XVIII

1K 52 2
                                    

El viaje al apartamento había sido corto, Brisa se había quedado dormida a penas subieron por lo que no habían charlado nada.

Angie despertó a su amiga cuando llegaron y juntas entraron al apartamento. Angie estaba inevitablemente nerviosa. ¿Que pasaría ahora? ¿Todo sería como antes o quizás no? Definitivamente esperaba que no.

-An, me voy a dar una ducha. ¿Me esperas o vas a dormir? - Preguntó Brisa mientras empezaba a caminar hasta el baño.

-Te espero bebé, voy a hacer tostadas porque me muero de hambre. -Respondió yendo hacia la cocina. En cuanto entró sacó el pan y lo colocó en la tostadora. Mientras esperaba se sentó en uno de los bancos y se apoyó en la barra. Estaba realmente agotada pero también hambrienta. De todas formas no sé arrepentía de nada, aquella había sido una de las mejores noches que recordaba y es por eso que no quería que terminara aún.

Sólo 15 minutos más tarde Brisa volvía a entrar en la cocina ya con una remera que cubría casi hasta sus muslos. Se sentó junto a su amiga, la cuál ya había servido las tostadas con palta y se encontraba ahora bebiendo Coca Cola.

-Que raro que estás despierta, te imaginaba ya dormida, como siempre. -Exclamó Brisa y probó luego una de las tostadas. -Que rico, An.

-Casi me duermo, pero te dije que te esperaba. -Le acercó el vaso a la castaña y ella también comió de su tostada.

-Mañana no pienso salir de la cama hasta al menos las cinco, estoy muerta. -Se quejó Brisa y acto seguido bostezó.

-Mal, a mi tampoco me despiertes, bebé. -Bostezó también, contagiada por Brisa.

Angie terminó su tostada y se puso de pie para poner el plato y vaso que habían ensuciado en el lavadero. Se debatía internamente por invitar a Bri a dormir con ella, pero a la vez tenía miedo de la respuesta que recibiría. ¿Y si iba muy rápido? Dios, tener que pensar todo diez veces la tenía cansada, en algún momento iba a tener que aclarar las cosas con Brisa.

-¿Vamos a acostarnos? Me estoy durmiendo sentada. -Preguntó Bri mientras estiraba su mano hacia Angie.

Las dudas de la peliazul quedaron en el pasado y sonriendo tomó la mano de su amiga.

-Voy al baño y voy, Bripsi. -Pronunció Angie.

-Dale, te espero, An.

La peliazul fue rápidamente al baño y sólo 10 minutos después se estaba colocando la ropa en la habitación de Brisa, la luz estaba ya apagada por lo que su amiga no podía verla completamente. Del armario de Brisa tomó una remera y ropa interior y luego de colocarsela se metió en la cama.

-Veni, acércate. -Susurró Brisa y Angie no pudo evitar sonreír. Se acercó y pasó uno de sus brazos por la cintura de su amiga, acercando su cuerpo al suyo y entrelazando de esta forma sus piernas. De inmediato sintió como Brisa deslizaba una de sus manos por su brazo hasta detenerla en su mejilla. Angie giró apenas su rostro y dejó un pequeño beso en la mano de la castaña.

-¿Sabés? Estoy contenta de que ésta noche no me hayas dejado sóla. -Susurró Brisa, a pesar de que estaba sonrojada su amiga no podía verla y eso la impulsaba a hablar.

-Aunque esa chica estaba muy pesada, todo bien con Bárbara pero su amiga no te quitaba las manos de encima. -Se quejó Bri y Angie no pudo evitar reírse ante el comentario de su amiga, claramente los celos de Bri eran más que evidentes.

-¿Estabas celosa, Bripsi? -Preguntó la peliazul sólo para molestar a su amiga dado que ya conocía la respuesta.

-No... o quizás sólo un poco. -Susurró y al notar que Angie volvía a sonreír ampliamente, evitando que volviera a reírse agregó.

-Calláte, boluda. -Hizo un pequeño puchero con su boca.

-Bueno, si me lo pedís así. -Respondió Angie y sin poder resistirse más unió sus labios con los de la castaña. Esta vez el beso fue más lento y sin prisa, ambas sabían que nadie las iba a interrumpir por lo que se tomaron el tiempo de disfrutar sus labios. Brisa acariciaba suavemente la mejilla de Angie y al mismo tiempo sentía como ésta dejaba pequeñas caricias en su cadera sobre la remera.

Fue Brisa quien pidió acceso a la boca de Angie ésta vez, pasó la punta de su lengua por los labios de la peliazul hasta que sus lenguas por fin se tocaron y comenzaron a acariciarse lentamente. La mano de Brisa bajó de su mejilla, pasando por su cuello, hombro brazo y finalmente se posó en la cadera de su amiga. La remera que tenía puesta Angie, le impedía llegar a su piel, por lo que tuvo que conformarse con sentirla atraves de la tela.

En cambio Angie no se resignó fácilmente y no dudó en jalar suavemente la remera de Brisa para levantarla y por fin poder pasar sus manos por debajo. En cuanto An tocó la piel de la castaña sintió como ésta dejaba escapar un pequeño jadeo de sus labios. Para Angie aquel sonido fue un incentivo por lo que comenzó a recorrer con sus dos manos la cintura y espalda de Brisa mientras continuaba el beso.

Brisa suspiró en los labios de su amiga y tomó entre sus dientes el labio de ésta para estirarlo y morderlo suavemente. Aquél acto le sirvió a ambas para poder tomar aire. La peliazul logró zafar su labio de los dientes de su amiga y bajo su rostro para poder dejar pequeños besos en la mandíbula y luego cuello de Brisa, la cual no pudo evitar volver a jadear antes de callar sus sonidos al morderse su propio labio.

Brisa quería sentir más del cuerpo de su amiga, por lo que copiando su accionar levantó solo un poco la remera que cubría el cuerpo de Angie y deslizó sus manos por debajo. Lo primero que pudo acariciar fue el abdomen de Angie y sintió como se contraía ante su tacto. Siguió deslizando sus manos por los costados de su amiga hasta llegar a la línea de sus pechos. Estaba disfrutando mucho de sentir a su amiga de esta forma, si bien las dos conocían el cuerpo de la otra a la perfección, nunca se habían tocado de aquella forma.

Aún así sabía que debía parar, de lo contrario después sería imposible y no quería apresurar nada.

Angie besaba su cuello haciendo temblar su cuerpo, sus besos eran dulces pero cada ciertos segundos lograba sentir las pequeñas mordidas y succiones que la peliazul deja allí y Brisa no podía evitar estremecerse y jadear ante lo que le provocaba.

-Mm, An. Angie... -Logró pronunciar la castaña mientras tomaba suavemente el rostro de su amiga para apartarla de su cuello.

Angie elevó la mirada a los ojos de su amiga y Brisa creyó ver pánico allí.

-¿Qué pasa, no te gusta, fue demasiado? Perdón be... -Los labios de Brisa interrumpieron a Angie con un dulce beso. Angie suspiró en sus labios y sonrió aliviada.

-Claro que me gusta, ¿cómo no te das cuenta? -Exclamó Brisa mientras dejaba pequeños besos en los labios de la peliazul.

-Pero creo que tenemos que dormir, An. ¿No te enojas? -Brisa utilizó la voz más dulce que pudo y fue recompensaba por otro beso de Angie y los dos brazos de la peliazul envolviendo su cuerpo.

-Esta bien, Bripsi. Buenas noches. -Brisa sonrió y se dió la vuelta para ser la cuchara pequeña mientras sentía que Angie se acercaba más a su cuerpo para abrazarla y esconder el rostro entre su cuello y hombro.

Brisa suspiró sin poder quitar la sonrisa de sus labios y varios minutos después ambas dormían.

1282.

4/4 y capítulo largo. ¿Me dejan sus opiniones? Gracias.

Siempre fuiste tú. - BrangieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora