Capítulo XVIII: La verdad

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Punto de vista de Renée Denali (Madre de Isabella)

La vida es una canasta llena de sorpresas, que aleatoriamente te puede tocar cualquiera.

Me encontraba en la cocina preparándole un poco de almuerzo a Bella cuando el timbre de la puerta llamó mi atención. Quizás era nuevamente Edward que venía a disculparse por enésima vez con mi hija por lo que tanto ella como yo habíamos presenciado en la casa de mi hermana. Como también podía ser ese nuevo chico que estaba rondando a Bella, el fotógrafo que había contratado para sus quince años, del cual ahora mismo no recuerdo ni su nombre.

Limpié mis manos en el delantal y caminé hacia el pequeño pasillo que daba a la puerta principal. Para mi gran sorpresa quien estaba parada allí frente a mí, era mi hermana Tanya, aunque parecía una copia muy barata de ella. Tenía el pelo hecho un lío, el delineador de sus ojos corrido por todo su rostro pálido y falto de maquillaje por las lágrimas que se nota había derramado. Ella nunca saldría de su casa de semejante manera, lo cual quiere decir que se encontraba muy mal. Una más sumada a la lista.

- Hermana, ¿Qué te sucedió? - pregunté preocupada tomándola del brazo y halándola para que entrara al interior de la casa, pude notar que llevaba una maleta consigo, lo cual me decía que algo realmente serio había pasado.

Ya esta situación se le había salido de las manos a todos, ese triángulo amoroso que muy pocos conocían es algo completamente drástico y aunque muy en el fondo siempre supe que un amor más fuerte que algo paternal y familiar estaba naciendo entre ellos, nunca me había hecho complemente a esa idea. Ver a mi hija enamorada de un hombre mayor no era algo tan difícil de asimilar, pero la cosa se ponía un poco difícil cuando ese hombre era el esposo de mi hermana, el cual la había criado desde que era pequeña como si fuera su propio padre.

Quizás por fin podría descubrir por palabras de Tanya que es lo que realmente está pasando entre ella y Edward, ver si mi hija tenía posibilidades de no salir con su corazón destrozado.

- Sabes que mi relación con Edward siempre fue un negocio - comenzó diciendo luego de haberse acomodado en el sillón de cuero negro y dejando su pequeña maleta a un lado. - Pero siempre tuve la esperanza de que se enamorara de mi con el tiempo al igual que yo lo había hecho - nunca había visto a mi hermana de esa manera.

Ella siempre se había caracterizado por ser una mujer fuerte y decidida, por siempre tener una sonrisa aún en los peores momentos. Yo, desde un principio supe que esa relación era para el beneficio de la familia Cullen y para la felicidad de mi padre. Todos siempre creímos que esa relación en algún momento se volvería verdadera, es decir, que los dos en algún momento se enamorarían. Pero como no todo sale como queremos, por desgracia eso nunca había pasado, aunque ellos sabían fingir muy bien.

- Tany, sé que es muy difícil lo que estás pasando, pero, tienes que ver el lado positivo de las cosas. Tú estás joven y te puedes conseguir a otro hombre que te haga feliz, eres hermosa. - dije tratando de animarla con palabras que eran completamente verdaderas. Esa relación había durado lo suficiente como continuar ambos amargándose la vida.

- Tú no entiendes hermana, esto ya vas más allá de mi felicidad, va más allá de lo que es mi futuro. Edward me ha hecho la mujer más infeliz de la tierra todos estos años y es por eso que yo no dejaré que él sea feliz en lo que le resta de vida - vociferó mi hermana ahora muy segura de ella misma.

Así que de esto se trataba todo, de una simple venganza contra él, de hacerle sentir lo mismo que él le hizo sentir a ella. Aunque en teoría yo conocía mucho a ese hombre, a Edward y sabía que él no lo hacía por hacerla sentir mal, simplemente no estaba en él enamorarla cuando su corazón estaba muy lejos de sentir amor por ella.

Lazos Familiares - Fanfic TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora