Capítulo 45

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CAPÍTULO 45

[Batalla y última decisión]

LILITH

Tiempo atrás...

Después del agotado sexo que habíamos tenido Aamon y yo en el ascensor volvimos a ponernos nuestras ropas y a acomodar nuestros cabellos que estaban hechos un desastre para que nadie sospechará.

Nuestras respiraciones se controlaron al poco tiempo mientras esperábamos que alguien llegase y abriera el defectuoso ascensor.

Mierda, está era la segunda vez que un ascensor se paraba mientras yo estaba dentro. Empiezo a cuestionarme que éstos me odian, pero no los juzgo, también empezaba a odiarlos.

Recargue mi espalda a las paredes metálicas del ascensor cruzando mis brazos mientras que Aamon se sentaba en el piso.

Estábamos en un silencio, cada uno en sus propios pensamientos, sin embargo, me sorprendió que no era un silencio para nada incómodo como solía serlo tiempo atrás, el ambiente tampoco estaba denso, solo nosotros dos, cómodos el uno con el otro, y para ser sincera, me gustaba eso.

Me gustaba estar con él, con los tres, me hacían sentir como nadie lo había hecho en el puto mundo y eso era algo que a la vez me aterraba.

Traicionarlos era algo que se me hacía fácil, que lo daba por hecho, que iba a hacerlo, eso era antes de haberlos vuelto a ver, antes de que me producieran tantas cosas juntas, antes de tener algún acercamiento con ellos, antes de todo.

Diría que me gustaría regresar el tiempo atrás y no haberlos conocido nunca, pero entonces me estaría mintiendo a mi misma, me estaría aferrando a algo imposible, porque aunque así lo fuera yo encontraría algún modo para estar así de bien.

Me preguntaba a mi misma desde cuándo yo podía sentir, desde cuando empezaron todas estos sentimientos hacía ellos, y desde cuándo había jodido todo lo que tenía planeado solo para estar con ellos.

Joder, quería estar con ellos. Lo deseaba. Lo anhelaba. Claro que lo hacía.

Aunque nuestros planes interfieran en todo lo que habíamos formado.

No podía engañar a mi corazón y por más que intenté obligarme a deshacer esa emoción que me producían cada vez que los miraba a los ojos se iba todo al carajo porque por más que quería ahogar esas estúpidas mariposas en mi estómago no podía.

No podía. No podía engañarme. No podía engañarlos.

Las mentiras me mataban por dentro. La verdad me incitaba a salir. Y los sentimientos se formaban cada día más que pasaba con ellos.

Lo tenía jodido, hasta mi propia felicidad.

Aunque, tenía oportunidad de salvar a mi hermano si seguía con mi farsa, si no me descubrían, si los mataba y mandaba a la mierda todo lo que sentía para enfocarme solo con lo que empecé desde el principio, sin ser débil.

Yo podía, ¿Yo podía?, claro que podía, aunque, era muy difícil, demasiado, en la vida me han puesto muchas pruebas, pero ninguna tan grande como está, sabía que salía perdiendo en todos los aspectos posibles, pero aun así intenté borrarlo de mi mente.

—Estoy cansado ¿Sabés?

Habló sacándome de mis pensamientos y hacerme regresar a la realidad.

Fue en ese momento que me dí cuenta que acariciaba el pelaje de Hela a su lado, se veía demasiado tierno haciendo tal acto y me sorprendía que se estuviese comportando así.

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