Lazos Familiares - Fanfic Twilight

Capítulo XI: Indignación & una confesión

Punto de vista de Isabella Swan (Bella)

Esto era el colmo del descaro, ¿Cómo él se atreve a hacerme esto, luego de lo que él me hizo a mí? Al parecer él no tiene dignidad, ni sentido común sobre lo que hace o deja de hacer. 

Edward si podía revolcarse con su esposa cuando quisiera, pero que yo me dé la oportunidad de salir y conocer a alguien era el peor pecado del mundo. Y ahora me encontraba aquí, tratando de separar a dos hombres que se encontraban peleándose, simplemente por un beso.

Solo han pasado unas horas de aquella escena en la casa de mi tía, y tan pronto me vi llorando por todo lo que había pasado en esa casa en tan pocos minutos, decidí que aceptaría la invitación que me había hecho Demetri en el día de ayer, la cual rechacé por Edward.

Por escuchar su voz, por compartir unos momentos con él, los cuales para mí eran muy preciados, y aunque pocos, me alegraban el día de una manera inigualable y me daban esa esperanza que necesitaba para continuar. 

Las palabras que Edward me había dicho un poco antes de que llegara Demetri, me habían desconcertado. ¿Cómo una persona podía ser tan contradictoria? Decía una cosa, pero hacía algo totalmente opuesto. 

Entonces, ¿Qué debía creer? decidí optar por hacerle casos a mis instintos y hacer lo que creía era lo mejor en ese momento, le dí una patada en su hombría y salí casi corriendo de allí.

En ese instante fue en el momento en el que llegó mi 'cita' y decidí aprovechar el momento para darle a Edward una cucharada de su propia medicina, así que decidí besar a Demetri, porque sabía muy bien que Edward saldría a buscarme luego de lo que le hice. 

Pero mi decisión no pareció ser la correcta, porque lo que se formó luego, no me lo esperaba.

Así fue como Edward nos separó bruscamente de nuestro beso, que para ser sincera no sentí nada cuando aquellos labios tocaron los míos, no sentía lo mismo que sentía cuando Edward me besaba, no sentía esa chispa que parecía iluminar todo mi ser. 

Todo parecía normal en ese instante, no es que me sorprenda, puesto que muy bien sé que nadie jamás podrá ocupar el lugar que mi tío ocupa en mi corazón, en mis pensamientos, en mi vida.

Salían golpes de un lado a otro, yo estaba desesperada tratando de separar a dos hombres que parecían botar chispas de su cuerpo. Estaban gritándose groserías no aptas para menores de edad, aunque en teoría yo estaba allí presente. 

El rostro de Edward se veía ido, aunque se encontraba allí luchando contra Demetri que lo golpeaba con toda su fuerza. 

- ¿Qué diablos pasa aquí? - la voz de mi madre me sacó de mis pensamientos y en ese mismo instante Edward y Demetri dejaron de golpearse y voltearon a ver a mi madre, al igual que yo. 

Pocas veces Renée está enojada, pero cuando lo está es mejor tenerle miedo y esta vez sus ojos eran parecidos a los de lucifer en el fin del mundo. 

Edward y Demetri la veían alterados, y no era para menos, parecía como si en cualquier momento su ojos se fueran a volver rojos y humo comenzara a brotar de sus orejas. 

Pero gracias al cielo mi madre había llegado en el mejor momento, porque si hubiera pasado un minuto más no sé que hubiera pasado y en que hubiera terminado esta absurda pelea.