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Elena

Los siguientes días habíamos visitado varios lugares, junto a los chicos y mi hermana, como Trocadéro, dónde al frente se podía tener una perfecta vista de la Torre Eiffel, el lugar exacto para una buena fotografía.

Conocimos el Château de Versailles, que significa castillo, como lo tradujo Jay. Aunque ese día estaba haciendo demasiado frío que solo pudimos tomar fotos fuera, pero Jay prometió volver a llevarme para conocer todo, en cuánto el clima esté mejor.

Ahora nos quedaba solo una semana, pasaré esos días con Jay, paseando por otros lugares para estar juntos. Mi hermana y los chicos chillones se pasearán juntos, menos mal no he recibido un mensaje de SOS de Sophia, me alegra que aún siga viva y no se haya arrancado los cabellos.

Por otro lado, solo he visitado uno o dos días a mi padre junto a Louis. Todo lo que sé, es que está bien por su lado, disfrutando de las vacaciones. Ya me avisará cuando tengamos que volver a vernos, si es necesario.

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Me encuentro con Jay comprando los tickets para el metro, queremos caminar y conocer más, ya que casi toda mi vida me he transportado en coche. Antes de salir, él se bajó la app dónde nos indica cómo podemos ir a cualquier lugar que queramos, mi chico es todo un experto y por eso dijo que tenemos que ir al metro once que está cerca a nosotros.

—Listo—recoge los tickets de la máquina—. He comprado un taco, que contiene diez tickets.

—Se llama taco?

Solo puedo pensar en comida mexicana al escuchar esa palabra y me dan ganas de volver a México, hace muchos años que viajé allá para conocer, fueron buenos tiempos.

—Conozco esa cara—sonríe—. Ya comeremos tacos algún día, quién sabe, hasta podría ser en el mismo México.

—Sería increíble.

Ciertamente le conté sobre mi viaje, y desde entonces sabe lo mucho que me gustan los tacos.

—Todo contigo es increíble—dice, pasando un brazo por mi cintura.

Ya he dicho que me encanta que haga eso? Me siento protegida y quiero quedarme en sus brazos siempre. Nos dirigimos hacia los módulos para pasar mi ticket y entramos sin problema. Nos sentamos en las sillas a esperar que venga el metro, en tres minutos como dice el indicador, visualizo el gran letrero del nombre de la parada donde estamos "République", tiene muchas conexiones con otros metros, por eso hay bastantes personas que bajan ahí, por lo que he visto.

—Solo son dos paradas, hasta Belleville, ahí está el metro dos—me muestra el trayecto en su móvil—. Luego nos subimos y vamos a la parada Anvers, ahí buscamos la salida más cercana a Sacré Coeur.

También tengo que admitir cuánto me encanta que hable francés, su acento es tan embriagador.

—Eres todo un experto en metros—halago y me sonríe.

—Antes de tener mi motocicleta iba en metro a estudiar, me gusta la verdad. Hasta que me cansé de que algunas veces se malograba por varios minutos, por eso opté por lo más rápido.

—Como ya sabes, yo nunca he usado el metro. Y la verdad me está gustando, es muy práctico—el metro llega y nos levantamos.

—Es un honor ver tus ojos brillantes durante el camino—toma mi mano, adentrándonos al metro y buscando asiento—. Cuando volvamos a Madrid, iremos en metro de vez en cuando, si gustas.

Nos sentamos en los dos asientos que están cerca a la puerta. Lo miro, mostrándole mi sonrisa que tanto le encanta, como siempre lo repite.

—Si! Luego podemos ir lejos, para conocer nuevos lugares.

—Me encanta hacer planes contigo, Blake—me besa, dulcemente.

—A mi también, Jay.

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La basílica se puede ver desde abajo y las grandes escaleras en ella, también. Jay empieza correr hacia arriba, retándome a alcanzarlo y me río porque su modo infantil se ha activado, es tan tierno. Tengo dos opciones, subir las escaleras de frente corriendo, aunque eso me cansaría más, la otra sería subir en zigzag para no cansarme, el problema: Me demoro más y probablemente vomite antes de llegar. Mi novio ya está lejos, pienso rápido y comienzo la carrera con la primera opción. Mis piernas empiezan a temblar y doler, pero continuo sin pensarlo mucho.

Llego hasta la Basílica y encuentro a Jay apoyado en la pared, sonriendo como todo un presumido.

—Me estoy muriendo por tu culpa—me apoyo a su lado, transpirando.

Con esa carrera que he hecho no creo que mañana pueda salir para seguir paseando, al menos sirvió para ejercitar mi cuerpo, con esto me doy cuenta que debería empezar con los ejercicios de una vez.

—Bebe—me pasa una botella de agua—. La compré sabiendo que la necesitarías.

Acepto y bebo todo de golpe.

—Si si, gracias sabelotodo.

Su risa me da cosquillas en el estómago. Después de eso, logramos entrar un momento y de ahí le rogué que regresaramos al airbnb en uber, mis piernas estaban doliendo más que antes.

El resto de la noche la pasamos ahí, viendo un programa francés, sinceramente no entendía nada de lo que decían, pero estaba abrazada a Jay y así quería estar, junto a él.

—Reserve un lugar para cenar mañana—murmura.

Me levanto de su lado, sentándome y mirándolo con los ojos abiertos.

—En serio? Dónde?

—Es una sorpresa.

Chillo y me abalanzo, colgándome de su cuello y besándole todo el rostro.

—Que emoción, pero debería saber donde es para vestirme de acuerdo al lugar—me alejo un poco para mirarlo.

Entrecierra los ojos, y lo hace cada vez que me analiza, como si estuviera viendo mis pensamientos.

—Nunca dejas de ser curiosa?

Dejo de abrazarlo y me siento de frente, fulminándolo con la mirada.

—Ow, acaso Blake está enojada?—bromea descaradamente—. Yo se que como cambiarle el ánimo.

Lo reto con la mirada—. Ah, si?

Sonríe antes de abalanzarse sobre mí, haciéndome cosquillas. Intento apartarme pero sigo atrapada entre él y la cama, es misión imposible.

—Basta, Jay!—continúa ignorándome—. Si sigues, juro que no tendrás mis besos hasta que regresemos a Madrid!

En menos de dos segundos aparta sus dedos de mi estómago y me mira preocupado.

Vaya Elena, eso funcionó.

Jeje, soy grandiosa. Sigue encima mío y me aparta algunos mechones de cabello del rostro.

—No quiero extrañar mucho tiempo tus besos, los quiero cada segundo del día.

Me acaricia la mejilla y se acerca para besarme. Sus labios son suaves, cálidos y muy acogedores. Todo lo que siento hacia él se intensifica cada día más, pero es amor, lo sé muy en el fondo, lo quiero más de lo que pensé que podía. En realidad...lo amo.

Todo sobre ti: #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora