Vuelta a la normalidad

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Esa conversación con Selena, por alguna razón, tranquilizó a Bella. Exteriorizar el enredo que no le dejaba dormir fue efectivo.
Igualmente, al parecer ha decidido ignorar la suposición de Selena, o, más bien, evadirla.
Antes de salir de la habitación, Bella se dirige a Selena.

-Ni una palabra.

La pelirroja se ríe y asiente con la cabeza.
El martes fluye con normalidad, mucho mejor que el día anterior. Bella desayuna y come junto a sus amigos en el comedor, en vez de quedarse encerrada en su habitación dándole vueltas a la cabeza, como había hecho el día anterior.
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Nota de la autora: voy a empezar a usar las perspectivas de los personajes para que podáis conectar más con ellos. Tal vez debí hacerlo en un principio, pero la narración omnisciente en tercera persona también me gusta bastante. Besos! ;)
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SELENA
Con que mi querida Bella está enamorada, ¿Eh? Desde que hablé con ella anoche he estado pensándolo. Me alegra que haya confiado en mí.
Hoy ha sido un buen día. Hemos hecho una improvisación de teatro en Literatura, y creo que me ha salido muy bien, aunque la improvisación no sea muy fuerte.

Vuelvo a la habitación a darme una ducha antes de cenar. Allí no está Bella, y, por supuesto, tampoco Jessia. A saber dónde se habrán metido.
La habitación está muy silenciosa, y tras ducharme aprovecho para continuar escribiendo la novela que tengo a medias. Me está gustando mucho escribirla, pero últimamente la inspiración se ha esfumado un poco.
Escribo un capítulo y voy hacia el comedor para cenar. En nuestra mesa solo está Adrián. Me pongo un poco nerviosa al pensar que estaremos los dos solos, aunque no sé por qué, ya que él es muy simpático.

-Hola, Adrián. ¿No han llegado los demás?

-Hey, Selena. Pues, nop. No sé si vendrán más tarde o nos han dejado aquí en soledad.
Le miro con una sonrisa y me dirijo a la mesa en la que se encuentran las bandejas. Agarro una para llevar la comida hacia la mesa. Hoy toca pasta, por lo que estoy feliz.
Me sirvo unos cuantos spaghetti, los condimento con tomate y algo de queso y orégano y vuelvo a nuestra mesa.
Adrián me sonríe. Pasan unos minutos con un silencio algo incómodo, hasta que él decide romperlo, cosa que agradezco.
-¿Cómo vas con tu novela?

-Estoy un poco falta de inspiración recientemente, aunque voy avanzada, así que me puedo permitir estar algún que otro día sin escribir.

-Bueno, seguro que pronto recuperas las ganas de escribir y el teclado de tu ordenador desea no haber existido.
Suelto una pequeña risa.
-Y, ¿Estás con algún proyecto ahora mismo? -Le pregunto.

-Aún no se lo he dicho a nadie, pero estoy empezando a preparar el guión de una película. Será de ciencia ficción y me emociona bastante. Sería genial poder verla en cines algún día. -Sus ojos verdes se iluminan. Se nota que le hace ilusión su proyecto y me alegra mucho que me lo haya contado.

-¡Es genial!, pero, ¿Por qué no se lo has dicho a nadie hasta ahora?

-Cuando se tiene un sueño desde hace tanto tiempo, da miedo compartirlo con el resto. Ya sabes, hay personas que solo quieren arruinar esos sueños, porque ellos nunca llegaron a alcanzar los suyos. Seguro que tienes algún sueño frustrado, ¿Eh?

Adrián le acaba de dar en el clavo a un deseo que me he esforzado por reprimir desde hace tiempo. Pienso en si sincerarme con él o seguir guardándomelo para mí.
Opto por la primera opción.
-La verdad es que me gustaría componer música, pero no sé ni por dónde empezar. Soy buena con las palabras, pero de música sé lo justo.

-Estoy seguro de que serías una genial compositora. He leído los poemas que subes a tu blog y son muy buenos. Y, aprender música es posible, aunque no hayas empezado desde pequeña.

-¿Tú crees?

-Por supuesto. Incluso podrías hacer equipo con algún buen músico para que diera ritmo a tus composiciones. Esta residencia está plagada de gente talentosa.

Adrián y yo seguimos hablando durante un buen rato. Antes me preocupaba no tener nada de lo que hablar con él, y ahora me preocupa que acabe la hora de cenar.
Se nos hacen las diez cuando el comedor cierra, nos despedimos y volvemos a nuestras habitaciones.
Ha sido muy agradable hablar con Adrián. Me he quedado con ganas de más. Ganas...
Al entrar a la habitación me encuentro con Bella.
-Holii. ¿Dónde os habéis metido todos en la cena?

-He estado en la biblioteca y allí me he encontrado con Kevin. Los demás no sé dónde estarían. ¿Has estado sola en la cena? -Pregunta Bella con cara de preocupación.

-He estado con Adri. No te preocupes, Bella.
Llega la hora de dormir, pero la inspiración a veces llega a las 12 de la noche, aunque no sea el momento idóneo. Cojo mi móvil y las palabras fluyen como si fuera el primer relato que escribí con la ilusión de una niña de seis años.
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Elegidos: más que talentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora