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Elena

Juro que se me secó la boca de tan solo ver a Jay saliendo de la ducha con la toalla envuelta. Tuve que entrar a la cocina a servirme un vaso de agua, pero vuelve a aparecer, buscándome.

—Ahí estás. Quería preguntarte si saldremos con alguien más.

Yo solo puedo fijarme en su torso desnudo, sus abdominales muy marcados y algunas gotas de agua bajan desde su cuello hasta su vientre.

—Blake?

Dejo mis pensamientos de lado y miro sus ojos, ahora traviesos porque sabe muy bien cómo lo estaba mirando.

—S-si—empieza a acercarse lentamente—. Mi hermana, Liam y Brian vendrán.

De un momento a otro su rostro está a pulgadas del mío, sus manos grandes y cálidas están posicionadas en mi cintura mientras me mira a los ojos. Su olor me envuelve, acercándome y sus manos son tan suaves, pero ligeramente agresivas. Sus dedos alejan el mechón de mi rostro y me mira con una sonrisa antes de besarme apasionadamente.

Nuestro momento se arruina en cuánto escuchamos la puerta.

—Deben ser los chicos—besa mi frente—. Iré a cambiarme.

Asiento y me arreglo la camiseta que se había arrugado un poco. Me acerco a la puerta y dejo entrar a mis amigos.

—Elena—me abraza Sophia—. Estás bien?—me toca la frente—. Estás caliente.

—Si si, es que tengo calor.

En eso aparece Jay saludando a mis amigos y Sophia me mira, analizándome, pero vuelve a mirar a mi novio y luego a mí.

—Oh por dios!—grita, emocionada y me acerco para taparle la boca.

—No grites tonta.

Quito la mano y empieza a sonreír.

—Lo habéis hecho justo ahora?—susurra y me sonrojo ante sus palabras tan directas.

—No! No hemos hecho nada todavía—miro hacia los chicos que siguen conversando.

—Todavía?—mueve las cejas.

—Madre mía! No quise decir eso, es que...—me altero—. no sé, me pongo nerviosa.

Me toma de los hombros—. Respira, cuando estén listos y seguros, sabrán que ese es el momento.

—Es necesario hablar de eso ahora?

Miro de reojo que los chicos empiezan a mirarnos.

—Vale, perdón. Si sigo con el tema, te calentarás más de lo que ya estás.

—Sophia!—grito empujándola despacio.

Me pone de los nervios que nos puedan escuchar. Antes de salir, voy directo al baño para darme un último retoque al maquillaje y relajarme. Trato de olvidar a Jay semidesnudo y salgo del baño, pero me encuentro cara a cara justo con él.

—Estás bien?—se preocupa—. Sophia me dijo que no podías respirar.

Miro de reojo a mi hermana, ya me encargaré de ella.

—Todo bien mi amor. Vamos.

⋆ ⋆

Juro que amo París, si pudiera viviría ahí. Las estructuras de los edificios son increíbles, con diseño antiguo. Habíamos parado en un puente blanco dónde hay varios candados colgados de ahí. Y el río se aprecia a los costados, rodeado de árboles con pocas hojas.

—Este es el puente Love Lock—volteo a mirar a Jay—. Es una tradición que comenzó durante la Primera Guerra Mundial. Cuenta la leyenda de una mujer que perdió su amor durante la guerra y comenzó a poner candados en puentes donde solían reunirse. Era su forma de expresar que su amor por él era inquebrantable.

Deja de mirar hacia el río y voltea tomando mi mano derecha, abro los ojos en cuanto veo un candado con su llave.

—Quiero recordar el tiempo que pasamos juntos en París, para siempre.

Me encanta demasiado este chico.

—Dónde firmo?—sonrío.

Saca del bolsillo un bolígrafo negro y empezamos a escribir nuestras iniciales. Después de eso colgamos el candado en el puente, y entrelacé mi mano con la suya.

—Por nosotros—decimos al unísono.

Estira la mano que contiene la llave del candado y la avienta hacia el río. Nos sonreímos para luego besarnos.

—Y mi candado, Liam?—nos separamos al escuchar a mi hermana, con los brazos cruzados.

Mi cuñado voltea los ojos—. Dile a tu esposo Ian que te consiga uno.

Nos reímos ante eso y continuamos con nuestro recorrido por la hermosa ciudad.

⋆ ⋆

El Musée de Louvre es espectacular, sin duda mucho mejor en persona, compramos las entradas y entramos para ver todas las obras de arte de muchos artistas conocidos. Fue un largo recorrido, había demasiado para ver que en unas horas no hubiera sido suficiente. Por eso tuvimos que hacer una parada en un Mcdonalds para poder comer e hidratarnos luego de la caminata.

—Cuál es nuestra siguiente parada?—pregunta Brian, dejando la bandeja de comida en la mesa.

—Estás de broma?—Sophia empieza a tomar agua, desesperada.

—No se responde con otra pregunta, Sof—recalca mi mejor amigo.

—No me importa esa tontería. En fin, me siento muy cansada.

La verdad que yo también me había cansado, me dolían mucho los pies.

—No suelo cansarme, pero ahora mismo me siento agotado—interviene Jay.

—Ves? No soy la única. Chócalas cuñadito.

Mi hermana y novio chocan sus palmas en ese instante. Al final quedamos en salir mañana, para poder descansar hoy. Así que toda la tarde y noche estuvimos viendo películas desde el ordenador de Liam.

Hasta que tuvieron que irse y me volví a acomodar entre los brazos de mi novio. Mi lugar perfecto. Mi felicidad.

Todo sobre ti: #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora