Capítulo IV:Sentimientos

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Punto de vista de Edward Cullen

Tan pronto llegué a mi casa, Tanya empezó a bombardearme con preguntas, tales como;

¿Dónde estabas?

¿Estabas de nuevo con Bella, verdad?

¿Acaso mi sobrina es más importante que yo?

Y un sin número de preguntas más.

Tanya podía ser una tremenda carga cuando se lo proponía, podía enloquecer a una persona con un simple monologo barato.

Pero a mí ya me tenía hasta las cienes, hasta el cansancio de su maldita prepotencia y su ínfulas de creer ser mi dueña.

Suspiré pesadamente

Mi vida era una maldita rutina de peleas y malos ratos, aveces pienso que en la otra vida tuve que ser un vil asesino para merecerme tal calamidades.

¿Qué absurdo no?

Donde se supone debería estar feliz, relajado, era donde peor la pasaba.

Pero así es la vida, una completa paradoja llena de musarañas, engaños y mentiras. 

Pero después de la tormenta siempre llega la calma y ese era mi caso, tan pronto salía de mi hogar todo parecía tomar un color rosa y las cosas parecían brillar más.

Mi vida parecía cambiar drásticamente cuando veía los hoyuelos que se formaban en las mejillas de Bella cuando sonreía.

Esa niña había llegado a mi vida para cambiarla y eso me hacía feliz, el simple hecho de tenerla cerca y de abrazarla me daba fuerzas para soportar todo mi infierno al lado de Tanya.

Dejé mis pensamientos a un lado, ya que se estaba haciendo tarde y aún tenía que arreglarme para ir a la casa de Bella y juntos llegar de la mano a su fiesta de quince años.

Quince años, un número bastante considerable y digno de celebración.

Tomé mi atuendo que estaba en mi closet colgado hace ya unos meses atrás, Alice lo había escogido minuciosamente, para que yo combinara perfectamente con el vestido que iba a utilizar Bella.

Tenía una gran carga este día, yo sería quien desfilaría junto a ella, como su padre, como su protector, el cual he sido durante estos últimos 10 años, los 10 mejores años de toda mi vida.

Me vestí en la habitación de invitados, ya que Tanya estaba ocupando la de nosotros y no quería por nada de mundo dañar esta noche, la cual tenía que ser absolutamente perfecta.

Luego de unos cuantos minutos terminé de colocarme mi ropa, solo faltaba ponerme la corbata color azul marino y intentar peinarme un poco para la ocasión.

Lo cual fué una perdida de tiempo pues no pude manejarlo a mi gusto. 

Bajé lentamente las escaleras y me encontré con una enojada Tanya -Para variar- esperando en el sillon de la sala cambiando los canales como loca.

Tan pronto me vió apagó la televisión y se paró rápidamente dándome una sonrisa - si que era bipolar esta mujer -.

Decir que se veía fea era una total falacia, se veía hermosa, con su piel pálida casi traslucida, si no fuera por su mal genio y por su horrible comportamiento, quizás, solo quizás yo hubiera sentido algo por ella.

- ¿Cómo me veo Edward? - me preguntó mi esposa dando una pequeña vuelta en su lugar, sin dejar de sonreírme.

Le sonreí de vuelta, debía aprovechar sus 5 minutos de buen humor antes de que se esfumaran tal cual humo de cigarrillo en la neblina de la mañana. 

- Te ves hermosa Tanya - ante mi respuesta me guiñó un ojo dulcemente -sí, se veía dulce en ese segundo- me acerqué a ella y le ofrecí mi mano.

Caminamos juntos hacía mi querido y apreciado volvo plateado.

Como todo un caballero que soy - a pesar de todo - le abrí amablemente la puerta del copiloto y luego cuando ella estuvo adentro la cerré delicadamente.

Para mi suerte y felicidad estuvo catando por todo el trayecto, y no le quedo tiempo tan siquiera para pensar en reclamarme algo o que su cabeza se inventara una nueva pelea.

Aparqué frente a la casa de Bella y salí rápidamente de mi auto, pretendía abrirle la puerta a Tanya pero cuando miré ella ya estaba caminando hacía la casa, al parecer su mal humor ya había regresado.

suspiré 

Tan pronto entré a la casa, me dirigí rápidamente al cuarto de Isabella, seguramente ella ya debe de estar totalmente lista y no quería esperar al ver como de hermosa y reluciente se veía.

La puerta se encontraba entre abierta y me acerqué poco a poco hasta esta sin hacer ningún ruido. 

Allí estaba ella, con su hermoso vestido color azul marino - tal cual mi corbata - con su melena suelta que le llegaba hasta poco antes de su cintura, estaba maquillada, pero no en exceso, hacía relucir más su increíble belleza.

No aparentaba tener quince años, parecía toda una adulta en todo el sentido de la palabra.

Se veía completamente hermosa y deslumbrante, se veía... perfecta.

Estuve allí unos minutos parados en el marco de la puerta observando su increíble belleza hasta que sus ojos se posaron en los mios, yo tenía una sonrisa en mi rostro, la cual ella pareció agradarle.

Miró lentamente todo mi vestimenta y luego volvió a llevar sus ojos hasta los mios, empezé a sentir como mi corazón empezaba a latir desbocadamente, jamás había sentido tal cosa estando a su lado.

Fué algo mágico, algo lleno de ternura.

- Te ves hermosa princesa - le dije al oído luego de acercarme lo suficiente a ella, coloqué un mechón de su cabello detrás de su oreja y pude percibir ese olor a fresas que tanto me agradaba y calmaba mi alma.

Noté como poco a poco se ponía de un tono carmesí hermoso. 

El momento mágico se desmaneció tan pronto Tanya entró a la habitación, tomó mi mano fuertemente y me empujó hasta afuera, no le dijo ni una sola palabra a Bella, puedo jurar que ni siquiera la miró.

Otra maldita discusión se apróximaba.

- Solo a mí puedes mirar de esa manera - dijo cuando ya estábamos en el pasillo, no me dejó contestar, ni siquiera pensar en mi respuesta cuando sus labios poseyeron los mios de una manera desafiante. 

¿Mirarla de esa manera?

¿Acaso yo miraba a Bella como mujer y no como una hija?

..O

He aquí otro capítulo. Gracias por el apoyo a la historia, me alegra muchísimo que les esté gustando. Si tienen alguna opinión o recomendación no duden en decírmelo.

Si les gustó dejen su comentario & estrellita.

¡Qué disfruten su lectura! 

Lazos Familiares - Fanfic TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora