Tengo que anunciar que este es el penúltimo capítulo :,(
Así que apunten en su calendario el 23 👀
Elena
La boda
Este era el día. Aún seguía con la cabeza perdida y mareada. De verdad todo iba a pasar, no sabía ni cómo iba a salir a enfrentarme a miles de personas y tener que aceptar lo que no he querido desde un principio.
Maldecía todo. El jodido vestido que mi madre no paraba de ajustarme y me apretaba las costillas, con las justas conseguía siquiera respirar. El maquillaje demasiado escandaloso que no me favorecía para nada, las sombras amarillas no eran mi fuerte. Los tacones eran tan altos que empezaba a dolerme las rodillas.
—Cambia de cara, Elena—repetía mi madre por tercera vez—. Parece que te hubieran atropellado.
La miro a través del espejo.
—Parezco un payaso, no lo ves?
Vuelve a ajustarme el vestido fuertemente y jadee.
—Quieres que vuelva a amenazarte para que cambies esa maldita cara?
Dejo de mirarla y miro mis uñas, también horrorosas por el color amarillo chillón. Quién demonios se casa con blanco y amarillo? Yo. Siempre soy yo la de la mala suerte.
—Lista. Me adelantaré a la iglesia y estaré esperando que te presentes, Paolo vendrá a avisar pronto—se posiciona delante mío—. No olvides decir bien tus votos, ya sabes.
Trato de asentir, lo más animada posible.
—Estás preciosa—me acaricia la mejilla y casi estuve a punto de retroceder.
Me da una última sonrisa y sale de la habitación.
Me alejo del espejo porque no soporto verme en el, y me siento en la silla acolchonada, con cuidado de no arruinar el vestido. Escucho pasos y la puerta se abre, dejándome ver a Liam y Sophia. Iban combinados, mi hermana con un hermoso vestido rojo oscuro y mi cuñado con traje negro, y corbata del mismo color que el vestido de Sophia.
—Están muy guapos los dos—sonrío, solo por ellos.
—Y tú...
Interrumpo a Sof—. Ni se les ocurra mentirme.
Los dos intentan sonreír pero les sale una mueca, son tal para cual.
—Tampoco estás tan mal—Liam se acerca, poniendo una mano en mi hombro.
—Chicos, gracias por estar aquí—levanto la mirada hacia ellos—. No es un lindo día para mí, pero al menos sé que los tengo a ustedes para apoyarme.
—Siempre vamos a estar ahí para ti—Liam toma mi mano—. A veces pasan cosas que no deseamos, pero créeme que las buenas personas al final de todo llegan a tener su final feliz.
Mi hermana toma mi otra mano—. No te rindas, recuerda que los malos tiempos son temporales y no eternos.
Me levanto para abrazarlos. Los quería demasiado a los dos, nunca dejaron de ayudarme y hacerme sonreír en su momento. Me separo de a poco para mirarlos.
—Gracias por todo.
Unos golpes en la puerta nos interrumpen y aparece el guardaespaldas.
—Es hora de irnos—anuncia.
Nos alejamos de la mansión de Louis para irnos directo a la iglesia. Estaba tan perdida en ese coche que ni me percaté que mi padre estaba sentado a mi lado, él iba a llevarme del brazo hasta el altar después de todo.
⋆
Llegamos a la famosa iglesia, solo pude visualizar miles de coches aparcados alrededor y algunas personas desconocidas mirándome en cuánto bajé. Acepté el brazo de mi padre y empezamos a caminar hacia la entrada.
Cada paso era un infierno. Mi estómago empezaba a revolverse y tenía ganas de salir corriendo de ahí, pero no podía. Pensaba en Jay y me calmaba solo un poco.
En cuánto pisé la iglesia, todas las miles de miradas que habían se posaron en mí y estuve a punto de vomitar, pero me contuve con las únicas fuerzas que me quedaban. Mi madre estaba en primera fila, sonriendo de oreja a oreja, a su lado estaban los padres de Louis, con la misma expresión que todos. No reconocía ni a la mitad de personas que estaban presentes, sonriéndome como si me conocieran, y lo triste es que no sabían cuál era la verdadera realidad.
Miré al frente, el padre que nos iba a casar también sonriendo, y Louis, parecía que le hubieran tirado un balde encima, al menos él no dudó en seguir con esa expresión de querer salir corriendo.
Llegué al altar y mi padre se sentó junto a mi madre. Solo le di una mirada rápida a Louis para saludarlo y miré al padre que ya había empezado a hablar. Habla demasiado, lo peor es que ni le prestaba atención a lo que decía, no tenía la cabeza en ningún lugar exacto, solo estaba vacío.
—Señorita Blake?—regreso la mirada al padre y asiento—. Sus votos, le toca a usted.
En qué momento Louis ya había dicho sus votos? Y tan rápido estaba en esa parte del discursito? La cabeza me daba vueltas. Me giro para mirar al castaño, que tenía una seriedad increíble que llegaba a intimidar.
—Te entrego este anillo para que cada día en que lo veas, recuerdes todas y cada una de las promesas que te he hecho y como lucho a diario por cumplirlas, pese a cualquier obstáculo que surja.
Estos votos son una mierda, mi madre me lo había entregado días atrás para que me lo aprendiera, y me dio risa al leerlo, y pronto averigüé que lo sacó de internet. Ahora ya no tenía gracia, solo quería salir corriendo sin importarme nada.
Nos pusimos los horribles anillos, que ni siquiera me quedaba el mío. El padre me miró y dijo esa pregunta que no dejaba de odiarla. Justo tenía que ser yo la primera?
—Elena Blake, acepta usted cómo esposo a Louis Metclaf?
Lo miré enarcando una ceja y luego miré a Louis, el chico no daba señales de si seguía respirando o no, me daba terror. Ya estaba preparando el "Sí acepto" cuando las puertas de la iglesia se abren completamente, la luz entra y de lejos puedo reconocer esos ojos verdes mirándome fijamente, y esa cabellera rosada resaltando en la entrada.
Mis ojos se abren, ni siquiera puedo moverme ni apartar la mirada, no tengo idea de qué hacer. Estaba ahí, suplicándome con la mirada que hiciera algo, pero no podía pensar, teniéndolo al frente.
Paolo el guardaespaldas estaba a punto de intervenir pero mi madre susurra algo que llego a escuchar.
—Déjalo, ha llegado en buen momento.
Me he quedado congelada aunque mi cerebro empieza a funcionar y a pensar en miles de cosas. Vuelvo a mirarlo, aún quieto en la entrada mirándome.
Limpio la lágrima que cae por mi mejilla, enderezándome y manteniendo una postura firme. Sé lo que tengo que hacer.
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Todo sobre ti: #1
DragosteElena no puede tomar sus propias decisiones y ahora tiene que enfrentarse a una complicada situación. Hasta que lo conoce y su vida cambia por completo, haciéndola conocer sobre la importancia de la vida, felicidad y amor.