Azula: El Fuego y La Sombra■CANCELADA■

14: VOLUNTAD

No sabía con exactitud el porqué, pero haciendo las compras en el mercado, algo que le parecía rutinario, como en todos los demás días, se sentía totalmente diferente, era como si en el fondo de su ser ella supiera que algo malo estuviera sucediendo o estuviera por suceder, la inquietud y el temor, eso era lo que en ese momento experimentaba.

Algo raro, debido a que casi toda su vida ella había sido ajena a esas emociones o sensaciones, su personalidad estricta, calculadora y fría siempre fue una de sus mayores características en batalla y en su estilo de vida diario desde que era niña.

Sin embargo, lo que sentía en aquel momento no era algo desconocido, solo había una forma en el que ella pudiera sentir temor e inseguridad por algo, o más bien por alguien, era muy posible que uno de sus 2 hijos estuviera pasando por algo malo, tal vez uno de ellos se encontraba en peligro o tal vez se encontraría pasando por un mal momento solamente.

Claro que no era psíquica, vidente o algo de ese estilo como para saberlo, pero extrañamente esa fue una de las misteriosas capacidades que obtuvo al convertirse en madre por primera vez hacía ya casi 17 años atrás, el poder de su intuición femenina a su máxima expresión se hacía presente.

En eso la mujer sintió como alguien le tomaba del hombro con suavidad.

- ¿Te encuentras bien Miko?, una señora de edad avanzada la cual se encontraba al otro lado de un puesto de abarrotes le pregunto a la mujer quien pacería algo distraída.

-Si estoy bien Chirle, no fue nada, respondió con tranquilidad la mujer de largo cabello negro y ojos claros. -Es solo que tuve un mal presentimiento, dijo la mujer pelinegra a sincerándose.

-Así parece, de un momento a otro perdiste la concentración, algo raro de ver en ti desde luego, dijo la señora, mientras con una de sus manos extendía la bolsa con las frutas y los vegetales comprados.

La maestra fuego solo respiro profundamente, buscando calmarse un poco.

-Estoy segura de que no es nada, dijo la señora Chirle mientras depositaba las monedas en una caja de tamaño pequeño al otro lado del mostrador.

-Eso creo, pero para descartar cualquier cosa, creo que iré por ella personalmente a la escuela el día de hoy, dijo la mujer de mirada seria, mientras con su mano hacia un gesto de despedida a la señora quien respondió el saludo.

La mujer camino a su paso común de vuelta a su casa, aunque su paso pareciera todo menos común, la velocidad con la que avanzaba era muy alta, al menos para el promedio de las personas, por ello no tardó mucho en volver a su residencia.

Pero al llegar se llevó una gran sorpresa.

Sorpresa que le lleno de felicidad, al punto que su gesto serio se llenó de felicidad al momento en el que lo vio ahí sentado cerca de su casa.

- ¡James, hijo! ¿Qué haces aquí?, dijo la mujer quien rápidamente procedió a abrazarle.

El joven sin decir nada correspondió, dándole un fuerte abrazo a su madre por algunos momentos, hasta que le soltó para verle mejor.

- Pero ¿qué estás haciendo aquí? ¿Es que acaso ya han completado la misión de captura?, volvió a preguntar la mujer quien ya habría buscado explicaciones de su regreso sorpresivo.

El guardo silencio por un momento, le costaba trabajo hablar en ese momento, el joven no se sentía muy bien, sus manos estaban frías y se encontraba tenso, cosa que la mujer notó al verlo un momento con detenimiento, sabía que algo andaba mal, algo malo le estaba pasando a su primogénito, pero mantuvo la calma, intuía pues el porqué estaba ahí entonces.

-Veo que algo te perturba hijo, por lo que deduzco que viniste aquí por mi ayuda ¿Cierto?, dijo la mujer quien no tardó en leer con facilidad a su hijo, casi 17 años juntos le permitían casi leerle la mente a la hora de convivir, era casi imposible que él pudiera ocultarle algo, después de todo a una madre es imposible engañarle.