente para todo lo que queríamos, con un inmenso salón, cocina y habitaciones de sobra para montar su despacho y mi estudio. Un jardín rodeaba toda la vivienda, haciéndolo todo todavía un poquito mejor y más apetecible.
-Nos he imaginado allí, juntas -dijo Mónica agarrando la taza de café con sus dos manos -me ha transmitido cosas bonitas.
Sonreí. Algo debería tener el lugar, porque yo había sentido cosas similares allí dentro, mientras el señor de la inmobiliaria nos la enseñaba.
-¿Decidido? ¿No miramos más?
Mónica me miró torciendo su boca, y haciendo que pensaba en su respuesta. No llevábamos mucho tiempo buscando, pero esta ya era la cuarta casa que íbamos a ver.
-No miramos más -me respondió -hemos encontrado nuestro hogar, amor.
Nuestros ojos se encontraron y en la cara de cada una se pintó una sonrisa sincera. Me incorporé de la silla y me incliné hacia ella sobre la mesa, dándole un rápido beso en los labios.
Poco después de una semana estábamos firmando el contrato. Al tratarse de una casa nueva, no hubo problema en comenzar enseguida la mudanza; nos lo intentamos tomar con la mayor filosofía posible, porque de no hacerlo así, acabaríamos por volvernos locas.
-¿Prefieres esta o esta? -le dije a Mónica en el pasillo de la planta baja de la nueva casa. Nos habían dado las llaves esa mañana, y habíamos decidido dedicar los siguientes días en cuerpo y alma en adelantar lo máximo posible la mudanza.
-Está tiene un poquito más de luz, ¿no? -dijo Mónica señalando una de las dos habitaciones contiguas. Habíamos decidido que una sería para trabajar yo, y otra ella.
-Sí, quizás sí -respondí.
-Pues para mí -me dio una palmada en el culo riendo y escapó corriendo.
Le seguí la risa y comencé a perseguirla, mientras ella chillaba entre carcajadas. Cuando la alcancé, la abracé fuerte contra mi cuerpo, besando su pelo. Ella calmó su risa y se giró para besarme en los labios.
-¿Te das cuenta de una cosa? -me dijo poniéndose de puntillas y rodeando mi cuello con sus brazos.
-¿De que cosa?
-De todo lo que van a vernos vivir estas paredes -miró a su alrededor, sonriendo suavemente -mi amor, es el comienzo de todo.
-El primer día del resto de nuestras vidas -le respondí peinando su larga melena, apartándola de su cara -¿no estás emocionada?
-Como una niña pequeña -me respondió riendo.
Reí con ella y, tras algún beso, continuamos con la ardua tarea de trasladar tantas cosas de dos pisos a una casa en común. Sin morir en el intento.
Abrí un par de cajas y las llevé hasta mi futuro estudio. El camión con las cosas más grandes, que nosotras no podíamos transportar, llegaría al día siguiente, pero mis guitarras, mi ordenador y mi alfombra favorita ya estaban allí conmigo. Coloqué todo con calma, disfrutando de la sensación de empezar de cero en un sitio nuevo y tan especial; ¿cuánto cantaría entre esas cuatro paredes? ¿escribiría muchas canciones? ¿pasaría muchas noches en vela? Cogí la guitarra que Mónica me había regalado en mi último cumpleaños y comencé a aporrearla sentada en el suelo. Mi chica tardó poco en asomar su cabeza por la puerta.
ESTÁS LEYENDO
la quiero a morir <3
RomanceEsta es la historia de amor entre una de las cantantes más exitosas del momento, Vanesa Martín, y la periodista y escritora Mónica Carrillo. Todo lo que vais a leer es ficticio y tiene una única misión: entretener, vosotros leyendo y yo escribiendo...