Lazos Familiares - Fanfic Twilight

Capítulo XII: Confesiones

Punto de vista de Isabella Swan

Cuando tienes la mente hecha un lío y el corazón roto, todas las ganas de vivir y hacer las cosas se desvanecen muy lejos de ti.

Nada parece ser importante en estos momentos aparte de mis sentimientos, de mi mente y de mi corazón. No hallaba una respuesta lógica que me contestara todas las dudas existentes en mi mente, pero eso no era lo que me preocupara en estos instantes.

Tenía que encontrar la manera de olvidar todo lo que había sucedido, por mi propio bienestar, al fin y al cabo todo se desvanece ¿no? aunque ciertamente lamentaba que hubiese sido tan rápido.

El auto se detuvo en un pequeño lugar iluminado con algunas luces que caían del techo ambientando el lugar. Era un estacionamiento que se encontraba al lado de un hermoso parque con árboles que parecían rascar el cielo, tomé el botiquín que se encontraba encima de mis piernas y salí del auto, encontrándome con los golpes en la cara de Demetri.

Los cuales ya comenzaban a ponerse de una tonalidad oscura, estos surcaban su hermosa sonrisa, y a pesar de estar allí situados, su sonrisa podía opacarlos sin hacer ningún esfuerzo.

No me había puesto nunca a pensar en lo bonitas que eran las facciones de su rostro. Tenía sus pómulos bien marcados, mientras su mirada parecía ser tan tierna como la de un pequeño gatito indefenso, sus labios eran rosados y siempre se encontraban hinchados como si acabaran de culminar un apasionado beso.

Dejé esos pensamientos a un lado y comencé a caminar hacía el parque evitando su mirada.

No es que no quisiera mirarlo, nada de eso, él es un chico sumamente agradable, del cual, cualquiera se encontraría feliz de estar a su lado, pero mi mente no podía evitar el compararlo con Edward y eso era algo que yo no me podía permitir, si es que quería tratar de olvidar al menos un poco todo lo que había pasado.

Comencé a curar los golpes de Demetri tan pronto como se sentó en unas de las bancas de color marrón que proporcionaba el parque.

Él mantenía sus ojos cerrados a causa del pequeño dolor que le estaba proporcionando el alcohol incrustado en la pequeña gasa haciendo contacto directo con su herida levemente abierta.

Me permití por un momento llevar mis pensamientos hacía mi hogar, donde seguramente se encontraba Edward aún hablando con mi madre, ella tratando de sacarle alguna información útil que le fuera bastante creíble y que compensara de alguna manera el ellos haber formado ese escándalo en mi casa, a pesar de que Renée es una madre con mente abierta, jamás había sido partidaria que resolver las cosas por medio de discusiones y golpes.

Una solución pasó por mi cabeza y quizás esa sería una gran ayuda para tratar de apaciguar un poco ese dolor que habitaba en mi corazón. Quizás lo mejor sería contarlo, hacerle saber a alguien sobre mis sentimientos. Pero, ¿Quién? Si las únicas personas que yo conozco son familiares o amigos cercanos, que lo único que harían sería juzgarme sin tan si quiera terminar de decir mis argumentos, lo único que harían sería juzgar mis sentimientos.

Demetri.

Una voz dentro de mí susurró su nombre. ¿Acaso yo podía confiar en él? ¿Acaso él no me juzgaría por mis sentimientos? De alguna manera mi confesión podría ayudarnos a los dos, es decir, yo podría sacar todo eso que tengo guardado en lo más profundo de mi corazón, eso que tanto me hace daño y él no tendría ningún motivo para creer que entre él y yo pasaría algo.