Azula: El Fuego y La Sombra■CANCELADA■

16: EL REGALO

El sol se estaba ocultando poco a poco y la oscuridad de la noche comenzaba a inundar el cielo, envolviendo aquel brillante día en una oscuridad tenue y algo refrescante en comparación al caluroso clima transcurrido...

Se encontraba sentado, sudando y nervioso, su piel sentía frio y su cuerpo se movía con algo de dificultad, mientras su rostro reflejaba inquietud, sus músculos involuntariamente se tensaron de golpe causándole un leve dolor por el brusco movimiento y de un momento a otro sus ojos se abrieron mostrando algo de miedo y desesperación...

- ¿Se encuentra bien, Señor?, alcanzo a decir uno de los jóvenes soldados que se encontraban parados a un lado suyo, pues lograron verle algo alterado al despertar de su sueño.

El joven maestro fuego aun con su respiración algo agitada y con la mente bastante desorientada levanto su pulgar con intención de indicarle a los soldados a su lado que no pasaba nada.

-Estoy bien gracias, solo ha sido un mal sueño, afirmo James con algo más de tranquilidad, mientras posaba su mirada hacia afuera de la ventana, para tratar de ver el cielo, con intención de hacerse una idea de que hora era.

Logrando ver una muy hermosa luna menguante que apenas comenzaba a aparecer en el cielo, ello involuntariamente le tranquilizo y le devolvió la calma poco a poco.

-Las pesadillas son algo común entre nosotros, ¿No es así?, les dijo James a los soldados que le acompañaban en el vehículo de transporte.

El grupo conformado por dos hombres jóvenes ligeramente mayores que él y uno más que rondaba los 40 años guardaron silencio tras escuchar su comentario, pues él joven decía una gran verdad.

-Yo creo que durante los sueños nuestra conciencia suele recordarnos cosas que estando despiertos preferiríamos olvidar, comento el hombre de mayor edad mientras miraba el suelo de mostrando algo de pena. Mientras el otro par de jóvenes guardaban silencio en señal de estar de acuerdo.

-Una jugada bastante cruel de nuestra mente, pero a la vez una muy justa, al fin y al cabo, decía el joven quien se reacomodaba en su asiento, estirando un poco sus brazos y moviendo su cuello que se encontraba entumido.

- ¡Desde luego que sí!, dijo el hombre quien veía como el joven sentado comenzaba a levantarse con algo de dificultad y lentitud.

- ¿Cuánto falta para llegar ya al campamento?, pregunto el joven quien se habría colocado de pie a un lado del trio de soldados.

-No más de unos cuantos minutos, ha sido un viaje bastante largo, dijo sin mucho ánimo uno de los jóvenes que le acompañaban.

- ¡Demasiado tiempo sentado para mi disgusto!, exclamo James quien procedía a estirar sus piernas, solo para poco después estirar su espalda y cadera de un lado a otro, para quitarse esa desagradable sensación de entumecimiento algo doloroso que sentía en sus articulaciones y en la parte baja de su espalda.

El grupo de soldados rieron después de escuchar como la espalda del joven ojiazul soltó algunos fuertes crujidos tras su estiramiento, sonando casi como si golpearan una bolsa con hielo contra el suelo.

- ¡Para tu edad creo que estas más oxidado que yo! Me haces sentir como un joven de nuevo con solo verte, le dijo el hombre de mayor edad buscando bromear un poco.

-Ya lo creo, realmente odio los viajes largos como estos, siempre termino con la espalda baja hecha pedazos por culpa de estos horribles asientos, le dijo él mientras sonreía de manera involuntaria por el ambiente jovial que había entre él y el grupo de hombres.

-Eres un comandante a pesar de ser muy joven, ¿Viniste como nosotros para apoyar a la primera división contra los muros de Basin se?, dijo uno de los chicos que se hallaban a un lado suyo.