Los minutos pasaron y escuché como el timbre sonó con su típica música, los estudiantes comenzaban a salir al campus y otros como sería yo, al comedor, pero esta vez no iría, no tenía hambre, y además la imagen de Hyeon Joo ensangrentada aún seguía en mi mente.
El aire golpeaba mi rostro y hacía danzar mi cabello, hace mucho tiempo que no subía aquí, después de aquel accidente las alturas me recordaban a esa vez, al parecer nunca lo olvidaría, parecía mi castigo.
No había notado que la puerta de la azotea había sido abierta cuando escuché unos gritos.
Era EunJi, la chica a la que defendí de esos matones, tenía su camisa blanca y no usaba mi casaca, su amigo la seguía de cerca, parecía decirle algo, ningún de ellos notó mi presencia en el lugar.
— EunJi, por favor no lo hagas.
Ella lo ignoró y se subió a la baranda, me alarme.
— ¿Quieres subir conmigo?
— No, EunJi, bajate de ahí, mejor hablamos.
— Dijeron... Que lo publicarán en Internet.
Mierda, el video. Lo había olvidado por completo cuando la ira me cegó y solo la saqué de ahí pero no hice nada para impedir lo del video.
Me acerqué a pasos pequeños, no quería alarmarla y que por una razón ella logre saltar.
Cuando me considere a una distancia prudente hablé.
— EunJi, por favor, hazle caso a tu amigo, baja de ahí.
Ella pareció confundida al verme —. ¿Gi-Hye? ¿Qué haces aquí? — negó —. No importa, ninguno de ustedes impedirá que haga esto.
