Nombre: *¿Puedo?*
Narrador Omnisciente
Ese día, viernes 10 de mayo estaba supuesto a ser el día de descanso para el Pilar pero algo en su pecho desde tempranas horas en la mañana le hacía sentir incómodo, tuvo muchas felicitaciones por parte de los pocos poblanos que le habían visto y con los cuales convivía en su zona además de una carta del patrón. Pero por alguna razón su cuerpo le decía que algo pasaba o que iba a suceder ese día.
Su andar por la aldea como un pilar no era como el de los demás que eran muy vistosos como Uzui Tengen, se limitaba a ser lo más humano y normal posible, pues no buscaba reconocimientos a pesar de su gran posición.
Algunas personas en señal de agradecimiento le obsequiaban comida o algún que otro objeto que él con gusto y felicidad atesoraba.
- ¡UMAI! - Aquella comida de esa niña y la señora del pequeño negocio estaba buenísima para el cazador. - ¡UMAI! - Nuevamente entonó con un tono vivo y alegre, en verdad el Pilar disfrutaba de la comida. Pronto aquel sentimiento de incomodidad regresaba, este creció en cuanto piso el restaurante pero lo ignoro dada la gran hambre que tenía. - ¡UMA..- No pudo continuar con su degustación al escuchar un estruendo algo desgarrador, claro. Era un grito.
- ¡Aaaaaaaah! - Dicho grito que llego hasta los oidos del Pilar no cesó, lo que alertó de inmeadiato al joven. Estaba a una considerada distancia del lugar donde se encontraba el flameante muchacho, desperto sus instintos como cazador. Rápidamente dejó todo pago en el momento y corrió a máxima velocidad al lugar de donde provenía el grito que con el pasar se escuchaba aún peor, su vista buscaba a aquella muchacha que gritaba con desesperación.
Llegando al destino pudo divisar en la lejanía a un demonio sostener a una chica pelinegra, alzándola peligrosamente mientras esta luchaba por mantener el aliento. No dudo ni un instante en cortar la cabeza de aquel ser malévolo que en su llegada logró esquivar su ataque sorpresa causando que aflojara a la joven, más aún no dejándola libre.
- ¡Suelta a la joven, no permitiré que dañes a ninguna persona aquí! - El demonio sonrío con fanfarronería y lo miro retador, subestimaba al Pilar de la Flama.
- Oblígame, solo eres un humano más ¿Qué piensas hacer al respecto? - En ese instante el ser que solo rondaba por las noches tenía todas las intenciones de asesinar a la muchacha, más el Pilar no lo permitió dada a su experiencia para exterminar demonios. En cuanto blandio su nichirintou noto como dicho contrario alzó nuevamente a la joven pero sin más la cabeza de aquel ser rodaba en el suelo y la ciudadana ya estaba en brazos del héroe que había logrado en apenas un parpadear para ella, lograr liberarla de la muerte segura que hubiera tenido.
Ella con vergüenza y repudio se alejó rápidamente y sin decir nada se fue corriendo, algo muy extraño para el Pilar debido a su larga experiencia al salvar personas, al menos una sonrisa le mostraban en agradecimiento, más aquella chica de edades similares al Pilar flameante siquiera se tomó la molestia de parar a ver su rostro. Éste preocupado por saber si ella se encontraba bien decidió ir tras la señorita, la cual ni siquiera se tomo la molestia de acercarse al Pilar para preguntar lo que sucedía, en cambio su actitud era algo antipática con este.
- ¡Señorita! - Ella se asustó en cuanto escucho la voz de Rengoku tan cerca de su persona. - ¡Entiendo que estés asustada, pero me gustaría saber si te encuentras bien, si me lo permites puedo ayudarte a llegar al..- Ella lo paro con su mano en el aire y lo miro molesta, cosa que confundió por completo a Kyojuro.
- Basta, por favor. - Ella siguió su camino y él estaba desconcertado sobre las palabras que salieron de su boca, no comprendía porque lo trataba de tal manera ¿Sería algo de su pasado, u otra cosa?. Fue cuando detrás del cuello de la chica notó unas gotas de sangre y allí percibió una especie de herida la cual podría infectarse si no se trataba de inmeadito. Alcanzándola de nuevo quiso llamar su atención de otra forma.
- ¡Te ayudaré con la herida que tienes en el cuello! - Hablo este con seguridad pero la respuesta de la muchacha lo decepcionó tan rápido que hasta parecía que las esperanzas del Pilar para ayudar a la muchacha se perderían, aún así no se rendiria ¡Era un deber para él!.
- ¿Y como lo harás? ¿Quieres que te lleve a mi casa para que hagas lo que puedo hacer por mi misma? - Palabras rudas salieron de su boca dejándolo una vez más anonadado por su actitud ante él, su ceño se fruncio tratando de entender las actitudes de la señorita. - ¡Piérdete! ¿Quieres?, no necesito de tu ayuda. - Aquello volvio frágil el corazón del Pilar pero este no permitió que sus llamas se apagaran por más que sus palabras fuesen como agujas clavadas la nombrada zona. Su única intención era que ella se sintiese mejor con su ayuda y debatiéndose si dejar que la chica se fuera por su camino o ayudarla aún sin que ella estuviese de acuerdo, se calmo a sí mismo y se le ocurrió una idea.
Rengoku corrió lo más rápido posible a la tienda más cercana tomando lo necesario para curar a la chica y dejo el dinero en el mostrador junto a una nota y nuevamente corrió devolviendose donde la chica yacía, más no miro una piedra que causó que cayera sobre ella lastimando su frente.
- ¡Auch! - Ella miró detrás de si encontrándose con la persona que menos quería ver - ¿Tú de nuevo? ¿Acaso me estás acosando pervertido?, agh que molesto eres. - El Pilar decidió ignorar por unos segundos las palabras y las actitudes de la chica esperando a que por lo menos así pudiese hacer algo por ella pero fue en vano.
De un momento a otro el rostro de Rengoku se encendió de vergüenza y rápidamente se paró extendiendo su mano frente a ella para que así pudiese levantarse con más facilidad, más ella le negó la ayuda nuevamente y él le mostró lo que traía.- ¡Solo deseo ayudarte noble ciudadana! - Dijo con cierta calidez y entusiasmo esperando a que por fin se le permitiera hacer su trabajo, todo esto despertó una incomodidad mayor en la muchacha.
-No, gracias. - Ella tomó lo que él traía en manos como ignorandolo nuevamente y allí fue cuando se sentó para poder preparar lo que se iba a auto aplicar aún sin saber realmente en donde estaba la herida. Él lo noto y con frustración la miro. - ¿Dónde estoy lastimada? - Se pregunto así misma mediante que de reojo miraba al peli-rubio.
- ¿Puedo?..- Ella lo dudo por un período algo largo, más no tenía opción, era eso o tener una infección a lo que claramente asintió devolviéndole lo que trajo. - ¡Esto arderá un poco! - Al limpiar su frente luego de esa fea caída se encargo de dejarla sin rasguño alguno en sus mejillas, en cuanto limpio la herida en su cuello con lo que traía, esta se irritó y él sintió que si no actuaba rápido podría no querer más su ayuda, por lo que él al limpiar la herida rápidamente puso sobre su piel el paño que traía consigo dándolo a aquella chica que recién se fijaba a en sus facciones de lindo parecer ante el. - ¡Muy bien, ya está!, solo asegúrate de no tocar la zona por el momento. -
- Adiós. - Fue su última palabra antes de pararse nuevamente y emprender su camino ahora con aquel paño que él Pilar siempre llevaba consigo. Él suspiro al sentirse aliviado porque una vez más pudo ayudar a alguien, más la incertidumbre dominó sus pensamientos ¿Qué tenía esa chica contra él?, le parecía extraño pero decidió no divagar más en sus pensamientos.
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Mi fuerza |Kyojuro Rengoku x lectora
FanficOdio a los cazadores, ¿cómo es posible que hayan tantos y ninguno haya sido capaz de estar al menos a 15 minutos ese día? Esos buenos para nada nunca ayudan a los pobres o personas que no tengan privilegios. De todas formas en mi pueblo nunca he vu...