Era de madrugada cuando me levanté de golpe por los gruñidos que venían de afuera.
Estaba apoyada en algo, pero no era la pared, me separé rápidamente cuando note que estaba apoyada en el cuerpo de Gwi Nam, la sangre subió a mis mejillas, que vergüenza.
Pero en mi defensa, cuando dormía no tenía razón de mis alrededores.
Por el movimiento él también se lavantó dándose un golpe con el lavamanos en la frente, quise aguantarme una carcajada.
Agradecí que no se haya dado cuenta que me había dormido encima de él.
— ¡Ah, mierda!
Quise, porque si la solté.
Tuve que taparme la boca para que no se escuchara tan fuerte, él se sobo la frente y aprovechó para sacarme el dedo medio.
Pare de reírme cuando con su puño golpeó mi tobillo, esto ya no era gracioso. — ¡Idiota!
Él se rió —. ¿Quién se ríe de quién ahora?
— Si me dolió — me apoyé en el lavamanos y levanté mi pie un poco para que deje de doler.
— No me importa — sacudió sus manos por el polvo del suelo y su ropa igual. Imité su acción cuando mi dolor cesó un poco.
— ¿Por qué te levantaste?
— ¿Ah? Los gruñidos, parece que encontraron un objetivo.
— ¿Quién sería tan estúpido para salir de noche? Ja — se burló.
Sea quien sea, espero que salga bien.
— ¿Qué hora es? — me preguntó.
Tenía el teléfono en mi bolsillo, antes de llegar lo guarde en el bolsillo interior secreto de mi camisa para evitar que se caiga por la horda de zombies que nos atacó.
