Unos hombres armados y con trajes negros se acercaron a nosotros, aún con las armas en las manos y señalandonos con el puntero rojo, nos obligaron a agacharnos en el piso.
—Tomaremos sus temperaturas como los otros — comunicó uno de ellos por un intercomunicador.
¿Otros?
Tuve la certeza de que eran mis amigos.
Con un objeto nos tomó la temperatura en el cuello, el hombre me hizo levantarme, jaló de mi camisa y comenzó a revisarme.
—¿Qué está haciendo? — preguntó Gwi Nam cuando uno de ellos desabotonó los primeros agujeros de mi camisa.
Me removí incómoda y traté de separarme, pero solo continuó revisando ignorando la anterior pregunta.
—No son heridas graves — dijo, por fin me dejó en paz, Gwi Nam jaló de mi viendo con desconfianza al hombre.
—Él tiene hipotermia — señaló otro —. Y la herida en su ojo, debe de ser revisado para evitar futuras infecciones.
—De acuerdo, cúbrelo con una manta térmica.
El mismo soldado caminó hacia Gwi Nam con una manta de lo que yo creí era aluminio y se la puso en la espalda, Yoon refunfuño pero no dijo nada.
Otro soldado apresurado entró por la puerta —. El objetivo queda en el piso de arriba — dijo apenas tomó aire.
—Ey tú, acompañalo y no regresen hasta tener esa laptop — ambos soldados salieron y sólo quedaron dos —. Los llevaremos a la azotea, luego podrán ir al refugio — mencionó con voz ronca y algo distorsionada por la máscara —. No se separen, vamos.
Comenzó a caminar y dió indicaciones al otro soldado para cubrir la parte de atrás, salté cuando comenzaron a disparar a unos que se acercaban a nosotros.
